Parte 19

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~Si pudiste amar tanto a la persona equivocada, imagínate cuanto podrás amar a la correcta~



Jocelyn tenía sus planes hechos para los próximos días y todo indicaba que Max no estaba incluido en ellos. Por lo tanto, lo único que él podía hacer, era disfrutar ese momento y pasarla lo mejor posible.

Max le comento que nunca la había visto tan enojada, como la vio cuando venía de regreso a la mesa, después de bailar. Ella solo movió la cabeza y le comento el repudio que sintió cuando el señor acaricio su espalda. Max soltó la carcajada y al darse cuenta de que le gustaba la canción, la invito a bailar. Le retiro la silla y le dio la mano, mientras se dirigían a la pista de baile, él se le acercó para hacerle una pregunta.

–¿A mi si me vas a dejar que ponga mi mano en tu espalda o también me vas a decir algo?

–¿Vas a seguir con lo mismo? –comento ella, tratando de ponerse seria, si es que podía hacerlo al verlo a él sonreír.

–Si hubieras las visto la cara que puso el pobre hombre, estarías riéndote también. –dijo Max riéndose al recordar. Jocelyn volteo y termino riéndose al verlo reír a él. Comenzó a bailar antes de llegar a la pista y le sorprendió ver el ritmo que tenía y lo bien que sabía bailar Max ese tipo de música. Para cerrar ese bloque musical el grupo toco una canción romántica y ella dejo de bailar.

–No podemos dejar la bailar esta. –dijo Max, mientras comenzó a acercarse a ella. Tomo las manos de ella y las guio para ponérselas sobre el cuello de él, para después él poner las suyas en la espalda de ella. Jocelyn se puso tensa al sentir su mano acariciar su espalda, trato de disimular lo nerviosa que se puso y separo un poco sus manos del cuello de él para que no se diera cuenta que sus manos estaban temblándole.

–¡Relájate, Jocelyn, estas muy tensa! –susurro él, de los más tranquilo. Ella suspiro mientras él se acercó más y redujo el espacio que ella había dejado en un principio. Segundos después ella termino inclinando su cabeza hacia él, y trato de no pensar en nada, solo disfrutar la tranquilidad que él le brindaba. Cuando la canción termino, Max la soltó primero y le dio las gracias. Ella no le dijo nada solo le sonrió.

–¿Como te la estas pasando? –pregunto Max.

–Mucho mejor de lo que esperaba. –respondió sonriendo.

Max la acompaño a la mesa y le comento que iba a ir a la barra. Le pregunto si quería algo más, ella menciono que estaba bien y aprovecho la oportunidad para salir por un momento. Aun sentía un cosquilleo en su cuerpo por haber estado tan cerca de Max. Él regreso y no la encontró en la mesa, al ver que no regreso decidió ir a buscarla al jardín. Ahí estaba de espalda, con sus brazos cruzados apoyados en el barandal, disfrutando la vista del campo de golf.

–Me imagine que estarías aquí.

–Esta hermosa la noche y aún más la vista.

–Max se acercó a ella y por inercia estiro el brazo para abrazarla. Iba a comenzar a acariciar su espalda, pero se detuvo. –¿Puedo? –pregunto él.

–Sí. Tú puedes hacer lo quieras. –respondió ella, con una leve sonrisa, pero hablando en serio, por ello lo miro a los ojos afirmárselo mientras humedeció sus labios.

–Cuidado con lo que dices, porque me lo puedo tomar en serio.

–Como gustes. –dijo ella, casi retándolo.

Max sonrió levemente, mientras acaricio su espalda, haciéndola estremecerse al volver a sentir una caricia de él.

–Tienes helada la espalda. ¿No tienes frio?

Por CasualidadWhere stories live. Discover now