Capítulo 9

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-¿Qué es lo que sucede Rachel?- de nuevo esa voz preocupada, acompañada de esos ojos que me miraban con tanta preocupación a la vez que su boca se tensaba.

-No es nada- dije en casi un susurro y él frunció el seño. Volvió a acariciar con su pulgar mi mejilla, transmitiendo esa estúpida corriente que viajó por cada hueso de mi ser. -Solo no me toques.

Traté de parecer lo más fría posible pero era imposible cuando ese tacto quemaba, era tan caliente, o Talvez mis mejillas lo eran, ya no importa. Él dolor era cada vez menos pero aún estaba ahí. Volví a golpear con la Palma de la mano mi cabeza.

Coorner apartó sus dedos de mi rostro y por extraño que parezca sentí el vacío en mi fría piel. Sus toques me estaban calmando de alguna manera pero eso nunca lo diré en voz alta.

Luego se levantó de su silla y dirigió sus pasos a donde estaba sentada yo. Justo cuando lo vi mis ojos recorrieron el cuerpo del chico. Después se arrodilló al lado de mi asiento quedando a mi altura captando la atención no solo de algunas personas en el Cibercafé sino también la de mis pupilas que se conectaron con las suyas. Extrañaba ese verde Oscuro.

Lo miré espectante.

Pero los que hizo después no solo me tomó de sorpresa sino que me sorprendió de una gran manera. El tomó mis manos, las cuales seguían en los costados de mi cráneo, con las suyas para así apartarlas de ese lugar. El dolor no me dejaba reaccionar y mucho menos evitar su tacto. Y después de sostenerlas invadió todo mi espacio personal, aquel que hace mucho no era traspasado por nadie, rodeo sus manos en mi cintura trayendome junto a él y fundiendonos en un cálido abrazo.

ME ESTÁ ABRAZANDO.

Hace mucho nadie me abrazaba Pero esto en vez de sentirse incómodo era todo lo contrario, estaba invadido de calor y Talvez cariño. En otro momento me hubiera parecido asqueroso y repugnante pero ahora no y mucho menos si con su mano está haciendo círculos en mi cabello, rozando esa piel para así calmar este dolor del diablo.
Yo no me movia, nisiquiera me dispuse responderle, estaba sorprendida y abatida. No me gustaba lo que estaba sintiendo. Diablos estoy sintiendo el latido de su corazón y se siente bien.

Arggg

Nos quedamos ahí por unos segundos, yo tenía mi rostro fundido en su cuello, respirando esa fragancia tan característica. Poco a poco el dolor se fue desapareciendo.

-¿Te sientes mejor?- susurró en mi oído logrando que se me pusiera la piel de gallina debido a su aliento en complot con su tan masculina voz.

Yo no sabia que decir. Yo Rachel West, nunca he agradecido por nada. No tendría porque hacerlo ahora. Solo tengo que ser yo. No me gusta verme vulnerable frente a las personas. Eso me hace débil, y una West no lo es.

-Coorner sueltame- por más que decee que sonara como una orden se escuchó como una súplica.

El captó el llamado y se fue separando poco a poco, Posisionando nuestros rostros uno frente al otro. Estábamos tan serca que podía sentir su respiración chocar con mi cara. Podia apreciar sus facciones. Es muy guapo eso no tiene discusión. Ya no tenía noción del lugar. Solo eran sus ojos y los mío, mirándonos o Talvez estábamos tratando de ver más allá de las fachadas. Sea lo que sea esta cercanía me puso demasiado nerviosa, sus pupilas desnudaban mi alma.

-No me vas a decir que fue eso- dijo calmado mientras con su mano acomodada uno de mis negros cabellos tras mi oreja y ese gesto me pareció uno de los más lindos que han hecho por mi. Tanto que tenía la necesidad de que me abrazara nuevamente. Pero no puede ser, Rachel West odia el contacto físico, o Talvez no.

Yo negué con mi cabeza y el pareció entender la indirecta. No le iba a decir nada de esto. Esto solo lo saben mi padre, mi abuela de quien hace mucho tiempo no se nada, Sam y bueno, los médicos que me tratan y el Instituto.

My Dark GirlWhere stories live. Discover now