22. capítulo

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El vestido de novia que Alexia habia elegido, era el que ella misma escogería si las cosas fueran de otra manera. Totalmente al estilo de las hadas. De suave organza y falda de tul, en el más puro color blanco. Tenía una gran cola y un discreto escote. Una diadema rodeaba su frente y, de ella, salía un gran velo de tul.

Breena bajó las escaleras con lentitud. André, muy guapo con su traje, la esperaba abajo.

-Estás preciosa-aseguró el chico alargando su mano para que ella la cogiera.

Breena le miró desafiante, luego pasó por delante de él y caminó hacia el salón, donde los invitados les esperaban. André puso los ojos en blanco y la alcanzó justo antes de que entrara.

Vio a Alexia al fondo. La vampira la guiñó un ojo y la sonrió con cariño. Su hermano estaba al lado, con el rey vampiro. Bree caminó con su mano sobre la de André sin dejar de mirar al frente. Si pensaba lo que estaba haciendo, saldría corriendo.

La ceremonia fue rápida, sólo hubo un momento de tensión cuando debían beber sus sangres unidas. La chica lo hizo, aunque dudó lo suficiente para que todos contuvieran la respiración. Luego Sebastián, el oficiante habitual, les declaró oficialmente unidos. André le dio un breve beso en la frente antes de volverse para recibir las felicitaciones de todos.

Comieron con sus invitados. No eran muchos. Alexia había reducido la lista a los vampiros de confianza, el hermano de Breena y las cuatro hadas que le acompañaban, algunos representantes de otras especies y los portavoces de los otros grupos de cazadores de vampiros que eran ahora sus aliados. Breena agradeció que fuese así. Cuando todos acabaron de felicitarles, no creía poder aguantar ni una felicitación más.

Se mantuvo seria y callada toda la comida. A André, en cambio, se le veía relajado y tranquilo, conversando con todos. Cuando la comida acabó, André la condujo al centro del salón para bailar. Varias parejas habían empezado ya a hacerlo.

-¿Estás bien? Estás muy callada.

-Créeme, es mejor que esté callada. Si digo algo, no va a ser agradable, precisamente.

André sonrió y la estrechó más.

-¿No dejarás nunca de pelearte conmigo, Bree? ¿De verdad es tan malo casarte conmigo?

Ella no contestó. En lugar de eso, se separó de André.

-Voy a buscar a mi hermano. Quiero hablar con él.

André permitió que se alejara, así que el hada buscó al rey hada. Éste hablaba con sus hombres.

-¿Quieres bailar con la novia, hermano?-le preguntó la chica sonriendo.

Él la devolvió la sonrisa y la cogió de la cintura para deslizarse por la pista.

-Siento que hayas tenido que hacer esto, Breena.

Ella negó con la cabeza.

-No te culpo, Alyan. Pero no quiero hablar de mí. Cuéntame cómo van las cosas en casa. ¿Has elegido esposa?

El chico apretó los labios.

-¿Qué ocurre, Alyan?

-No te va a gustar, Breena.

-¿Qué has hecho?

-He convocado una ceremonia de elección la próxima semana.

Ella le miró horrorizada.

-¿Vas a seguir con eso?

Alyan negó con la cabeza.

-No tengo más remedio que hacerlo. Tengo que cumplir con las leyes existentes.

-¿Vas a elegir esposa cómo si estuvieras eligiendo una mercancía, Alyan? ¿Y pasarás la primera noche con ella rodeados de gente? ¿Me lo estás diciendo en serio?

Breena había dejado de bailar y le miraba enfadada.

-¿De verdad vas a hacer pasar a tu esposa por eso?

El chico la cogió de la mano y la miró a los ojos.

-Breena, no soy nuestro padre. Pero si no respeto las leyes, el matrimonio se podría considerar no válido.

-Pero...

-Te prometo, hermana, que mi mujer será la última hada que tenga que sufrir esa humillación. En cuanto me case derogaré esa ley.

-Será tarde para tu esposa, Alyan. Espero que te pueda perdonar.

Breena se alejó de su hermano. Alexia salió a su encuentro y la abrazó.

-Ahora somos hermanas, Breena. Estoy tan contenta.

La chica se dejó abrazar. Era reconfortante sentirse querida.

-¿Estás bien?-susurró la reina.

Breena negó con la cabeza. Las lágrimas estaban a punto de escapar de su control. Para empeorar las cosas, André apareció en ese momento.

-Despídete, Bree-la ordenó-pasaremos unos días en mi casa.

-¿No vais a quedaros aquí?-preguntó Alexia.

-Damon podrá apañarse sin mí un par de días, Alexia.

-Está bien. Os enviaré mañana algo de ropa para Breena.

Se despidieron de los más allegados. De Alyan lo hizo con frialdad, dejando que él la besara en la mejilla. Luego, montaron en el coche rumbo a la casita de André con el vampiro al volante.

-No estás siendo justa con tu hermano-la voz de André interrumpió sus pensamientos cuando ya llevaban un rato en el coche.

-No sabes...

-Sé lo que ocurre. Os he oído, Bree. Si es necesario, escucho conversaciones ajenas.

-No tiene derecho a hacer pasar por eso a una pobre chica.

-Tampoco va a ser fácil para él. Tu hermano está haciendo lo que debe hacer. Ni más ni menos.

-Como tú-aventuró ella mirándole.

Él volvió la vista hacia ella un momento. Luego, miró de nuevo al frente.

-Como yo-confirmó.

Breena volvió la cabeza para que él no viera las lágrimas que anegaron sus ojos. Se acomodó en el asiento sin hablar. El nudo de la garganta no se lo habría permitido aunque hubiese querido. Al final, el agotamiento de todo el día la pudo y, sin darse cuenta, se quedó dormida.

Breena (Saga Saint-Croix 3)Where stories live. Discover now