Su silencio lo condenó. Ahora llevaba un lastre a todos lados, porque el peso de esa muerte nada ni nadie podría quitárselo. Tenía las manos manchadas de sangre y no sabía cómo confesárselo Yoichi. Porque sabía, igual que lo supo en aquel entonces, que en el momento en el que su crimen se materializara en palabras, perdería todo el derecho de quedarse a su lado. Ese pequeño chico de cabello rosado no lo indultaría, ¿cómo podría?, yo aún no puedo hacerlo. Y cada día despertaba con la resolución de confesar su pecado, pero, al verlo, al ser iluminado por esa tímida sonrisa, se convertía en un ser mezquino que no encontraba la fuerza para dejarlo ir. Y, mientras lo tomaba de la mano, repetía incansablemente su letanía: sólo es un día. Sólo tendré este día. Mañana le confesaré la verdad. ¿Hasta cuándo se iba a engañar? ¿Hasta cuándo postergaría lo inevitable?


Tan sumido estaba en su autocompasión que no notó el momento en el que llegó a los límites de la villa. Estaba a punto de regresar a su cabaña cuando lo escuchó. En el bosque, cerca de donde se encontraba, se rompió una rama. Tardó un segundo en comprender la situación. Un intruso estaba en territorio seidiano. Corrió en dirección al lugar donde percibió al extraño. Cuando el forastero se vio descubierto, emprendió la huida. Chris, por más que lo intento, no logró darle alcance. Al perder de vista la silueta del posible espía, regreso a la fortaleza. Sin perder el tiempo tomó rumbo a casa de Kataoka. Tocó a la puerta. El hombre tardó menos de un minuto en aparecer frente a él.


—¿Qué es lo que sucede?


—Alguien estaba rondando en los límites de la fortaleza. Creo que estaba solo por lo que estoy casi seguro de que se trata de un espía. Es probable que por estos días tengamos que estar preparados para un posible ataque.


—Reúne al grupo élite y suelten a los perros de caza. Debemos atraparlo antes de que suelte el fuego sobre la pólvora.

Para Sawamura era difícil recordar un día tan cansado y abrumador como ese pues, nunca, ni en sus peores pesadillas, imaginó pelear con sus compañeros

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Para Sawamura era difícil recordar un día tan cansado y abrumador como ese pues, nunca, ni en sus peores pesadillas, imaginó pelear con sus compañeros. No de esa manera y, desde luego, no por un estúpido perro blanco. Suspiró frustrado, sintiéndose pequeñito. Odiaba sentirse culpable y, en ese momento, más que otra cosa, detestaba no tener respuesta a los porqués de sus compañeros. Es que, aunque lo parezca, no soy tan idiota. Por supuesto que lo entendía, era ridículo poner las manos al fuego por alguien que, abiertamente, muchos años mostró su desprecio por el ideal que defendían, pero, por mucho que su (inexistente) lado racional le diera una y mil razones por las cuales desconfiar, él simplemente no podía. No, cuando ya lo he visto romperse. Porque no se necesitaba ser un genio para intuir que Miyuki preferiría morir a que alguien lo viera perder el control, asustado por sus demonios y miedos. Porque lo dejaba vulnerable, a merced de lo que quisieran hacerle.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: May 22, 2020 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Lucha o Vuelo [MiSawa] [DNA]Where stories live. Discover now