永遠の月食

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Pobre Demonio

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Pobre Demonio. Esos dos chicos le recordaron que su existencia no era eterna.

𓅨

Los 4 Pilares y el cazador seguían buscando a Muzan para reunirse con sus compañeros, pero la fortaleza comenzó a volverse inestable. Cuando llegaron a la ciudad, Kyomi quedó cubierta de escombros y no hallaba forma de salir, tuvo que lastimarse un poco el brazo en el proceso, siendo ayudada por Gyomei. Buscaron a Muichiro y a Sanemi, encontrando de paso a Genya. Se dieron cuenta de que quedaron algo lejos de la lucha que estaban teniendo el resto de cazadores.

—¿Se encuentran bien?— preguntó en voz alta la de ojos grises.

—Sí, afortunadamente mis heridas no son graves— contestó el más alto.

Muichiro y Genya afirmaron con una seña. Temían llegar tarde y encontrar al resto de espadachines muertos. Cuando al fin llegaron, el Pilar de la Roca evitó un ataque hacia Mitsuri, la Tsukino y el Tokito cortaron por la mitad a Muzan y Sanemi le arrojó cuatro frascos llenos de líquido inflamable seguidos de un cerillo. El ataque no resultó con mucho efecto pero sí desconcertó un poco al Kibutsuji.

Los 8 Pilares atacaban seguidamente a Muzan, la estrategia les estaba sirviendo de algo. La victoria se inclinaba ligeramente hacia los cazadores, pero de un momento a otro, el demonio lanzó un ataque que dejó a casi todos los espadachines fuera de batalla. Sólo Kyomi, Kanao y Tanjiro lograron esquivarlo.

—¡Falta 1 hora para el amanecer!— informó el cuervo.

La Pilar se deslizó por el suelo para alcanzar uno de los papeles que tenía Inosuke y pasarle otro a Tanjiro. Con eso les sería más fácil atacar pasando un poco desapercibidos. Una mirada bastó para entenderse y entre la Tsukino y el Kamado iniciaron el ciclo de la Danza del Dios del Fuego, es decir, la decimotercera forma. Los cortes de ambos eran algo imprecisos por la falta de práctica en batalla, pero le estaban dificultando a Muzan su regeneración. La de ojos morados deshacía todos los golpes que se dirigían hacia ella y procuraba mantenerlos a raya.

—¡Ustedes son los demonios!— gritaba en rabia el demonio con un deje de miedo al ver a ambos jóvenes juntos.

—¿Tienes miedo? Qué grata sorpresa— habló en voz alta la chica.

Iguro fue el primero en volver de los escombros, seguido por Kyojuro. Intervinieron en la batalla y ayudaron considerablemente a los jóvenes. El demonio tuvo un bajón de velocidad, sus ataques ya no eran tan poderosos y sus movimientos ya no eran tan rápidos, a su vez, numerosas cicatrices aparecieron en su piel. Tanjiro las identificó de inmediato como las heridas que le había provocado Yoriichi y dedujo que eran un punto débil.

—¡Faltan 30 minutos para el amanecer!— la voz del cuervo resonó de una forma reconfortante.

—¡Corten sobre las cicatrices!— les gritó el Kamado.

Aliento de la Luna | Kimetsu No YaibaWhere stories live. Discover now