Capítulo 11

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Abrí los ojos de golpe. Mis manos dieron con dos cojines y la muñeca de alguien. Me senté en lo que sentí era una cama, arrepintiéndome en seguida por las vueltas y vueltas que dio mi cabeza...

—Tranquila, tranquila —la voz de una chica sonó a mi lado, llena de calma—. Con cuidado, su alteza.

Una chica rubia esperaba a que recuperara estabilidad con un vaso de agua, lo cual me detuvo un par de segundos.

—Soy amiga de su doncella, Lidia—explicó, ofreciéndome un vaso de agua que tomé con lentitud—. Nos conocimos en una visita que hizo al cabaret... pero eso no le importa, seguramente. Debe de estar muy aturdida después de desmayarse al ver lo que le sucedió a esa mujer.

—¿En serio era una bruja?

Asintió, buscando las palabras exactas para proseguir. El ruido de música afuera y la gente no ayudaba demasiado.

—Eso creemos, de cualquier forma, es en un sentido figurativo. No trabajan con "magia" pero tienen capacidades especiales- dones, si desea verlo así. Ella estaba especializada en la astrología. Lo decían sus tatuajes.

Recordé la estrella y accidentalmente toda la escena que me hizo estremecer.

—Hey —dijo la chica de nuevo con calma, subiendo y bajando una mano en un espacio de mis hombros a la espalda—. Nadie más salió herido. No pudieron encontrar a la persona que disparó pero su majestad ya tiene guardias enviados desde el palacio a la redonda del campamento. Estamos a salvo.

Procesé lo que estaba sucediendo en un momento de silencio. Por más que intentaba comprender todo a la vez, las palabras de la señora hacían eco y saltaban en mi mente.

"El Príncipe que nunca debió haber sido Rey", "El Rey de la Niebla" y "La Princesa Alfil", se había referido a nosotros con esos apodos que carecían de sentido... o que aún no había sido encontrado.

—¿Qué haces aquí si trabajas en un cabaret? —pregunté, más que nada para no asustarla con mi silencio.

—El Rey me pidió venir.

Oh... —comprendí—. ¿Qué hacen afuera, por cierto?

Caminó hasta una ventana moviendo dos trozos de tela que simulaban cortinas a un lado.

—Bailan —contestó—. Usted debería de hacerlo también, pero con mucha precaución.

Salimos por la puerta de madera hasta el centro del campamento donde sirvientes y pueblerinos bailaban con entusiasmo. La noche era compañera de sus cánticos y celebración.

—¡Amberly!

Dominic apareció a mi lado con una mano extendida que tomé sin pensar.

—¡Vamos, baila! —dijo antes de llevarme con el resto de la gente, girando de un lado a otro llenando el ambiente de risas y pasos al ritmo de la canción que tocaban unos ancianos en una esquina con instrumentos rústicos—. ¡Nada malo para una princesa!

Reí siguiendo con esfuerzo a las parejas que nos acompañaban. La canción se mantuvo animada y feliz al igual que los bailarines hasta que llegó a su fin siendo reemplazada con aplausos. Caminamos un poco lejos de los demás para poder escucharnos mientras otra canción iniciaba al fondo.

—No conocía que el Lord Merlot duque de Greenbush supiera como divertirse de vez en cuando —vacilé arreglando el cuello de la camisa de Dominic que se había descompuesto en medio del baile—. ¿Habías venido aquí antes?

—No, pero conozco mi cultura —respondió con una sonrisa—. Mi madre tiene cierta fascinación con las fiestas, tuve que aprender o de lo contrario lo aprendería solo que con lecciones, ¿y qué hay de divertido en eso?

Regnum. ✔️[DISPONIBLE EN FÍSICO]Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz