*ORANGE*

39 5 6
                                    

Lanzó un mega bostezo de aburrimiento, hacía horas que yacía sentado detrás del mostrador. Podía ver el día lluvioso desde el ventanal del aparador de su tienda.

Debido a la fuerte tormenta no había tenido su habitual día abarrotado en sortilegios, por ende su labor fue tediosa.

Incluso George había salido desde temprano para ir a su cita.

Fred ya quería cerrar, era sábado y su horario de cierre seria a las 4 de la tarde. Observo el reloj, para ello faltaba una hora más. Así que dejo caer su cabeza sobre el mostrador esperando que con eso las horas pasaran más rápido.

—Que tormenta —se sacudía su abrigo para retirar un poco las pequeñas hojas que el mismo viento había volado.

Fred rápidamente se incorporó—. Orange.

—Hola, cuanto tiempo —sonrió la joven—. Traje el pedido, opte por venir ya que si dejaba venir a mis hermanas menores, les haría mucho daño la lluvia.

Fred sonrió, esas meseras de la tienda eran unas buenas aliadas de bromas desde que las conoció. Orange era la mayor de las seis, solo que la joven tenía más la ropa a un mayordomo, no poseía aquellos tenedores o cucharones grandes que tenía el resto.

Pero siempre cargaba su bandeja de plata para traer platillos, junto con su reloj de bolsillo. Era notorio que la joven llevaba la batuta y orden administrativo de la tienda-restaurante.

—Pasa, ahora cambio el letrero para anunciar que se cierra antes. Siéntete cómoda en la sala detrás —indicó Fred.

La aludida con la confianza de siempre, pasó a la otra ala de la tienda, una dividida por cortinas vino, justo detrás del mostrador. Era una sala pequeña para usos ocasionales.

Orange sacó del maletín rectangular unos platillos cubiertos por unas tapas de campana, incluyendo postres y más detalles. Esto provocó la sonrisa en Fred.

— ¿Acaso voy a la guerra?

—Mis hermanas te mandaron el bonus de los postres, y aparte esto —explicó Orange, entregándole una pequeña nota—. Strawberry y Sakura te mandan eso.

El mago tomó la pequeña hoja, esas gemelas eran sus mejores amigas en bromas. Curioso por saber qué tipo de recado le mandaban, leyó el contenido.

—Interesante, han vendido todo lo que les surtí para su tienda.

—Tanto como para recibir clientes que preguntan solo para cuando llega la mercancía —respondió Orange, sirviendo un poco de café a Fred—. Cómo es producto nuevo ha sido de excelente venta todo este mes.

El pelirrojo enarcó ambas cejas, no pensó que sus sortilegios tuvieran más demanda de lo pensado—. Entonces las ventas han subido —dijo el mago.

—Así es, de hecho como encargada de la administración, me quede sorprendida de las ganancias —reveló Orange.

Fred asintió, mientras tomaba el café, fue cuando noto otro compartimento en el maletín—. Has venido por la mercancía, ya aprovechaste.

Orange asintió en silencio.

—Vale, entonces te daré un poco de todo, espero quepa en el maletín —sonrió Fred, encaminándose a cada aparador con los artilugios, siendo seguido de la joven mayordomo.

—Creo que no, tendré que requerir otro maletín —respondió, recibiendo la mercancía que le daba el pelirrojo.

El mago echó a reír—. No te preocupes yo llevaré el otro, solo hay que ir bien abrigados por la lluvia.

El Café ⌜Especial Fest-Aniv⌟Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu