Parte 6

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Parte 6.

Esa noche Pansy regresó a la Sala Común de Slytherin con el corazón a punto de salírsele del pecho. Entre las muchísimas cosas que sentía en ése momento, destacaba, por encima de todas, la alegría. Una alegría que no recordaba haber sentido nunca antes. La garantía perfecta de un patronus.

Pero el patronus ya no le importaba, ya ni siquiera lo recordaba. Cada centímetro de su mente estaba inundado de Hermione Granger y el recuerdo de aquellos gloriosos besos que se habían regalado bajo el haya. Y luego, cuando tuvieron que separarse para respirar, estuvieron hablando y hablando de todo y de nada a la vez. Riendo y jugueteando como si fueran dos niñas pequeñas.

Pansy se sentía tan feliz que fue capaz de ignorar el mordaz comentario de Malfoy además de las desagradables insinuaciones que hicieron en voz alta Crabbe y Goyle. Nada de lo que le dijeran, nada de lo que le hicieran, ni siquiera sus caras grotescas iban a bajarle el ánimo. Así que siguió como si nada hacia su dormitorio mientras sus compañeros la miraban con atención y curiosidad.

Se dejó caer con suavidad en su cama y se quedó allí, mirando el techo con una sonrisa gigantesca.

Vio, por el rabillo del ojo, que Daphne entraba al dormitorio, la escuchó hablarle pero ella estaba en su nube de felicidad, muy lejos de allí, incapaz de contestarle a su amiga. Al final Daphne acabó rindiéndose y abandonando la habitación, a Pansy no le importaba.

Después de unos minutos (que en realidad eran horas) Pansy escuchó que Daphne y el resto de chicas entraban en la habitación. También escucho frases que se quedaban al aire, oraciones incompletas que se referían a ella ("tiene cara de estúpida", "creo que le ha sacado el alma un dementor...", "está como loca... ¿... estará enferma?") pero a Pansy ya no le importaba lo que pudieran decir y las ignoró olímpicamente. Al cabo de un rato todas se acostaron y sus conversaciones se apagaron, ellas estaban profundamente dormidas pero Pansy era incapaz de cerrar los ojos.

Su mente regresaba a aquel momento una y otra vez, sin descanso. Y a ella no le molestaba en lo absoluto, al contrario, se alegraba. Se alegraba como jamás lo había estado en su vida.

No supo en que momento el sueño la atrapo, pero estaba segura de que lo último en lo que había pensado era el momento bajo el haya.

-¿Qué diablos te pasó ayer?-le preguntó Daphne cuando la vio levantarse de la cama.

Ella no le respondió, al contrario, hizo algo que dejo bastante impresionada a Daphne: le sonrió radiante. Daphne hizo una mueca de espanto e insistió pero no consiguió que Pansy dijera una palabra y acabó callándose. Millicent las miraba desde su cama pero no parecía querer intervenir, en el fondo ella estaba feliz por el cambio de humor de Pansy aunque desconociera la razón.

***

Pansy se levantó de la cama para ponerse el uniforme de Slytherin, lo hizo y volvió a sentarse para ponerse los zapatos. Entonces recordó algo y tomó su varita.

—Ahí vas de nuevo con esa estupidez —farfulló Daphne de mal humor.

Ella la ignoró por completo. Sujetó con fuerza su varita y evocó el momento bajo el haya junto a Hermione. Sus mejillas se encendieron y ella sonrió. Ahora, más que nunca, estaba segura de que lo lograría.

—¡Expecto patronum!

Lo consiguió.

Una figura salió volando de la punta de su varita y se puso a dar círculos por encima de sus cabezas, recorriendo la habitación. Todos los ojos se fijaron en la mariposa plateada que volaba con gracia en el dormitorio. Millicent empezó a aplaudir emocionada y Daphne tenía la boca abierta incapaz de decir nada. Pansy se guardó la varita en la túnica, amarró a la desesperada los cordones de sus zapatos y salió disparada del dormitorio.

Chocó con varias personas en su camino al Gran Comedor pero no se detuvo a disculparse. Siguió corriendo y corriendo hasta que dio con las grandes puertas de madera. Buscó con frenesí en la mesa de Gryffindor a la persona que más quería ver en el mundo. Y, cuando la vio, se acercó corriendo y gritando.

—¡Eh, Granger! ¡Granger!

Hermione estaba a punto de sentarse entre Ginny y Ron pero se detuvo de inmediato al esuchar a Pansy llamándola.

—¡Ya me sale! ¡Hermione, ya me sale!

Pansy ya estaba a dos metros de distancia de Hermione y, cuando al fin tuvo su atención (y la de todo el Gran Comedor), sacó su varita de la túnica. La miró a los ojos mientras pronunciaba el hechizo.

—¡Expecto patronum!

Otra vez la mariposa plateada salió de su varita. Dio dos vueltas alrededor de Hermione (quien la contemplaba maravillada) y luego se puso a revolotear por las mesas de Gryffindor y Hufflepuff hasta que desapareció con una lluvia de chispas.

—¿Qué t...?

Pero Pansy no pudo terminar la oración porque Hermione se había acercado radiante hacia ella, le envolvió los brazos por el cuello y le plantó un beso allí, en medio del Gran Comedor.

PatronusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora