Your Last Words

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- A ver, a ver, a ver. ¿Qué tenemos aquí? – Fueron las primeras palabras que el Rey Arturo escuchó al despertar, estaba confuso y con la visión borrosa, pero luego la realidad lo golpeó con fuerza. Alguien lo había traicionado, alguien dentro del reino le había traído a esa trampa, no lo quería creer, nuevamente confió en alguien y esa persona lo defraudó. Despertó de su miseria cuando uno de los mercenarios le asestó una patada en la cara rompiéndole la nariz, los demás hombres alrededor carcajearon por ver al tan aclamado rey sangrar. – Me pagaran muy bien por llevarte con o sin vida, para tu fortunio me pagarán más por llevarte vivo ¿o debería decir para tu infortunio? Parece que alguien quiere que pagues en vida todos tus pecados antes de arrebatártela. – Arturo forcejeó contra sus ataduras, pero era inútil, no podría salir de esta situación solo.

Sus caballeros no estaban ahí, esperaba que al menos hubieran salido con vida, si él no podía rescatar a Merlín ellos tenían que hacerlo. Claro, eso si es que Merlín realmente había sido secuestrado, posiblemente él estaba en la taberna como siempre, pero Arturo cegado por la desesperación de perder a su amigo había salido en su búsqueda sin siquiera consultar a Gaius por este.

Los mercenarios emprendieron camino sin preocuparse por si él estaba caminando o siendo arrastrado, pero su orgullo no lo dejaría ser tratado como una bolsa de ropas sucias. Si debía morir, caminaría hasta su muerte, nunca dejaría ser humillado.

En el fondo tenía la esperanza de que de alguna forma podría zafarse solo de los mercenarios, o que alguien llegaría a su encuentro. Sus deseos fueron probados poco después al ver como uno de los mercenarios caminaba descuidadamente cerca con su espada envainada de forma que Arturo pudiera sacarla fácilmente, pero al tratar de poner su gran plan de robar la espada y luchar contra una horda de mercenarios en marcha diez espadas se colocaron alrededor de su cuello.

- Dije que me pagarían más por llevarte vivo, pero no dudaría en matarte, igual te quieren muerto. – Dijo el líder volviendo a su lugar para continuar la marcha.

Los mercenarios anudaron la marcha y Arturo no veía como podría escapar, por lo cual se resignó a seguirlos. Se dejó perder en sus pensamientos, tratando de atesorar cada buen recuerdo, su hermosa niñez, los días que pasó junto a Gwen, todas las personas que siempre lo apoyaron y creyeron en él, Merlín su gran amigo, a pesar de ser solo un sirviente Arturo sabía que él era más que eso para él. Merlín siempre había estado a su lado, en todas las ocasiones, era el hombre más valiente que conocía y a pesar de nunca haberlo dicho en voz alta, ahora en ese momento debería reconocer, aunque sea para sí mismo, lo mucho que le importaba ese hombre. Sus amables ojos de un color azul profundo flotaron ante sus recuerdos, cuantas veces los había visto y percibido como su fiel amigo le instaba a seguir adelante y vencer las adversidades que la vida le había puesto. Ahora volviendo a recordarlos sentía que esos ojos querían transmitirle algo más que solo esperanza, pero no los podía descifrar.

Después de caminar un día entero, llegaron a su destino, un castillo negro abandonado en medio del bosque. Arturo ya sabía a donde lo habían llevado, aunque en el fondo ya sabía que era Morgana la que había puesto un precio por su cabeza. Las puertas del castillo se abrieron, dos de los mercenarios lo agarraron por los brazos y lo arrastraron siguiendo al líder dentro.

Cuando pararon de arrastrarlo, Arturo pudo ver que se encontraban en lo que debería ser la sala del trono en ese castillo. El salón era tan grande como el de su castillo en Camelot, pero era totalmente negro, lo que a la poca luz de las antorchas le daba un toque siniestro. Había guardias flanqueando las entradas a la sala, como también en toda la extensión de las paredes. Vio a un caballero con ropa familiar parado al lado derecho del trono, cuando observó con más atención se dio cuenta que se trataba de Mordred, el muchacho druida que había salvado tantos años atrás, el que había nombrado caballero por salvarle la vida, ahora estaba ahí como uno de los hombres de su hermana. Morgana estaba sentada en uno de los tronos que había en la habitación, tenía un sonrisa burlesca y lo miraba como si supiera hace tiempo que él estaría en ese preciso momento ahí. En el trono a su lado había una persona encapuchada con la cabeza baja para que no pudiera ver su cara. Observó a la figura percatándose que era un hombre. Vestía una camisa ceniza con una chaqueta azul al igual que su capa y un pantalón negro.

One Shots... (Serie Merlín)Where stories live. Discover now