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Otro año más, ya habían pasado meses desde el cumpleaños 18 de Kyomi. A diferencia del anterior, en este no contó con la organización de Kanae.

La Tsukino se encontraba combatiendo contra Giyu, quien se había convertido en un gran amigo para ella. Al parecer solía relacionarse más con personas de pocas palabras. La pequeña lucha terminó cuando la katana de madera tocó el cuello del Tomioka.

-Van 23 a 11, ánimo Giyu- dijo sarcástica la chica.

El de ojos azules simplemente apretó los labios y sostuvo firme la katana de nuevo, dando a entender que quería comenzar de nuevo, ella suspiró y negó. Había mentido en las cifras, en realidad su amigo sólo había ganado 8, pero no quería que afectara en su autoestima como siempre. Tomioka no era débil para nada, sin embargo, la Tsukino tenía una velocidad brutal entrenada a lo largo de los años.

-Vamos, hay que comer- propuso Kyomi.

Un saludo lejano llamó la atención de ambos, al ver a la persona, la azabache sonrió ampliamente y corrió hacia él, provocando un bufido de Giyu.

-¡Kyojuro! ¿Cómo fue tu misión?- preguntó emocionada.

-¡Bien, hay que celebrarlo con comida deliciosa!- dijo el Pilar de la Llama abrazando a la chica con entusiasmo.

-De hecho Giyu y yo nos dirigíamos a comer, ven con nosotros- le invitó sosteniéndose del hombro del mencionado.

-Por supuesto, nada mejor que comer con amigos.

Los tres se dirigieron a un establecimiento de comida "cercano". Siempre tenían que comprar lo que iban a comer, pues no les daba tiempo de cocinar por las misiones inminentes. Llegaron y se sentaron en los cojines del suelo a esperar que los atendieran.

Al final el Rengoku pidió varios platillos, que degustaba con pasión.

-¡Sabroso, sabroso!- exclamaba el joven.

Kyomi reía de la actitud de Kyojuro, siempre que comían juntos, demostraba esa felicidad. Giyu, por su parte, tenía una expresión extraña en su rostro, pero le reconfortaba saber que la Tsukino se lo estaba pasando bien.

Al terminar pagaron y salieron, siendo sorprendidos por Toshio, el cuervo de Kyomi.

-Nueva misión, ir con el Patrón inmediatamente- repetía en el hombro de la chica.

-Oh, los veré después, debo ver a Kagaya- comentó sonriendo y despidiéndose de ambos.

Los jóvenes asintieron y cada quien se fue por un rumbo distinto. La de ojos grises se apresuró en llegar a la mansión Ubuyashiki, siendo recibida por Hinaki y Nishika, despeinó un poco a ambas y con permiso pasó hacia la sala principal de la residencia.

Saludó a Amane y después a Kagaya, sentándose frente a ellos después de recibir la petición.

-Kyomi, parece que encontramos al demonio que era tu padre.

-¿Dónde? Debo ir ahora mismo- respondió con una expresión tranquila.

El Ubuyashiki le explicó la ubicación, era muy cercano a donde vivía antes. El Patrón le dijo que le mandaría un apoyo en caso de que por razones emocionales no pudiera cortarle la cabeza. Ella agradeció y se retiró de inmediato.

Después de un cansado recorrido, observó a lo lejos el pueblo en el que vivió gran parte de su infancia, sintiendo una nostalgia que dolía. Siguió caminando, observando el cambio y la poca modernización que había alcanzado la villa.

Una persona tocó su hombro, se giró encontrándose con un joven que se le hacía algo conocido, pero no recordaba de dónde.

-Hola Tsukino- dijo el chico haciendo una reverencia -Es un gusto volver a encontrarnos.

Aliento de la Luna | Kimetsu No YaibaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora