Ania Se Desmaya

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- ¡¿Qué no es su culpa?! - - gruñó Edward bajando las escaleras. - ahora que está débil me pude meter en su mente, ella no para de recordar lo que desencadenó lo de Seth.

- ¿Qué pasó? - Preguntó Rose, preocupada por la niña.

Edward contó los sucesos tras ella huir de Seth y Sam llorando.

El corazón de Seth se destrozó al saber cómo se había sentido Ania, la creía una chica fuerte emocionalmente, pensaba que eso la habría enfadado, pero ahora todo tuvo sentido de por qué el miedo a él y a los lobos.

Edward leyó la mente del niño, supo cómo se sentía, decidiendo no darle más caña, después de todo tenía un corazón muy puro y últimamente no había tenido mucha suerte.

Se escucharon gritos desde arriba, Rose fue la primera en desaparecer por las escaleras hacia la menor de toda la casa.

Seth les siguió, junto con Jacob.

Ania parecía tener una pesadilla pero muy vivida.

Seth ignoró los brazos de Jacob sujetándolo y se zafó para ir a abrazar a Ania

Ella se movía violentamente, lanzaba arañazos al aire, le dio a Seth en el brazo, pero el se acercó y se aferró a ella, abrazándola en un momento en el que abrió sus brazos.

- Llamé a la madre de Ania, he dicho que la invité a una fiesta de pijamas que duraría el puente entero, ha aceptado, dice que está tan cansada del trabajo y todo lo que pasa que es un alivio que Ania siga estando feliz a pesar de todo. - dijo Alice.

Ania se había relajado un poco ante el abrazo de Seth.

- ¿Será posible? - sonrió Paul levemente - Seth, acuéstate con Ania y abrázala. - dijo por probar lo que él pensaba.

El menor, extrañado, lo hizo, sorprendiéndose al sentir el abrazo de la contraria aferrándose a él.

Los mayores salieron del cuarto y decidieron hablar.

- ¿me explicáis que ha pasado ahí? - preguntó Rosalie, Rose para los amigos, con cara de pocos amigos.

- Eso se llama imprimación. - Fueron fuera de la casa y dieron un paseo todos, no querían que Seth se enterase, y el jodido tenía la mejor audición de toda la manada.

Cuando estuvieron muy lejos continuó explicando.

- Es cuando encuentras a alguien por quien serías cualquier cosa. Tu impronta es la persona a la que más amas, con quien te calmas y quien ambos sienten como hogar. Y Seth no para de dar señales de que puede ser. Primero con sentirse fatal cuando le hacen algo, haría cualquier cosa por ella, incluso matar o matarse si ella muriese. - explicó.

- ¿Cuándo me ibais a contar eso a mi? - preguntó Jacob extrañado.

- Cuando olvidases a Bella. - le respondió Paul tranquilo y sincero - la cosa es que Ania se calma con Seth, y, cuando a Seth le pasa algo, a la única o la primera a la que busca es a Ania. Lo mejor es que por ahora crean que es amistad solamente, son muy pequeños para todo eso.

- ¿Es buen momento para decir que Ania se transformó en Volterra? Había demasiados vampiros para ella y... Pum - dijo Alice.

- ¡¿La llevaste a Volterra?!- se alarmó Rose. - ¡Pudieron matarla!

- Ella quiso venir y Jacob no lo impidió. - se excusó, echando el marrón al chico.

- Osea, que el que tú la pongas en peligro es culpa mía. - se defendió Jacob.

- Eres su primo, ¿no? - dijo Alice obvia. - Además, a Bella le rogaste y a Ania ni la miraste, ni un adiós.

Paul no entendía una mierda de lo que estaba pasando.

- ¿Qué de vampiros en donde? - preguntó.

- En Volterra, un lugar de Italia, hay muchos vampiros. - explicó - un grupo muy poderoso y comen humanos.

- Eso para un licantropo es como una totura el convivir con tantos, porque estaría alarmado constantemente y nunca se podría relajar. Y es muy probable que pierda los estribos - explicó Paul. - osea, que el lobo que nosotros sentimos de pronto era Ania.

Y Alice asintió.

- ¿qué hizo? - preguntó.

- Sólo nos protegió, no mató a nadie, y se lanzó contra uno para evitar que atacase a Bella, pero por lo demás, no le hizo ni un rasguño. - narró Edward.

- Qué autocontrol y recién transformada. - se sorprendió Jacob.

- Ania es medio vampiro, ¿recordáis? Su tolerancia a los vampiros es mucho mayor que la vuestra. - recordó Esme.

Emmet sólo oía y callaba.

- Pero algo que no comprendo ¿por qué decís que es de la familia Caius? - preguntó Emmet. - ¿de la familia Caius del 1300 a.C?

- Es hija de Caius. - respondió Carlisle. - uno de los 3 jefes de los Vulturis. - explicó a los lobos - Sus gestos, sus ojos rojos, esa forma de moverse, de hablar a veces... Se me hacían muy familiares, ahora lo sé. - contó. Era el único que había vivido con ellos, los conocía lo suficiente para saber eso.

Decidieron dejar el tema y volver por Seth, pero él ya se había dormido.

Cuando Jacob y Paul trataron de levantarlo para llevarlo a casa, Seth les soltó un gruñido TAN grave y que sonaba a PELIGRO, que prefirieron dejarlo, por el bien de la salud física del que osase alejarlo de su impronta.

- Que duerman juntos... - dijo Carlisle. - a Ania le vendría bien una noche de completa calma por todo lo que ha pasado.

- Y a Seth también. - anotó Paul - pero tened cuidado con él, es muy bueno pero como es nuevo y pequeño no sabe controlarse a sí mismo ni sus impulsos.

Tras la promesa de los Cullen de cuidar bien al chico, los dos licántropos se fueron.

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Seth despertó a la mañana siguiente con Ania entre sus brazos y sonrió, besando su cabeza.

Un pensamiento de besar sus labios se le pasó por la mente, solo por saber si serían tan suaves como sus mejillas.

Pasó su dedo pulgar por estos, y decidió no hacerlo, era raro.

Se quedó con ella así, no quería separarse.

Le comenzó a dar algo de hambre y se movió para levantarse, soltó la mano de Ania de su camiseta y al levantarse se dio cuenta de que ella no paraba de buscarlo dormida, comenzando a moverse más cada momento.

Temía que despertase, así que volvió a su lado, sonriendo cuando ella se calmó con su tacto.

Después de todo, seguía siendo necesario para ella.

Al menos era quien la calmaba, el sentir que ella quería su tacto y lo buscaba incluso dormida le hizo sentir una extraña calidez en su pecho y sensaciones extrañas en su estómago.

"Es mi mejor amiga, es un alivio el seguir importandole, la necesito tanto..." pensaba el chico, no se imaginaba la vida sin ella, se había acostumbrado tanto a la chica y a sus visitas que cuando no la veía prácticamente se sentía muy solo, vacío, como que algo le faltaba, o alguien.

Incluso había olvidado por ese momento todo el asunto de su padre recién fallecido.

Al fin sabía que lo que le faltaba era su mejor amiga, la mejor amistad que tendría en toda su vida.

De Luna Llena A Luna NuevaWhere stories live. Discover now