Sanpaku.

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Cierro los ojos, esperando, y tan sólo esperando, que al abrirlos estés allí.
Como un chiquillo, creyendo que puede ir a otra dimensión brincando muy alto. O incluso viajar en el tiempo si se apresura lo suficiente en medio de una carrera.

Con tanta esperanza. Anhelo. Demasiada ilusión y fe que pronto se desvanecerá.

Pero, ya no te hallas en este paraje. Tan gélido a la par de sombrío. Memorias cálidas. Alegres. Que trazan una mueca de felicidad. Igual que el recuerdo de aquellos tiempos de gloria de un anciano que ahora yace inmóvil en una silla de ruedas.

Pero, mi vista vuelve a la autenticidad de mi entorno. Mis ojos sanpakus, rayados de melancolía. Apagados. Aciago y aliquebrado. Tú ya no estás, y, aunque lo reitero, una, y otra, y otra vez, aún no lo confieso.

Y... Al abrirlos, no estás. Creo que simplemente será mejor que permanezcan cerrados.

Penrose. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora