Draco Malfoy caminaba por un callejón a las 2 de la madrugada ¿porque? simple, le acababan de dar la marca tenebrosa.
Estaba frustrado, no pudo hacer nada y todo para complacer a su padre, esa persona que no lo volteaba ni a ver ¿y su madre? Igual...
Estaba cansado, la loca de su tía le había dado una "increíble" sesión de crucios, y no lo dejo hasta bien entrada la noche, y para empeorar no había dormido, gracias a una pequeña personita que, a pesar de que lloraba mucho, amaba con su corazón. Siguió subiendo las escaleras de su casa para entrar a una habitación escondida tras la pared. Cuando entro lo primero que vio fue a un niño de apenas nueve meses de edad, sentado en una pequeña cuna color verde claro, jugando con un peluche de hurón
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¿irónico cierto?
A paso lento comenzó a caminar hacia él bebé, este cuando lo vio no hizo más que pegar un grito y empezar a reír alzando sus bracitos para que lo cargara cosa él hizo con gusto. -Hola bebe como estas? - dijo con una voz llena de ternura. En ese instante apareció su elfo personal, tonry.
-Amo Draco, tonry trae el biberón para el señorito.
-Gracias tonry, ¿hay algo que contar? - pregunto viendo al niño en sus brazos mientras le daba su biberón.
-Si Amo Draco, tonry vio al Señor Malfoy. Draco lo voltio a ver inmediatamente, el hecho de que su padre estuviera en la mansión no era nada bueno, principalmente porque no había pisado la mansión en un año ni él ni su madre. -A que venía? -pregunto.
-No lo sé Amó Draco, pero tonry vio como el señor Malfoy paseaba por la mansión como si buscara algo, tonry se acercó para preguntar si el señor Malfoy necesitaba algo, pero el señor ignoro a tonry. -dijo el elfo, luego de unos segundos dijo- tonry vio como paso cerca por la habitación del señorito, Amo Draco.
Eso lo alarmo, pues nadie sabía de la existencia de su bebe y mucho menos sabían que había un bebe en la mansión excepto de su elfo claro está. Y no sabía la razón por la cual Lucius había vuelto después de un año además de que si se enteraba de su bebe no sabía lo que podía hacerle, claro que no permitiría que le pasara algo, pero era mejor prevenir que lamentar. -Gracias tonry, puedes retirarte.
Cuando el elfo se fue Draco miro al niño en sus brazos, que lo miraba fijamente a los ojos con una sonrisa y solo pudo hacerle una promesa.
-No dejare que algo malo te pase, jamás, te lo prometo.
