▘24_Vesele Club

11.7K 1.2K 759
                                    

Michael rentó un auto gracias a un contacto peculiar

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Michael rentó un auto gracias a un contacto peculiar. En ese instante aparcábamos en Dunning y conduciendo con una placa falsa que bajo ningún motivo podrían rastrear.

La parte positiva era que no nos detendría, en la zona la policía no existía.

Cuando nos bajamos en el desolado parqueo más cercano a la famosa calle de clubes, tuve que ajustar mi bufanda. Chicago estaba sacando un invierno intolerable a inicios de enero. Llevaba dos gruesos abrigos y botas adecuadas, más era imposible caminar sin que el aire frío doliera en el rostro.

Avanzamos por lo que podría ser el escenario perfecto para un secuestro o matanza. No era media noche aún y la vida del lugar apenas empezaba. No habían demasiado autos y el parqueo carecía de luces. De igual forma, no tuvimos problemas hasta incorporarnos a lo que debía ser una calle principal.

Dos cuadras después, Michael pasó una mano por mi hombro y doblamos a la derecha para dar con la famosa calle.
Era estrecha y no estaba abierta al tránsito de vehículos. Dudaba que un auto demasiado ancho pudiera moverse por aquí.

En vez de asfalto estaba empedrada por pulidos adoquines oscuros que reflejaban las escasas luces de antiguas farolas alternas a ambos lados de la calle.

Las entradas a los locales estaban separadas por escasos metros y sobre cada pequeña puerta habían lumínicos en neón de distintos colores que marcaba los nombres de cada club. Era todo lo que había aquí, clubes nocturnos.

Había movimiento de personas distintas. Localicé desde turistas en grupo hasta extraños hombres demasiado bien vestidos para un barrio como aquel. En algún que otro establecimiento habían filas de no más de cinco personas que eran monitoreadas por gigantescos tipos de seguridad. Un par llevaba tatuajes en la cara. Intenté no mirar demasiado con tal de no llamar la atención.

Nos detuvimos frente un cartel en violeta neón sobre una puerta negra. Se leía: "Vesele Club".

No había nadie. A diferencia de los clubes a cada lado, no tenía portero. Me adelanté sin ganas de seguir perdiendo tiempo y di con un pequeño recibidor cuadrado en penumbra con hileras de neón azul oscuro en los bordes del techo y que llenaban el espacio con una luz fría y violácea. Una única puerta doble de las que usan para las cocinas de los restaurantes e insonorizaban los espacios llamó mi atención.

Michael la sostuvo para que pasara y me sorprendió encontrar una escalera que se internaba en lo que parecía un piso por debajo del nivel de la calle.

—Perfecto, nos vamos a meter a un sótano —ironicé bajando con cuidado debido a los zapatos de fino tacón de aguja.

Música grave y baja resonaba imposible de identificar. Llegamos a un segundo recibidor con luz igual de tenue. Las paredes adornadas por fotografías ampliadas de distintas vistas de Chicago en años diferentes. Había una chica con uniforme formal negro y enorme sonrisa que se brindó a guardar nuestras pertenencias.

Kikimora © [COMPLETA]Where stories live. Discover now