Camie

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Camie Utsushimi era todo lo que Izuku no era, sin obviar el hecho de que ella es mujer y él, un simple chico. Guapa, alta, con curvas en los lugares adecuados y rica. Izuku se sentó frente a la mujer que llevaba un radiante anillo de compromiso con una esmeralda y trató de sonreír y de asentir en los momentos adecuados.

— No sabes lo agradable que es salir de la oficina unos minutos – Camie sonrió y se inclinó hacia delante de la mesa — Pero la verdad es que los detalles de la boda no me interesan, tú eres el experto, lo que hagas me parecerá bien —

— ¿De verdad no quieres hablar de los detalles? ¿Y si no te gusta lo que escojo? –dijo Izuku con una sonrisa que confiaba fuera sincera — Tal vez yo tenga una imagen completamente distinta de la tuya de qué es romántico.

— No tengo tiempo — se limitó a decir Camie — Además, no hay nada de romántico en este acuerdo. No tengo una venda rosa en los ojos, Katsuki y yo hacemos esto únicamente por nuestras empresas y él confía en que harás un buen trabajo —

Para ser sinceros, no había nada que se le pudiera reprochar a Camie Utsushimi y eso era lo que más molestaba a Izuku. No le extrañaba que Katsuki quisiera pasar el resto de su vida con aquella belleza elegante y refinada: era simpática, profesional... la imagen perfecta de un matrimonio imperfecto.

— Bueno, me alegra que tengas confianza en mí. Va a ser un trabajo arduo, pero he hecho esto antes y creo que todo saldrá bien, aunque estaremos muy ocupados las próximas cuatro semanas —

Camie hizo un gesto de rechazo con su mano de manicura perfecta — Lo cierto es que tengo que hacer varios viajes de trabajo para mi padre y estaré yendo y viniendo durante las próximas tres semanas. Tienes mi teléfono por si debes preguntarme algo, pero como te he dicho, no me importa demasiado. Te daré mis medidas para el vestido y aparte de eso tienes carta blanca para todo lo demás —

— No quiero juzgarte — comenzó a decir lentamente Izuku — pero... ¿no es más importante tu boda que el trabajo? ¿No podría enviar tu padre a otra persona? —

Camie sacudió la cabeza, agitando su luminoso cabello por encima de los hombros — Como vicepresidenta que soy, hay sitios que necesito supervisar y asuntos que quiero dejar resueltos para poder concentrarme en esta fusión de empresas, ¡ah!... y supongo que también te encargaras de la luna de miel, ¿verdad? —

Luna de miel. Izuku no quería pensar en aquel concepto, al menos no relacionado con Katsuki y Camie — Si — le confirmó — ¿Tienes alguna idea al respecto? —

— Ninguna — Camie extendió la mano por encima de la mesa y apretó la de Izuku — Tengo confianza en ti, Katsuki dice que eres el mejor y estoy segura de que así es —

Izuku se sentía un traidor, aquella mujer era encantadora y estaba poniendo su confianza en él. Cuando la breve comida tocó a su fin, Izuku recogió sus cosas y se dirigió a la oficina, allí esperaba sacarse de la mente el asunto de la boda y concentrarse en el tema inmobiliario.

Con la impresionante cantidad de dinero que iba a conseguir por organizar la boda del año, no solo pagaría las antiguas facturas médicas de su madre, sino que también podría comprarse una casa y salir de su minúsculo apartamento; la única razón por la que había escogido aquel cómodo estudio era para salir de la casa que había compartido con su madre, se le deslizó una lágrima por la mejilla.

— Izuku... —

Al escuchar la voz poderosa y exigente de Katsuki, Izuku se dio la vuelta en la silla y sonrió — ¿Si? —

— ¿Qué te pasa? ¿Estás bien? —

— ¿Necesitas algo? — le preguntó el peliverde, tratando de fingir que no pasaba nada

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