III. Vampire Money

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Tarde mucho con la actualización, me disculpo por ello. Este capítulo está inspirado en esta canción y por fin nuestro sarcástico chico se encuentra con nuestro amado castaño ruidoso :3 De ahora en adelante las cosas se pondrán interesantes entre estos dos, aunque iremos poco a poco así que paciencia :D

Gracias a los que han leído y votado por esta historia :3 Espero no tardar mucho con la siguiente actualización :) Disfruten el capítulo y discupen el Ooc y los errorcillos que seguramente habrá.


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Cuando regresaron, aquel día (después de la misión de rescate) fueron recibidos como reyes. Hubo sonrisas efervescentes, bobas y (sobretodo) esperanzadas. Sawamura no quería pensarlo con detenimiento pero, aún con su excesiva (y sí, a veces molesta) densidad mental, sabía que si el odioso dictador lograba capturar a algún miembro de la resistencia; uno de aquellos guerreros que eran la cara de la rebelión, de un utópico futuro, de ese doloroso (y a veces deslustrado) anhelo de paz y libertad, daría un golpe brutal a las ilusiones de cada seidiano.



Si bien, no podía negar la perdida de numerosos guerreros, ellos decidieron (en su momento) que era mejor sacrificarse en pos de algo mejor y mayor. Porque la perdida dolió en cada corazón de los rebeldes, en cada familiar que lloraba por la orfandad pero era mejor hacerlo con trilces sonrisas y el corazón hinchado de orgullo pues su abnegación permitió salvar a aquellos que podían otorgarles la autonomía tan anhelada. Porque las muertes eran luminiscentes de una extraña manera pues, poco a poco, permitían que remitieran las garras de la terrible oscuridad.



Por ello, el día que capturaron a Masuko y a Harucchi casi cedieron al pánico. La sensación se adhirió a su piel con la molestia de la ropa mojada. Los dejó helados. Fue como si los alcanzara un rayo. El miedo fue colectivo. Sin embargo, la determinación infranqueable que brillaba en los ojos almendrados del joven líder los encausó. También, la solidez necesaria para planear el rescate, se las proporcionó el Kominato mayor a través de su excesiva sed de sangre.



Rápidamente se reagruparon. La única ventaja con la que contaban era la distancia del lugar de la captura con la capital. Porque, aunque reventaran a un galope forzado a los caballos, en algún punto tendrían que parar a descansar. El viaje (sí o sí) debería llevarles (por lo menos) dos días. Por ello, el grupo élite (al que milagrosamente había logrado entrar) no se negó a seguir las ordenes de Chris. Chris era el otro joven estratega genio en el reino. Los seidianos tenían suerte de que su lealtad estuviera entregada a la causa. Y ello se debía, principalmente, al amor que le profesaba al menor de los Kominato.



Sawamura sonrió tontamente (ahora más tranquilo porque se trataba de un recuerdo). Era agradable ver que, a pesar de que el campo era yermo, había lugares en los que las cosas podían florecer. Al principio, cuando vio las múltiples parejas que componían el núcleo de la resistencia, no entendió de donde sacaban la valentía para entregar su corazón. Porque se amaban, el sentimiento era tan obvio que hasta un tonto como él lo vio. Era evidente en la complicidad de las miradas entre Yuuki y Jun, o los "cariñosos" golpes entre Ryo y Kuramochi, también en la abnegada devoción que pendía de los labios temblorosos y tímidos de Harucchi cuando miraba a Chris, o esa fiereza con la que el estratega peleó para recuperar a su bonito chico de cabello rosado. Incluso el despistado, frío y flojo de Furuya estaba un poco prendado Haruno.

Lucha o Vuelo [MiSawa] [DNA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora