Epílogo II |Bright|

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—Win, ahora necesitamos que estes muy tranquilo y consciente de lo que va a ocurrir ¿Bien?—preguntó el médico tomando unas enormes tijeras para luego voltearse hacia Win.

—Ajam—asintió Win mientras apretaba los labios en una fina línea.

Ya era hora.

Este era el momento que llevaba 38 horas esperando desde que entré a este maldito hospital. Win estaba sentado bien erguido sobre la blanca camilla tapando sus piernas con una sábana blanca, presionándola entre sus dedos, asustado. Una bata de hospital cubría su cuerpo y tenía una venda de gaza blanca que rodeaba su cabeza varias veces impidiéndole ver.

Si es que puede hacerlo.

Apreté los puños de mi poleron fuertemente entre mis dedos conteniéndome de ir a consolarlo, rodearlo con mis brazos y protegerlo de todo. Drake había creído que era mejor no decirle que yo estaba aquí hasta más tarde, ya que si lo sabia, se iba a poner más nervioso y se iba a desesperar. Y nosotros ni queríamos que eso pasara.

—Bien, ahora quédate muy quieto, esto no va dolerte nada—el médico procedió a poner las tijeras bajo la gaza y luego cortarla lentamente sin dejar que cayera de los ojos de Win.

—Enfermera—llamó el hombre seriamente a una muchacha delgada que lo había estado asistiendo en todo momento.

La chica asintió entendiendo al acto y comenzó a desenvolver la cabeza de Win con mucho cuidado y mucha paciencia, hasta el punto en el que la gaza cayó, y solo quedaron sobre los ojos de Win dos parches que le impedían ver más allá de ellos.

—Las ventanas—indicó el doctor con un movimiento vago de sus manos a la muchacha que corrió a cerrar las cortinas para que así la poca luz solar no entrara por ellas, y de paso, apago dos de las tres luces encendidas en la habitación.

Las manos me sudaban de una manera impresionante y quería largarme a llorar. La tensión del ambiente podría haberse cortado con un cuchillo para mantequilla, todos conteniamos el aliento.

Win se veía tan inocente allí sentado, a la espera de que lo que tuviera que pasar... pasara, su cabello revuelto delataba que acababa de despertar hace pocos minutos, tenía las mejillas sonrojadas dándole un aire infantil y jugueteaba con sus dedos nerviosamente.

Es tan difícil verte de esa manera, cariño.

La enfermera preparó una pequeña bandeja metálica y el médico le hizo una seña con la mano indicándole que el momento de saber el resultado había llegado.

Drake apretaba fuertemente mi mano a uno de mis lados y la de Frank del otro mientras lloraba en silencio. Frank por su lado permanecía con la vista fija en Win prácticamente sin pestañear, apretando entre sus dedos también la mano de su novio.

La enfermera movió sus pequeñas manos revoloteando alrededor de los ojos de Win y le puso una especie de líquido como vaselina sobre el pegamento de los parches para luego proceder a empezar a quitarlos lentamente.

—Necesito que mantengas los ojos cerrados hasta que te quitemos los parches ¿Está bien, Metawin?—

Win asintió a las palabras del médico y soltó un pequeño quejido cuando la chica comenzó a retirar suavemente los parches de sus ojos.

Una vez liberado de ellos, sus párpados quedaron expuestos al exterior, dejando ver unas hermosas pestañas cortas y sus ojos enrojecidos.

—Ahora, Win, a la cuenta de tres abrirás los ojos y nos dirás que es lo que ocurre ¿Está bien?

¡Buenos Días P'Bright! ▪︎BrightWin▪︎ (Adaptación)Where stories live. Discover now