Extra: Shinki.

1K 97 22
                                    

—¡Mamá, apúrate con eso!.-Exclamó una muchacha de cabellos oscuros y cortos, con sus ojos oscuros brillando por la ansiedad que le provocaba todo el asunto.

Su madre, una mujer de unos treinta años, de cortos cabellos anaranjados y preciosos ojos azules, se encontraba sentada en el sofá, terminando los últimos detalles del maquillaje cobrizo de su sobrino. Shinki hizo un pequeño abismo de sonrisa burlesca cuándo vió que su tía rodó los ojos ante las palabras de la Uzumaki menor.

—Tranquilízate, Tsukiko, todavía no terminé con tu primo.-Mencionó la mujer de cabellos anaranjados, terminando de maquillar esas mejillas suaves que portaba su sobrino.

La nombrada soltó un bufido a la par que cruzaba sus brazos sobre su plano pecho mientras su hermana mayor reía por la pequeña discusión entre su madre y su melliza.

—Tía, ¿Vendrás a verme en los exámenes?.-Preguntó el hijo de su cuñado, Saki pudo apreciar cómo había una súplica silenciosa en esos ojos grises con pequeños detalles esmeralda.

Shinki era un niño bastante callado y algo frío en general, pero no con su familia. Ese muchacho pasaba de ser una persona completamente indiferente con el mundo, a ser obediente, tranquilo y muchas veces algo cariñoso, o más bien que mendigaba algo de cariño.

Cuándo llegó a ese hogar era un simple niño huérfano, y se sorprendió cuándo fue adoptado por una familia llena de amor. No sólo por su padre, que si bien lo quería demasiado, era un poco inexperto a la hora de darle amor a un hijo. Si no que se había encontrado con una mujer como Saki, una madre de mellizas que ya estaba acostumbrada a ser una figura materna. Y con Kankuro, quién había servido de padre para esas niñas.

Eso logró que la actitud algo inestable del niño cambiase completamente por todo el amor que recibía. El amor que le faltó a su padre en su infancia, ese amor incondicional que Kankuro y Saki le mostraban cada día. Por no hablar de Sorako y Tsukiko, quiénes eran lo más cercano a unas hermanas mayores que tenía.

Esas mellizas lo habían aceptado cómo parte de su familia, pese a que muchos infantes sentirían algo de amenaza y celos al ver a otro niño llegar al hogar, pero Sorako y Tsukiko no lo sintieron asi, por lo contrario, lo habían integrado en el vínculo de complicidad que tenían ambas niñas y lo convirtieron en su pequeño hermanito.

Y cuándo vino Himawari todo fue para mejor. Esa niña lo veía como su héroe, siempre estaba a su alrededor y deseaba ser como él. Y Shinki no podía ser menos dulce con su prima menor, es más, tenía una pizarra en su habitación con todos los dibujos que la pequeña Uzumaki le hacía.

Shinki no quería ponerse cursi, después de todo ese era el papel de su Tío Kankuro, pero realmente sentía que había dejado de ser un monstruo, para convertirse en un integrante de la familia Uzumaki.

—Por supuesto, no me perdería ver a mis tres niños.-Murmuró su tía quitándolo de sus pensamientos, pero lo murmuró con tanto cariño y dulzura que provocó un pequeño escalofríos en el menor.

La Uzumaki lo abrazó casi al instante, sin esperar respuesta, después de todo el pequeño hijo de su cuñado no era muy demostrativo y mucho menos cariñoso, pero le gustaba que él supiera lo importante que era en la familia.

Y más para Saki. Saki había perdido mucho, primero su madre, sus tíos, luego su padre y todo el clan Uchiha, Sasuke también la había abandonado y todo terminó con la muerte del hombre que amaba. Por primera vez Saki sentía lo que era una familia estable, sin los miedos del mañana, una enorme familia constituida por todas las personas que vivían en ese hogar. No solo sus hijas y Kankuro, no, Gaara y Shinki también eran su familia.

Pearl eyes ; Neji Hyūga. [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora