Las facciones del varón se desencajaron tras escuchar a la fémina, destilando más agresividad, e incluso enfado.

- ¿Bromeas?- no hubo respuesta y él indagó insistente-. Vamos, bonita, somos nosotros...- más silencio fue cuánto recibió, luego cambiando a un semblante molesto y desconfiado-. Es que quizás... ¿Hay otro?- ella frunció los labios, continuando en una actitud reservada mientras él sonreía con amargura-. Así que es eso...- dedujo a regañadientes-. Te estás follando a otro tío.

- Eso no es asunto tuyo.

Por más seria que se mostrara, el varón no cesaba de su empeño. Permaneciendo en un estado alterado que iba in crescendo con las cortantes contestaciones de la universitaria.

- Lo es.- se cernió más a su silueta y ella se removió incómoda-. ¿Cómo lo consiguió? ¿Te dijo cuatro palabras bonitas y te abriste de piernas?

- Luka...

- Es un hombre, Mari.- atrapó su rostro, obligándola a mirarlo directamente a los ojos-. Y por cruel que suene, la verdad es que se cansará de ti en cuanto le aparezca otra chica mejor...- ella lo vio con sus gemas cristalizándose-. No me pongas esa cara, sabes que tengo razón.- bajó las manos hasta su cintura, apegándola así a su anatomía-. Yo soy el único que te ha comprendido...- se inclinó con osadía sobre sus labios-. El único que te ha querido y querrá de verdad...

Sus bocas estaban muy cerca, casi llegando a rozarse.

- Lu-Luka, ya basta...- se defendió con un nudo en la garganta, haciendo presión contra su pecho.

- No te resistas más, Mari.- reforzó el agarre en sus caderas, dejándola sin escapatoria-. Los dos sabemos que tú y yo... Estamos predestinados...- se relamió-. Y que si no es conmigo...- apoyó su pelvis a la suya-. No podrás ser feliz con nadie.

Marinette sentía unas ganas irrefrenables de llorar. No sólo por la dureza y lo que le estaban afectando sus palabras, sino también por esa situación en la que ella bien parecía una damisela en apuros.

Necesitaba frenar aquello antes de que se pusiera peor. Necesitaba librarse de aquel indeseable. Pero sobre todo, en esos instantes necesitaba a Adrien.

- Nadie dictamina nuestro destino.- se pronunció con voz quebradiza, arrugando el entrecejo-. Y aunque al principio creyera que tú eras mi futuro...- tragó saliva con dificultad-. Ahora solo puedo verte como a mi pasado.

Luka sintió rabia e impotencia, no queriendo aceptar ese desprecio que era como un insulto hacia su persona. ¿Lo estaba rechazando? ¿A él? ¿La chica que siempre se había postrado a su voluntad? Tenía que tratarse de una broma.

Incrédulo a lo que según él no era más que un papel sobreactuado, sonrió ladinamente mientras sostenía con rudeza la barbilla de la chica.

- Bien jugado, bonita...- aduló con una expresión superflua-. Casi me lo creo...

Ella lo miró irresoluta, finalmente viéndose sorprendida por un beso indeseado que se imprimió en sus labios y que la dejó paralizada e indefensa a brazos de su asaltante.

En cuanto Marinette consiguió reaccionar, lo quiso apartar de un empujón. No obstante, él era más fuerte y no la dejaba escapar.

- ¡Pa-para! ¡No!- replicó al virar el rostro de forma esquiva.

- ¿Vas a hacerte la dura?- tentó a la vez que manoseaba sus glúteos sin contención, restregándose contra su entrepierna-. Estupendo, así será más divertido...

- Lu-Luka, ¡detente!- vociferó al moverse inquieta, tratando zafarse sin logro alguno-. Por favor, no sigas...

Él comenzó a besar su cuello sin tregua, filtrando después las manos por debajo de su camiseta en busca del cierre de su sujetador.

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