• Fuentes Macías

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Cuando la soledad de su lecho se torna mucho más insoportable que las otras noches comunes en las que se ahoga en la enormidad de una cama inmensa, extensa y fría, abre los ojos todavía entre la oscuridad. No tarda en dirigir su desolada y perdida mirada hacia el aro de lana, cuerdas y plumas que cuelga desde su techo.

Vera, todavía joven y mansa, se acerca silenciosamente hacia el atrapasueños que cualga junto a su ventana adornando su cortina, en el que se vierten y coleccionan más las irrealizables ilusiones de sus días que cualquier tipo de sueño nocturno. Desde allí le susurran una triste melodía que reconoce fácilmente y que le permite mirar a profundad. Paciente y silenciosamente yace sentado entre las enredaderas del cazador de sueños un diminuto muchachito que se sujeta de las cuerdas y deja caer y balancear sus piernas en el aire mientras espera el momento en que su presencia se haga real. La joven Vera reconoce fácilmente a Aitor atrapado en el artefacto que cuelga de su techo y que le promete realizar sus más profundas ilusiones. La chica sonríe mientras ve allí al microscópico muchacho de sus sueños tarareando la canción que ella solía dedicarle una y otra vez en los días de antaño.

Rápidamente todo se vuelve mucho más oscuro que la penumbra que siempre ha habitado y nuevamente se descuelga y aterriza sobre su solitaria cama.

A diferencia de su sueño ya la jovialidad y la esperanza vaga han abandonado su cuerpo. Ahora una mechas blanquecinas tiñen su cabello, unos fragmentos de piel envejecida adornan sus facciones, un cuerpo inmóvil y deteriorado se atornilla a la cama. Nada queda de su juventud y mucho menos de sus sueños nunca hacederos, solo permanece suspendido y empolvado aquel viejo caza sueños que adorna su habitación. Vera no se atreve a mirarlo nuevamente pero escucha cómo desde sus plumas él emana la misma melodía de su amor de juventud.

Aitor sigue ahí, pues ella pudo haber cambiado de piel más no de sueños. Allí permanecía la memoria encarnada, faltaba solo recuperar fuerzas para hacerla regresar.

Microcosmos; ftsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora