Parte 4

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Parte 4.

Por unos instantes Pansy estuvo a punto de besar a Hermione.

Iba a hacerlo, se había decidido pero recupero la cordura al último momento. Con un movimiento algo brusco, cambio la dirección de sus labios y acabó dándole un suave beso en la mejilla. Se quedaron en esa posición un rato, Pansy pudo notar que Hermione se había puesto rojísima (y ella misma también) pero no dijo nada ni expreso su incomodidad.

Pansy no recordaba con claridad el momento en que se habían separado, entre los desalentadores pensamientos que atormentaban su mente y los desbaratados sentimientos que empezaban a aflorar en su interior... Tenía la cabeza llena de todo, de las inseguridades, los miedos, la frustración y el extraño cariño por Hermione Granger que nacía en ella.

No fue a la cena, no tenía ni pizca de hambre y no quería ver a nadie. Bajó corriendo a las mazmorras y luego fue como una flecha hacía su Sala Común. Entro y se fue derechito a su dormitorio, ignorando las voces que la llamaban y esquivando con agilidad a Millicent que, por la expresión preocupada de su rostro, quería saber por qué estaba tan pálida.

Se puso el pijama, se metió en la cama y corrió las cortinas con la varita. Tampoco tenía sueño pero no quería que nadie la moleste. Estuvo quieta, mirando (sin ver) el techo. Su mente estaba en otra parte, lejos de allí, intentando darle sentido a todo lo que pasaba, intentando buscar razón a lo que sentía, porque ella no podía estar enamorándose de Hermione Granger.

Hermione y ella eran amigas, nada más. Hermione la ayudaba con los ensayos y los hechizos, nada más. Hermione se ofreció a practicar con ella el encantamiento patronus hasta que ella consiguiera convertir el humo en un animal, nada más. Hermione y ella patrullaban juntas por las noches, nada más. Hermione y ella se reían, jugaban y bromeaban... nada más.

Escucho pasos entrar al dormitorio y ella se mantuvo quieta, no quería ver a nadie, no quería ver a absolutamente nadie. Si alguien, la que sea, se atrevía a molestarla estaba dispuesta a hechizarla, fuera quien fuera.

—Está pálida, como un vampiro...—susurró Millicent aterrada.

—Ella es pálida—dijo la voz de Daphne Greengras.

—Ya, pero es totalmente diferente...—Millicent se escuchaba intranquila. Pansy se sonrojo, Millicent mostraba una preocupación sincera por ella—. Creo que deberíamos llamar a la señora Pomfrey.

—No—se apresuró a intervenir Pansy—. Estoy bien, no se preocupen... Eh, gracias Millicent...

***

Pansy no pudo pegar el ojo hasta muy avanzada la noche. Al día siguiente, cuando subió al Gran Comedor, tenía un aspecto horrible que nadie disimulo en observar. Busco a sus compañeros con la mirada y, cuando los encontró, se acercó a ellos. Se sentó y tomó una tostada.

Sus amigos intercambiaban miradas de asombro entre sí.

—Pareces un vampiro—Blaise se atrevió a decir lo que todos estaban pensando.

—Es que me voy a disfrazar de vampiro para la fiesta de Halloween el otro año, ¿crees que me siente bien la túnica?

Blaise iba a responder pero Draco lo calló con un movimiento de su mano. Él tomó la palabra.

—¿Y a quién vas a morder?

—A quién se me dé la gana—contestó Pansy con brusquedad. Los pensamientos que la torturaron toda la noche hablaban con la voz de Draco.

—Granger entonces—dijo Draco con malicia. Sus compañeros de curso escuchaban con atención—. Me he enterado de mucho, Pansy... ¿Te piensas convertir en una rata de biblioteca? ¿O es que vas detrás de ella...?

PatronusWhere stories live. Discover now