—Me tratan como basura, Percy.

—Tonterías —repitió.

—No me permiten casarme, Percy.

—Es sólo un pedazo de papel, no hay restricciones sobre a quién se le da ese título.

—No tengo permitido tener hijos, Percy.

—Bueno —comenzó, pero parecía incapaz de encontrar una justificación—. Es lo mejor... no tener a un montón de niños que no tendrán un entorno hogareño estable.

—Ese es un argumento tonto que justifica tu prejuicio.

—No soy prejuicioso —Percy declaró, ofendido.

—Si tú lo dices, Percy —Hermione dijo—. De todos modos, esperaba mantener mis asuntos tranquilos.

—Eso es comprensible, teniendo en cuenta la decisión tonta que has tomado —él señaló—. Entonces, escabulléndote como un ladrón de dinero —dijo con una sonrisa y Hermione reflexionó sobre cuán completamente inapropiado se estaba comportando el Weasley.

—Preferiría que nadie me viera —comentó Hermione y supo que Percy pensó que ella estaba avergonzada por lo que estaba haciendo. Una parte de ella quería discutir con él hasta que entendiera su posición, pero la otra simplemente no quería molestarse. Con suerte, en media hora, ni siquiera sabría quién era él o sus ridículos prejuicios.

—¿Viste a alguien en esa dirección? —ella siguió.

—Ah... sí, vi a Blaise Zabini.

—Oh —Hermione dijo tratando de sonar sorprendida.

—¿Y no quieres que él te vea?

—No —respondió—. Bueno para alguien en mi posición, sería vergonzoso hacer algo como esto delante de un Slytherin de mi año. Si un Slytherin ve a un Gryffindor huyendo, dañaría nuestra imagen, ¿entiendes?

—Sí, supongo. Las rivalidades de la vieja escuela se arraigan duro —murmuró golpeándose la barbilla—. Él trabaja en Gringotts, ¿sabes?

—¿De verdad? —preguntó Hermione fingiendo estar interesada en algo que ya sabía.

—Supongo que podría distraerlo un poco mientras pasas sigilosamente, si estás segura de hacer algo tan ridículo.

—Lo harías, estaría muy agradecida —Hermione dijo conteniendo la respiración—. Sabes cómo somos los sangre sucia, realmente nunca podemos resolver solos nuestros asuntos —murmuró con los dientes apretados mientras lo veía aceptar su razonamiento.

—Bueno si insistes —él aceptó, moviendo las manos—. No podría negarle un favor a una vieja compañera de casa, ¿verdad?

—Te debo una.

—No lo recordarás —él comentó con una risa alegre.

—Cierto, es cierto. Pero ahora sabes que estaría agradecida si lo supiera.

—De acuerdo, déjame ver qué puedo hacer —expresó y le guiñó un ojo conspiratoriamente, antes de doblar la esquina.

«Idiota», pensó mientras lo veía alejarse. Ella lo dio un minuto y luego siguió hacia la esquina. Cuando llegó, pudo ver a Blaise y Percy inmersos en una discusión. «Vamos, Percy», pensó para sí misma, «por una vez en tu vida has algo útil.»

Percy comenzó a alejarse mientras le indicaba a Blaise que lo siguiera. Blaise parecía inseguro, tratando de decidir qué hacer, pero finalmente decidió seguir a Percy.

«Independientemente de los errores que hayas cometido, Percy, te perdono» pensó mientras comenzaba a correr tan silenciosamente como podía hacia las puertas de madera de la Oficina de Emigración de Nacidos de Muggles. Su corazón latía con fuerza en su pecho con ansiedad y adrenalina.

Absolutamente despreciableWhere stories live. Discover now