Capítulo 9

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Decido acercarme para cerrarla y veo como James se encuentra sentado al borde de la piscina con los pies metidos dentro del agua. Solo logro ver su perfecta espalda. Una especie de humo sale hacia arriba y mi mirada se va directa al cigarrillo que sostiene en su mano izquierda. Lleva una chaqueta gris de chandal y ha cambiado los pantalones largos por unos cortos. Decido que será mejor irme antes que se de cuenta que no está solo, y cuando estoy a punto de girarme veo como su mirada se posa en mi. Ya es demasiado tarde. Por unos momentos sopeso la idea de acercarme a su lado pero puede que siga molesto conmigo. No entiendo a los hombres, en especial a este.

—Lo siento, no quería molestar. Ya me iba.— digo metiendo los pulgares en la camiseta.

—No molestas Alba. Ven aquí.— dice mientras me da la espalda y da unas palmadas a su lado derecho.

Camino con paso temeroso, el frío del suelo hace que un escalofrío suba por mi columna vertebral. Me quedo parada a mitad del camino. No puede ser. Joder. Miro hacia abajo y veo que solo llevo el tanga negro de encaje y el crop top del mismo color. Mierda, estoy jodida. Miro hacia el salón pero descarto la idea de un plumazo, si me voy me verá el culo. Ya me ha visto desnuda, pero esto es distinto. Respiro profundamente y cuando creo que ya estoy más tranquila me encamino hacia mi objetivo. Me siento como puedo y mis nalgas se enfrían de golpe. Joder. ¿Cómo me he podido olvidar de poner el mono? La culpa es de ellos. Si me hubieran dejado un pijama esto no habría pasado. Intento mantener la calma. Tranquilízate Alba, no se ha dado cuenta. Meto los pies en la piscina y un calorcito agradable me calienta. Piscina climatizada, menos mal, sino ahora mismo estaría helada.

—¿No puedes dormir?— James exclama. Aparto la mirada del agua de la piscina y le miro. Tiene la mirada clavada en un punto fijo. Sigo el recorrido de su mirada pero no hay nada que llame mi atención.

—Estoy demasiado nerviosa como para dormir.—Suelto de pronto, diciendo la verdad. No tengo la cabeza para pensar en alguna excusa.

Un silencio nos envuelve, solo se escucha el sonido de algún coche que otro que circula a estas altas hora de la madrugada. Para mi sorpresa no es un silencio incómodo, es un silencio agradable. No necesitamos palabras para rellenar estos momentos.

Observo como sostiene el cigarro entre sus labios. Agarra este con su dedo índice y pulgar y lo aparta. Suelta una larga bocanada de humo y yo aparto mi cara hacia un lado. Nunca me había gustado el olor a tabaco, es algo que siempre había odiado. Muevo los pies dentro del agua para poder entrar en calor, fuera hace un poco de frío, debería haberme abrigado. Unos minutos más tarde me empiezo a desesperar y rompo el silencio.

—¿Tu tampoco puedes dormir?— digo mirando como mis pies se pierden dentro del agua. Una brisa de aire recorre mi espalda y me abrazo a mi misma. Me estoy helando aquí fuera. Mis dientes empiezan a tiritar. El sonido de una cremallera hace que gire la cabeza hacia James. Veo como se quita la chaqueta. Para mi sorpresa debajo de esta no lleva nada. Me pongo colorada. ¿Es que no tiene camisetas?

—Ponte mi chaqueta.— me la ofrece pero yo niego con la cabeza, no quiero que pase frío. —Estoy bien así.— exclama.

—Eso se ve de sobra.— digo y me tapo la boca. Mi jodida boca siempre abriéndose en los momentos menos indicados.

Suelta una carcajada y me da la chaqueta. Me la pongo y subo la cremallera hasta arriba. La bajo de manera que mi culo queda tapado, agradezco que me quede bastante grande. Un envolvente aroma masculino me empieza a inundar, y empiezo a mover las aletas de la nariz disimuladamente para poder oler mejor ese olor masculino. Es una mezcla de James y Tom Ford. Una mezcla explosivamente sensual.

—Siento mucho lo de antes. En ningún momento fue mi intención enfadarte. — susurro mirándole a los ojos y veo como la expresión de su cara cambia completamente.

Se gira hacia mi y me lanza una mirada reprendedora. ¿Qué he hecho ahora?

—Soy un competo gilipollas contigo y tu... —me dice señalándome.— ¿me pides perdón? — dice como si no se lo pudiera creer mientras se ríe entre dientes. —Alba no puedo prometerte que eso no vuelva a ocurrir.— Mira a lo lejos como buscando inspiración.— Pero una cosa la tengo clara, no quiero que vuelvas a disculparte por algo así. No tienes la culpa de que sea un cabrón.

—No entiendo tu manera de ser. Unas veces eres cariñoso, como ahora.— digo tocando la chaqueta que me ha prestado.—Y otras veces eres un completo gilipollas.— susurro intentando no mirarle directamente a los ojos.

Aspira otra bocanada de humo.Recuesta su cabeza hacia atrás y suelta la bocanada hacia arriba.

—Ni yo mismo lo sé.— exclama mientras veo un pequeño brillo en sus ojos.— Soy un jodido hijo de puta con las mujeres.— Veo como su cara se transforma en una de desagrado, como si no le gustara lo que estaba pasando en estos momentos por su mente. —Joder, he perdido la cuenta de las mujeres a las que me he follado.— se pasa una mano por la cara.— ¿Cuántas han sido? ¿Cientos? ¿Miles? Mi polla nunca queda saciada. Esta tarde me he follado a una parisina que conocí en un restaurante.—exclama avergonzado y yo aparto la mirada.

En mi mente se empieza a recrear una imagen muy desagradable. Bueno, por lo menos es sincero y no me llena la cabeza de falsas esperanzas. James se vende tal cual es, sin tapujos. Aunque creo que debería poner un límite a su sinceridad.

—James...— abro la boca pero ni siquiera sé que decir, por lo que la vuelvo a cerrar.

—Alba...—escucho como pronuncia mi nombre y mi cuerpo se derrite. —Mírame, por favor. —Lentamente dejo que mi mirada se encuentre con el mar que guardan sus ojos. Extiende una mano y agarra mis dedos y los acaricia con suavidad.— Te prometo que esta semana será la mejor de tu vida. — Recalca esto último dejándome bastante claro que para ellos no será así. Claro, tendrán semanas así muy a menudo.—Pero a cambio tienes que tener claro que esto no va a terminar como esas historias que lees en los libros. Esto es la realidad, la realidad en la cual no somos buenos los unos para los otros.

De mi boca sale un suspiro entrecortado. Lo tenia claro, pero escucharlo en voz alta y por primera vez sus palabras hacen mella en mi corazón. Pero mis ojos no se llenan de lágrimas, ya no más. No merece la pena llorar por alguien a quien no le importas. Por supuesto que me muero de los celos porque se halla acostado con otras mujeres, pero no es el fin del mundo. Total, la próxima semana lo seguirán haciendo. No me quiero meter en sus vidas.

—No te preocupes por mi. Encontraré a un hombre que me trate como me merezco.— le muestro mi sonrisa más resplandeciente, esperando que pille la indirecta que va incluida.

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Mi PerdiciónWhere stories live. Discover now