Capítulo 4

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Un miedo aterrador se abre a través de mi cuerpo pero no puedo evitar notar cierta excitación entre mis piernas. Agacho la cabeza para que no pueda ver que mis mejillas están ardiendo. Mi respiración se vuelve entrecortada. Subo mis manos a mi vientre y juego con mis dedos desesperadamente. Mi estómago es una mezcla de nervios y miedo. Nos ha encerrado en mi habitación y no tengo escapatoria. La única manera de conseguir la llave es metiendo la mano dentro de sus calzoncillos y eso es algo que no soy capaz de hacer. Aunque sé que una parte de mí se muere por hacerlo sin pensar en las consecuencias que eso traería.

Le miro directamente a los ojos mientras me muerdo el labio inferior. Veo que aprieta los puños y su mirada se vuelve más oscura. Uno de los hombres más guapos del planeta, o posiblemente de la galaxia entera, está en mi habitación y yo soy incapaz de moverme. ¿Por qué demonios tendré que ser tan tímida? No me extraña que no se haya creído ni por un momento mi mentira de que cada día me acuesto con un tío diferente.

Entonces es cuando noto algo líquido en los labios. Me llevo el dedo índice hacia esa zona y veo sangre. No era consciente de que me lo estaba mordiendo tan fuerte. Cuando James está cerca mi mente se nubla por completo.

James empieza a caminar por la habitación hasta que se sitúa delante de mí. Su paquete está a la altura de mi cabeza y necesito agarrarme a los bordes del banco para resistir la tentación de tocarlo.

Acerca lentamente su mano hasta mi labio y toca la herida con el dedo pulgar. Bajo mi atenta mirada se lleva el dedo hasta la boca y saborea mi sangre. Sé que debería sentirme asqueada pero eso sólo hace que lo deseé más.

Se sienta en mi cama cómodamente y me dedica una sonrisa socarrona. Ninguno de los dos pronuncia ninguna palabra. ¿De qué va todo esto? En mi cabeza se forman miles de preguntas sin respuesta. ¿Por qué las mujeres nos sentimos tan atraídas por esta clase de hombres? Todos los poros de su piel desprenden peligrosidad. Sé que me va acabar destrozando, no hay manera de que esto, lo que sea que tengamos, acabe bien.

Se palmea la pierna y con el dedo índice me indica que me acerque a él. Cierro los ojos un segundo y respiro hondo tratando de calmarme. Me levanto y camino despacio hasta sentarme a su lado. Chasquea la lengua y se me mira la pierna. Niego con la cabeza y al momento me agarra y me sienta entre sus piernas.

Nuestros ojos están a la misma altura, nuestras narices rozándose y nuestros labios, deseando devorarse. Me doy de cuenta de que él está impasible como si no le afectara lo más mínimo mi presencia, mientras que yo soy una bola de nervios.

—No te sientes atraído por mí. —afirmo agachando la cabeza.

Agarra mi mano izquierda y me besa la palma suavemente. Sonríe de esa manera tan característica suya y me coloca la mano sobre su polla. Intento apartarla de ahí pero él no me deja. Su polla está dura como una piedra y a la cremallera le falta poco para reventar. Mi boca se hace agua ante la expectativa de imaginarme chupándosela. Me muerdo el labio descaradamente mientras recorro sobre la tela la longitud de su polla. Me armo de valor y le empiezo a desabrochar el cinturón pero me aparta las manos con desaprobación.

—No vamos a follar. — ruge

—Pero dijiste que...

— Te dije que íbamos a jugar y lo vamos hacer ahora. Primero tengo que saber hasta dónde puedes llegar.

Lo miro con confusión sin entender que quiere decir con todo eso. Sino vamos a follar, ¿a qué se refiere con jugar?

Me insta a que me levante de sus piernas y me quedo parada delante de él sin saber que quiere de mí exactamente. Con mi camiseta de tirantes y mis pantalones cortos de algodón me siento muy expuesta. Me mira los pechos descaradamente y yo bajo la cabeza de nuevo avergonzada, mis pezones están duros y el sujetador de encaje no ayuda mucho a esconderlo.

—Levanta la cabeza y mírame.

Esa voz suya tan autoritaria sólo provoca que mis bragas se mojen cada vez más y más. Aprieto mis muslos para buscar un poco de fricción entre mis piernas y no puedo evitar pensar en su barba de tres días en esa zona. Sé que me volvería completamente loca. Su mirada baja hasta su paquete y sonríe. Cierro los ojos tratando de no sucumbir a su encanto. Noto cierto movimiento y , ¿el sonido de una cremallera bajándose? ¡¡¡¡¡¡¿¿¿¿¿¿QUÉ??????!!!!!!

Mis ojos se abren rápidamente y ahí está delante de mí. Ya no hay ninguna barrera que me impida verla. Su polla es también realmente preciosa como él. Está muy dura y erecta. Su capullo sonrosado tiene una gota preseminal que pide a mil gritos ser lamida.

Como si estuviera poseída por algo sobrenatural doy un paso hacia él y alargo la mano hasta su polla para darle toda la atención que esta se merece. James me aparta la mano con un suave golpe.

—Quiero que te desnudes, te sientes en el banco y que me mires. - dice al tiempo que con una mano se agarra la polla.

¿Desnudarme? ¿Delante de él? ¿Está de broma, no? La confianza que unos segundos antes me había invadido se desmorona por completo. Mi cuerpo empieza a temblar y mi visión se vuelve nublosa por las lágrimas. ¿Por qué no soy capaz de hacerlo? Me intimida demasiado. ¿Qué pasa si al verme desnuda no le gusto? Soy una persona demasiado insegura en temas como este. Desería poder ser...

—Alba te doy doy dos minutos para desnudarte o me largo.

Su mirada es seria y sé que no durará en irse si no lo hago. ¿Es esto lo que de verdad quiero? Ante mi mirada de duda empieza a levantarse y por instinto me quito la camiseta. Vale. Sólo quedan tres prendas más. Tú puedes Alba.

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Siempre respondo 🖤

Mi PerdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora