Perdón

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Llegué al restaurante antes de la hora pactada, no queria que Carmen apareciera y no me viera en el lugar y creyera que nuevamente la había dejado plantada.  Le pedí a la anfitriona, una mesa para dos y que nos acomodara en un lugar del restaurante que fuera un poco privado, donde tuviera  la libertad de poder hablar. La chica tomó las cartas y me pidió que la siguiera.

 Al llegar a la mesa me  preguntó si queria que hicieran "algo especial". —"Esta noche tenemos otra pedida de mano" — sonrió viendo hasta una mesa cercana en donde estaba un tipo que no dejaba de acomodarse la corbata y sobre la mesa había un arreglo de rosas". El estómago me dolió y en ese momento comprendí que yo  debía lucir  igual de nervioso que él, yo negué y le sonreí.  —¡le ofrezco algo de tomar?. Esta noche tenemos un especial de vinos Se sonrió. Yo me aclaré la garganta <Ni siquiera me gusta el alcohol>. 

A mi novia y a mi no nos gusta el vino. Quizá puedas recomendarme algo más... —Ella sonrió 

—Un whisky le ayudará a calmar los nervios y estoy segura que ella le dirá que sí. Yo solo sonreí y ella se retiró del lugar. —¡Decirme que sí! bah... me daré por bien servido si después de lo de hoy me perdona y al menos vuelve a hablarme. 

El tiempo pasaba y Carmen parecía que no iba a llegar, pero estaba determinado a esperar el tiempo que fuera.  El hielo del whisky que la chica me había llegado se había derretido. Me estaba poniendo nervioso, si ella no decidía aparecer no iba a juzgarla.  Elevé la vista una vez más hasta la puerta y mi corazón empezó a latir a prisa, había llegado. La vi hablar con la anfitriona y luego buscarme con la mirada, me puse de pié para que pudiera verme, ella le sonrió a la chica y comenzó a caminar hasta donde yo estaba.   Carmen era una chica de complexión grande con la curvas bien puestas, sabía que medía 1.75, de piel morena y dueña de unos increíbles ojos cafés, una boca tentadora. Su cara denota dulzura y para la edad que tiene se ve de menos edad.  La vi contonearse hasta mi lugar y unos tipos que estaban en el bar giraron a verla lo que provocó que me pusiera celoso. 

Llegó hasta la mesa y se detuvo prudente. —Viniste—  Intenté saludarla pero esquivó el beso. Esto pintaba a que iba a estar difícil.  Solo dijo un pequeño "hola".  Se quitó el sobretodo y se me detuvo la respiración, esa mujer se había vestido para matarme,  llevaba unos jeans que se le pegaban al cuerpo mostrando sus curvas y una blusa de encaje que tenía un escote profundo y que dejaba ver la curvatura de su pecho. Se había arreglado el cabello y se le veía muy lindo — Tu cabello siempre me gusto y ahora que lo veo en vivo es mucho mas hermoso.

Ella se removió inquieta en la silla.

—Gracias, aunque no creo que me hayas pedido venir hasta acá para hablar sobre mi cabello.

Respondió cortante al tiemplo que se recompuso su cabello en ese gesto que me volvía loco, probablemente lo había hecho con toda la intención del mundo. Yo sacudí mi cabeza y ella sonrió triunfante —¿Quieres tomar algo?— Rompí el silencio y ella afirmó, levanté la mano y la mesera se acercó para recibir la orden.  Ambos ordenamos un té helado. 

—¿Y el whisky, ¿Ahora me dirás que tomas alcohol? — Ella vio hasta mi vaso y luego a mi.

—No me gusta el alcohol y la mesera creyó que lo necesitaba. —Ella hizo una mueca. 

—Pues bien... dime ¡para que quieres hablar conmigo? — Se cruzó de brazos y me vio directo a los ojos, sentí como si ella pudiera ver mi alma.  Suspiré y es que ni siquiera sabía como empezar. 

—Quiero que sepas, que nunca tuve la intención de hacerte daño. Tu significas mucho para mí y estoy muy arrepentido de haber dejado que las cosas terminaran como terminaron. Si te pedí que nos vieramos es porque te debo todas las explicaciones del caso. Puedes preguntar todo lo que quieras que yo estoy dispuesto a responder. 

Me dedique a perderteWhere stories live. Discover now