Día 14: El mensaje oculto

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Había pasado exactamente una semana desde el funeral, siete terribles días en los que Connor apenas salió de su habitación y del destartalado refugio que Lucy armó para él.

La extrañaba como jamás había extrañado a nadie, la muchacha había pasado por su vida marcándola con fuego para el resto de sus días, y si bien sabía que nunca más la vería, siempre recordaría su constante sonrisa y habilidad para hacerlo sentir mejor.

De vez en vez Connor le daba un mordisco a las galletitas de limón que le había regalado la última vez que la vió con vida así como también llevaba a todos lados el antiguo libro de Harry Potter que no había abierto ni una vez. Lloraba mientras las masticaba, pensando en ella felizmente horneando, sin saber la terrible desgracia que se avecinaba.

- ¿Connor?- A los pies del refugio estaba Sam, quien apenas reconocía a aquella sollozante persona como su hermano mayor- ¿Estás bien?

No, no lo estaba, pero ni en su peor momento dejaría de cuidar a la pequeña de los horrores del mundo. Ni siqueira le había comentado lo que había ocurrido con Lucy. Sam era la única luz en su vida y no quería apagarla con su tristeza.

- Si...

- ¿Puedo sentarme?- Connor asintió, haciéndole un pequeño lugar a la niña- ¿Estás leyendo Harry Potter?- Parecía que leer era algo que ya no estaba en su poder por lo que sencillamente le entregó el libro- ¿Me lo prestas?

No quería hacerlo, de alguna manera el libro cerrado lo hacía sentir cercano a su amiga. Sin embargo, jamás había podido resistirse a ningun pedido de su hermanita menor.

Sam siempre se sintió intrigada por la saga del niño mago, pero por supuesto, sus padres preferían que su lectura se vincule únicamente con la escuela. Era la primera vez que tenía en sus manos una historia que le resulte interesante.

Connor, como si se tratara de algo delicado como el cristal, le entregó el libro a la pequeña que ahora descansaba su cabeza en el hombro de su hermano, desesperada por consolarlo.

- Siempre he querido leer Harry Potter.

- Es tu día de suerte- La idea de alguien disfrutando de aquello que apasionaba a Lucy lo hizo sentir un poco mejor.

Emocionada, Sam comenzó a ojear todas las páginas hasta que llegó al final.

- ¿Quién es Lucy?- Preguntó, haciendo que al muchacho se le congele toda la sangre.

- Una amiga.

- ¿Y le gusta Harry Potter? ¿Puedes invitarla a casa?- Connor abrió la boca para contestar antes de que su labio inferior comience a temblar, indicando que en cualquier momento nuevamente rompería en llanto.

- ¿Cómo s...sabes de Lucy?- Sam alzó una ceja extrañada y deseó no haber abierto la boca en absoluto.

- Aquí dice su nombre- La naturalidad con la que Sam habló no fue compartida por Connor en absoluto, quien en un gesto desesperado le pidió a su hermana con voz temblorosa que lea- Dice "para mi amigo Connor: Jamás olvides lo mucho que vales. Te quiere mucho, tu amiga Lucy"

Sin poder hacer nada para evitarlo, Connor abrazó sus rodillas y comenzó a llorar desesperadamente, haciendo que su hermanita menor se sienta confundida y mal, al punto de hacerla llorar también. Sam siempre lloraba cuando veía llorar a los demás, por eso detestaba las películas dramáticas, su empatía siempre le jugaba en contra.

Y ver a su hermano así de destrozado logró romperla por completo.

- Con...no llores...por favor- Suplicó sollozando.

- Lucy murió- Logró decir él apenas levantando la cabeza y observando a la pequeña que lo rodeaba con los brazos y empapaba su camisa de lágrimas- La extraño Sam, la extraño tanto.

Una vez más, Sam se odió a sí misma por ser tan pequeña y conocer tan poco de la vida. En ese momento deseó con todas sus fuerzas el tener las palabras adecuadas para tranquilizar a su hermano.

-¿La querías?

- Muchísimo.

-¿Le gustaría verte llorar?- Connor negó con la cabeza, comprendiendo que la pequeña tenía un punto, ¿Qué haría Lucy si lo viera así de deprimido?

-Seguro me diría...que siga con mi vida.

-Hazlo, por ella.

Con frecuencia Connor sentía que Sam lo cuidaba a él mucho más de lo que él cuidaba a Sam, y en aquel momento se sintió casi culpable por aquello.

Por más que le doliera la vida misma, no podía pasarse el resto de su vida sintiéndo pena por él mismo, tenía que seguir adelante. Por Lucy.

Con ese pensamiento en mente, Connor limpió sus lágrimas con su gran abrigo, se puso de pie y estiró su brazo para invitar a la pequeña a ponerse de pié también.

- Lamento ser así- Dijo él.

- Eres el mejor hermano del mundo.

- No lo soy.

- Hazle caso a Lucy.

Y con eso dicho Connor se prometió a sí mismo que cambiaría el rumbo de su vida, no pasaría el resto de sus días deprimido. SAldría adelante.

-¿Qué hora es?- Preguntó Sam.

-Las cinco, ¿Por qué?

-Emm...nada, debo irme.

Connor, demasiado hundido en su propia angustia como para hacer algo al respecto, dejó que su hermanita se retire casi corriendo la situación. Ella todos los días a la misma hora se iba al parque y pasaba allí unas buenas dos horas. Nadie sabía por qué. Él sospechaba que se encontraba con el niño que vivía en la casa de al lado, pero no podía estar seguro y no tenía los ánimos como para preguntar.

Cuando se encontró solo nuevamente tomó el libro de Harry Potter, en el cual Lucy le había escrito esas palabras que resonaron en su mente para siempre.

Su caligrafía era prolija y estilizada, y Connor no pudo evitar imaginarla escribiendo, sonriente y emocionada.

Haría algo de su vida.

Algo de lo que Lucy se enorgullecería.



Bueno tristemente hemos llegado al final de esta bella y triste historia. Pero no se angustien que tengo una maravillosa noticia.

A T E N C I Ó N ! He estado trabajando en una secuela! Les adjunto el trailer arriba y las invito a chequearla, les va a encantar!

Ahora sí, las invito a que comenten que le pareció la história !

Siete días (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora