Una víctima, cinco sospechosos, un asesino.
La preparatoria Golden High School se vio comprometida en un terrible caos y drama cuando la terrible noticia de un asesinato en su institución salió a la luz. La víctima fue una joven estudiante del estab...
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Mis pasos eran precisos y firmes, y hacían un eco que sonaba en todas las paredes de la estación. Hoy era un nuevo día y me dirigía a la sala de interrogatorios con un vaso de café en la mano derecha y los expendientes más mi cuaderno en la mano izquierda, siendo protegidos por mi brazo también izquierdo. Todos me miraban atentos; el caso de Emiko Yagami se había hecho popular en el departamento de policías, ya que en el detective asignado al mismo era yo. Es normal que mi presencia cause tanta admiración y respeto.
Miré hacia los costados encontrándome con más salas de interrogación. El departamento de policías hoy estaba repleto. Al parecer había otro caso interesante que había casi tomado por completo el lugar. Yo suspiré y saqué las llaves de la sala que hoy me habían dado, abrí la puerta de la susodicha y proseguí a ingresar en ella. Una vez ahí adentro, acomodé las cosas en el escritorio (las fichas, mi cuaderno y el café) y luego me senté en el gran sillón color marrón oscuro. Abrí el cuaderno y comencé a leer la información de aquella persona que hoy cuestionaría.
Choi SooBin, 19 años, nacido el 05/12/2001 en Sangnok-gu, Ansan, Corea del Sur. Con respecto a la víctima, los testigos afirman que ellos estuvieron a punto de empezar un lazo amoroso. Eso me pareció bastante interesante. Era otra persona cercana a Emiko, por lo que es muy probable que lo que tuviese que decir fuese importante. Aunque, basándome en la situación de Choi YeonJun (que todos afirmaron que era muy cercano a ella, pero él lo negó completamente), ya no estaba tan seguro. La puerta fue golpeada y yo di la orden para que el que golpeara, pasara.
—Detective Choi, el sospechoso ya está aquí. —Habló el oficial Dong YoungBae. Yo asentí con la cabeza haciéndole saber que lo había escuchado.
—Que pase. —Dije yo, y el oficial se fue a buscar a SooBin luego de hacer una reverencia. Pasaron unos segundos bastante largos para mi impaciencia, y el sospechoso apareció por la puerta entrando en la sala y sentándose luego. Yo lo observé, lo analicé con perspicacia y atención. Mi mano acariciaba levemente mi barbilla, mientras que mis ojos no planeaban despegarse de él en ningún momento. El chico de cabellos cerezos alzó su mirada para dedicármela a mí (a diferencia de YeonJun, él sí me miraba). Yo me alejé un poco al ver como me miraba y luego observé como el oficial Dong se acomodaba suspiré para comenzar a hablar.
—Bien, joven. —Dije, empezando con mi trabajo de hoy—. Según tu planilla, has sido identificado como Choi SooBin, nacido en Diciembre cinco del año dos mil uno. —Leí mientras él asentía ante mis afirmaciones. Lo miré esperando a que lo dijese en palabras.
—Sí, señor. —Confirmó él. Yo asentí y continué hablando.
—Los testigos te han clasificado como la persona con la que Emiko estaría emparejada, osea, en una relación. ¿Es así? —Pregunté mirándolo con un aura superior. Él me miró algo sonrojado y asintió, lo cual me sorprendió un poco. Está bien, debía dejar de relacionar a todos los sospechosos con YeonJun.
—Bien, me gustaría escuchar tu parte de la historia. Quiero que me cuentes más acerca de tu relación con la señorita Yagami y qué hiciste la noche del crimen. —Dije quemándolo con mi mirada seria. El joven solo asintió con temor plasmado en sus ojos. Su rostro, más que nerviosismo, demostraba que estaba como en un estado de shock. Así que esa observación, la anoté en mi cuaderno—. Bueno, yo y Emiko... Para empezar, nunca llegamos a entablar nada, porque ella me confesó que no lograba quererme como yo la quería a ella. —Dijo SooBin sin mirarme. Rascó por un mili segundo el pequeño espacio entre su ojo y el comienzo de su nariz, con su dedo medio y luego suspiró para poder proseguir—. Ella al parecer estaba en algo con Choi YeonJun, uno de mis mejores amigos. —Dijo algo incómodo. A mí solo me tocó escuchar. Este era un testimonio que empezaba a negar rotundamente el de Choi YeonJun.
