12 : te quiero.

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-Perdón por llegar tarde, estaba ocupado.

Kou se excusó entrando a la sala de reuniones, se había olvidado del tiempo al estar en una cita con Aoi.

—No importa, fue un negocio rápido.

Su padre le contesto mientras arreglaba unos papeles, y sin entender miro a su prometido en busca de respuestas.

—Asistiremos a diferentes entrevistas, pero ambas tendrán la misma finalidad. —Mitsuba habló de forma calmada, aún así de le notaba cansado o decaído. —La tuya es mañana y la mía la próxima semana.

—¿Finalidad?— Kou se sentó junto al mayor.

—Nuestros padres llegaron al acuerdo de necesitar a los medios sobre nosotros, así que traeremos algo de escándalo. — le pasó documentos sobre las posibles preguntas que se llevarían a cabo.

—"Matrimonio joven esperado", "¿intereses o algo más?", "¿el amor es parte del contrato?"— hizo a un lado las hojas para no seguir leyendo, esto debía ser una tontería.

—Hijo, se que puede llegar a molestarte pero es algo que debes hacer por el bien de la empresa. — Su padre le llamó la atención.— Los chismes aunque no lo creas son esenciales, y recuerdo que a tu hermano le iba muy bien con eso.

No era ningún secreto que Teru sabía como llamar la atención de las personas, tenía cierto estilo que lograba llegar más lejos que crear simples rumores.

—Siempre hablas de mi hermano como si fuera el mejor, pero él se fue y trajo desgracia a la familia. — Kou comenzaba a molestarse y lo hacía notar con su alto y enfadado tono de voz. — No es más que un cobarde.

Su padre le miró desafiante. — Aún así, no hables hasta que demuestres ser mejor que ese "cobarde".

El menor quedó en silencio, apretando sus manos con molestia. Se habria lastimado con sus uñas si Mitsuba no le hubiera tomado de las manos por debajo de la mesa.

—Tranquilo, discutir con tu padre no te traerá nada bueno y lo sabes, Kou. — Acarició un poco sus manos antes de soltarlas. — Vamos, yo te llevaré a casa.

Ambos se levantaron y se despidieron del adulto, caminaban en silencio por los pasillos ya que ninguno se animaba a hablar de lo sucedido.

Mitsuba sabía bastante bien que Kou se negaría a hablar sobre cualquier cosa que tenga que ver con su hermano mayor, aún si solo se trata de desahogarse al respecto.

Era preferible esperar a que el menor decida abrirse.

Además, le parecía inadecuado que Kou siendo aún un simple adolescente tuviera que responder preguntas sobre amor y chismes, los medios eran una mierda.

—Recuerda que si alguna pregunta te parece incómoda puedes saltarla, Kou.

—¿Te preocupa lo que puedan preguntarme?, sinceramente no creo que pase nada fuera de lo normal. —Le sonrió un poco antes de seguir.—Es solo una entrevista.

—Como tu digas, pero te acompañaré mañana para tener todo bajo control.

Mitsuba siempre parecía calmado, como si supiera todo lo que fuera a pasar. —Algún día tendrás que dejar de protegerme, no es como si aún fuera aquel niño estupido que tiraba té en los vestidos de las niñas.

Siempre sabia que decir. —Ugh, la adolescencia está dañando tu inmaduro cerebro, ¿verdad? —Le revolvió el cabello a su menor.

—¡Ah, no se porque siempre te gusta despeinarme!

—No es como si estuvieras muy bien peinado de todas formas.

—¿Estas diciendo que tu colita es un peinado decente?

—Hey, puede que simplemente me guste revolver tu cabello.

—¿Solo para tocarlo?, eso es raro, Mitsuba.

—No es tan raro como suena, es como un gesto que haces hacia alguien que quieres.

Kou le miró. — ¿Ahora estás diciendo que me quieres?

—Al principio te detestaba, pero hasta el día de hoy puedo decir que te quiero.

No sabía porque pero fue algo duro decirlo, Kou por otra parte sentía calidas y tiernas las palabras de su mayor.

—¿Enserio?, ¿Cuanto me quieres Mitsuba?, ¿De aquí a la luna o de aquí al infinito?

—Eres una molestia. —Mitsuba se quejó y avanzó más rápido que Kou, dejándole atrás rápidamente.

Puede que no lo admita tan rápido, pero Kou consideraba a Mitsuba su hogar. Esa persona que te hace sentir especial con tan solo su presencia.
Jamás se sintió como un inútil cerca de él, aún cuando hasta sus propios padres se encargaban de recordarle día tras día que lo era.

—Yo también te quiero, Mitsuba. —Susurró sin posibilidad de que su contrario pudiera escucharle.

Play date : Mitsukou Onde histórias criam vida. Descubra agora