7. capítulo

19.9K 1.4K 51
                                    

Dos días después, Breena iba en el coche acompañada por Jared y André,  rumbo al territorio de los demonios. Se había despedido de Elise con pena. La vampira se había convertido en una amiga, además de aliada. El día anterior, en un momento que estuvieron a solas,  había introducido en su mente la idea que habían planeado. Pero el hada estaba aterrorizada. Había mil cosas que podían salir mal. Ni siquiera habían podido comprobar si funcionaría, ya que André, como si sospechara algo, no la había dejado prácticamente a solas.

El vampiro estaba inusualmente serio y silencioso. Breena pasó todo el viaje mirando por la ventanilla. Cuando llegaron, tuvo que hacer un esfuerzo por controlar el pánico.

André la abrió la puerta y la ofreció la mano.

-Sé valiente, Bree -dijo acariciándole la mejilla.

Ella le miró con odio.

-No necesito tu ayuda, vampiro. Ni tu compasión. Haz lo que tengas que hacer de una vez.

Caminó delante de él hacia la puerta, donde les esperaba la guardia de Akop. Elise había prestado a Breena un vestido azul que le serviría de vestido de boda, ya que, si la respuesta era satisfactoria, ésta se celebraría de inmediato.

Les condujeron a un gran salón con un trono en medio. En él, estaba sentado el rey, y, a sus pies, varios demonios mujer. Breena contuvo un escalofrío cuando le vio. El aspecto de los demonios nunca era agradable. Su cuerpo era viscoso y enorme, con grandes bocas y ojos diminutos. No solían llevar más ropa encima que un calzón ancho, y sus modales eran tan brutales como su aspecto. Akop parecía especialmente temible, y Bree rezó para no tener que quedarse allí.

-Bienvenidos, vampiro y vamp. Veo que habéis cumplido vuestra promesa y la habéis traído.

-Espero que tú cumplas la tuya, Akop. Ella no será maltratada de ninguna manera.

El tono de voz de André era francamente amenazante y el hada le miró de reojo, sorprendida.

-Es un trato, vampiro. Da un paso al frente, hada. Quiero verte.

Breena levantó la cabeza desafiante.

-No tengo ningún deseo de acercarme más a ti, demonio.

-Vaya. ¿Un hada rebelde? Se supone que sois dóciles y complacientes.

-Creo que te han engañado.

-Bueno, al menos, no lo han hecho respecto a tu belleza. Eso es todo lo que me interesa. Del resto me encargaré a su tiempo.

-Cuidado Akop-la voz fría de André podría haber congelado la sala.

El demonio bajó del trono y se acercó a ellos.

-Antes de la boda, hay una pregunta que tienes que responder, hada-dijo ignorando a André-después de este tiempo con el vampiro, ¿puedes prometer que él no te ha tocado?

La chica miró a André de reojo. El vampiro permanecía rígido. Jared les miró a los dos levantando una ceja.

-No, no puedo-respondió la chica sin necesidad de intentar mentir.

Akop frunció el ceño.

-Contesta, hada. ¿Sigues siendo virgen?

Breena trató de dejar su mente en blanco. Allí estaba la compulsión propia de su especie.  Debía responder la verdad, pero algo más fuerte la impulsaba a decir no.

-No, no lo soy-respondió dejándose llevar.

La sala se llenó de exclamaciones. Jared murmuró algo ininteligible y André la miró, primero con sorpresa y luego con furia. Akop rugió y Breena tuvo que hacer un esfuerzo para no dar un paso atrás.

-Has mentido, vampiro-acusó mirando a André directamente.

-Te aseguro que no he sido yo quién lo ha hecho.

-¡Las hadas no mienten!-gritó el demonio-¿Cómo he podido suponer que tendrías un hada virgen contigo y aguantarías la tentación? Iros inmediatamente. Antes de que me arrepienta.

André cogió a Breena en brazos y la sacó del salón a velocidad vampírica, seguidos de Jared.

Subieron en el coche. André condujo esta vez y lo hizo a una velocidad endiablada hasta salir del territorio de los demonios. Luego, paró el coche a un lado de la carretera.

-Vaya. Esto ha sido…sorprendente-aseguró Jared-¿Alguien puede explicarme qué diablos ha ocurrido?

André se volvió a mirar a la chica y ésta sintió ganas de salir corriendo. Lo único que la contuvo fue saber que el la atraparía.

-¿Puedes explicarnos por qué eres la única hada capaz de mentir, Bree?-preguntó con una voz que transmitía toda su furia.

-Las hadas no mentimos-murmuró la chica.

-Creo que si te hubiera desvirgado lo recordaría, hadita.

-¿Cómo lo has hecho, Breena?-preguntó Jared con curiosidad-no tienes que preocuparte. No hay manera de que Akop te acepte después de esto.

-No voy a hablar-aseguró la chica.

André arrancó el coche.

-Creo que deberías hablar con mi hermanita, vamp-masculló entre dientes-seguramente tiene mucho que ver con esto.

Los dos chicos bajaron la voz hasta un nivel sólo audible por vampiros. A Breena no la importó. Se debatía entre el alivio por haberse librado del demonio y el miedo por lo que ocurriría ahora. Cuando quiso darse cuenta, habían llegado a la casa del vamp.

-Quédate en el coche, Breena-ordenó André antes de bajar.

-Pero…quiero ver a Elise-protestó ella.

André no hizo caso y puso el cierre electrónico con un gesto.

-¿No vais a entrar?-preguntó Jared curioso.

-No. Siento haber puesto en peligro vuestro pacto con los demonios.

-No te preocupes por eso, vampiro. Nos necesitan más que nosotros a ellos. Akop lloriqueará unas semanas y luego volverá con su cola viscosa entre las piernas.

-Despídeme de Elise. Y dile que, con esto, estamos en paz.

-¿A dónde diablos vas?

-A dar una lección a esa niña rebelde. Y luego trataré de buscar una solución para este lío. Haz feliz a mi hermana, vamp. O volveré a darte una paliza.

Jared hizo una mueca.

-Espero que no haga falta. Aún me estoy recuperando de la última.

André montó en el coche y arrancó sin decir una palabra.

-¿A dónde vamos?-preguntó la chica asustada-¿a dónde me llevas?

-Cállate Breena. No te conviene enfadarme más.

La chica forcejeó con el cierre de la puerta.

-Déjame bajar. No quiero ir contigo a ningún sitio. No tienes ningún derecho…

André paró el coche y se volvió furioso.

-Has estropeado todo-masculló entre dientes- Por tu culpa corren peligro nuestras relaciones con demonios y hadas. Y no solo las nuestras, también las de los vamps.

La cogió de los brazos y la obligó a pasarse al asiento delantero.

-Siéntate y quédate muy callada, Breena. Porque sino, voy a azotar ese bonito culo hasta que te duela incluso el pensar en sentarte.

La chica le miró con temor y él volvió la vista al frente y arrancó de nuevo.

André condujo sin parar durante cuatro horas. Luego, se desvió y cogió una carretera pequeña hacia un pueblecito. Allí paró delante de una bonita casa en las afueras. Breena no esperó más. Tan pronto el coche se detuvo, uso su magia para abrir la puerta y salió corriendo. Sin saber cómo, chocó contra el duro cuerpo de André que se interpuso en su camino.

-Niña tonta-mientras hablaba la tocó el rostro y la oscuridad la tragó.

Breena (Saga Saint-Croix 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora