十二

15.5K 1.7K 1.2K
                                    

Después de que el hermano del Pilar se fuera, llegaron algunas visitas más, entre ellos Iguro, Tanjiro, Zenitsu e Inosuke. La única que se había quedado ahí desde el inicio era la chica de ojos grises. Shinobu había querido internarla de igual forma, pues la herida en su pierna daba un poco de que hablar, pero ella se negó y prefirió vendarse.

—Kyojuro— le llamó la chica asombrada de que recuperara tan rápido la conciencia —Creí… creí que no despertarías— dijo al borde de las lágrimas.

—Muchas gracias por salvarme, Kyo— agradeció débilmente el rubio.

Evitó abrazarlo, pues Shinobu le informó que se había roto dos costillas. Simplemente tomó su mano con delicadeza y la sujetó fuertemente.

—¿Me podrías hacer un favor?— preguntó el Rengoku —Necesito hablar con Kamado.

La azabache asintió y salió de la habitación para buscar al de cabello rojizo. Caminó por los pasillos de la Mansión para entrar rápidamente a una sala con tres pacientes singulares. Miró rápido a los tres chicos y saludó para no verse tan mal.

—Kyomi, ¿cómo está Rengoku?— preguntó con preocupación el chico.

—Lamentablemente falleció hace dos horas.

La cara de los tres era sombría, cuando comenzaron a llorar, la chica se dio cuenta de la gravedad de sus palabras.

—Oigan, es broma. Kyojuro está bien, bueno, vivo— exclamó algo apenada —De hecho, Tanjiro, él desea hablar contigo.

—No deberías bromear con esas cosas, Tsukino— dijo un mocoso Zenitsu.

La chica hizo una reverencia y se retiró de ahí con Tanjiro sosteniendo su hombro, él también había resultado muy herido y necesitaría reposo. Avanzaron hacia la habitación en donde estaba el Pilar y al llegar, ella dejó pasar al chico solo.
Se quedó tras la puerta escuchando las palabras de su amigo, pero una presencia acercándose la hizo disimular.

—Kyomi, escuchar conversaciones ajenas es de mala educación, ¿sabes?— explicó Shinobu con una sonrisa.

—Estoy vigilando que Kyojuro no dé sus últimas palabras.

—No te preocupes, es un Pilar, puede con dos costillas rotas— sonrió la Kocho —Si hubieras llegado más tarde, no podría decir lo mismo.

—Siempre tengo miedo de llegar tarde. Tengo miedo de no poder ayudarte o ayudarlos—confesó triste.

—Si sigues así terminarás muerta— sentenció la más baja —Por favor, Kyomi, preocúpate por ti también.

—No puedo preocuparme por mí, es mi trabajo, Shinobu. Debo proteger a los que me rodean.

—Aprecia tu vida, si te vas no vuelves. ¿Cómo los protegerás así?— fue lo último que dijo la de ojos lila antes de irse.

Kyomi simplemente reflexionó sus palabras, realmente nunca había estado en peligro, ¿o sí? Continuó escuchando a través de la puerta, cuando oyó algo que la hizo sonreír.

—Kamado, mi chico. Los acepto a ti y a tu hermana como cazadores, fui testigo de cómo ella protegió a los civiles. Les esperan grandes cosas— se sinceró Kyojuro.

Después de los agradecimientos por parte del Kamado, por fin salió de la habitación, encontrándose con la Tsukino de frente. La joven lo abrazó delicadamente denotando su emoción, mientras tanto, el chico correspondió algo confundido.

—Disculpa por escuchar su conversación. Pero es un gran alivio que Kyo te haya dado su respeto, verás que pronto todos comenzarán a hacerlo— elogió Kyomi.

Aliento de la Luna | Kimetsu No YaibaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora