Capitulo 26

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suspiré apaciblemente sobre sus dulces labios rojos y en segundos me inundó en el jugo más delicioso
y placentero que en toda la vida pudiese probar. Nos besábamos una vez más al maravilloso compás creado por cada uno, era tranquilo, repleto de ternura y si no me equivocaba, había un sentimiento
muy importante involucrado, era grande pero lograba pasar por desapercibido, más no esta vez, llegaba
a sentir temor de decirlo, pero había que confesarlo de una vez; Amor.

Estaba dispuesta a decirle todo lo que lo amaba, todo lo que sentía y con el solo hecho de pensarlo
mis ojos se cubrían de lágrimas bajo mis parpados. Nunca había pensado en sentir algo parecido, y
de hecho, no tenía ni la menor idea de que existiera algo tan maravilloso como lo era este sentimiento
tan grande.

Sus manos se alejaron de mis brazos y en un rápido movimiento me tomó en brazos. Solo sonreía sin dejar de mirarlo, ¿Por qué no nos atrevíamos a decirnos de una vez a la cara que era lo que ocurría? ¿Tanto era el miedo?

Caminando conmigo a cuestas, hundió su rostro en mi cuello e hizo con sus labios suaves caricias
que no tenían otra finalidad que hacerme cosquillas.

Era una escena conmovedora, como me hubiese gustado apreciarlo desde lejos, sabía que era un
cuadro pintado con infinita ternura.

Me recostó sobre una superficie acolchada, parecía una cama, un sillón en realidad, convertido en
un lecho.

Se recostó sobre mí y antes de volver a besarme, llevó sus dedos a mi rostro.

— ¿Qué haces? —Reí al notarlo tan concentrado.

—Me gusta recordar cada una de tus facciones —Sonrió y besó mi frente.

Mordí mi labio inferior, nada podía ser más perfecto.

Sus labios no se despegaron de mi frente y comenzaron un camino por mi cien, mejilla y finalmente
mis labios. Era dulce como la miel y sus caricias no eran más que delicados masajes.

El tiempo volaba y nada nos interesaba, podría seguir el resto de mi vida, sin cansancio alguno,
devorando sus labios y enredando mis dedos en su cabellera negra para que nunca pudiese alejarse.

Me levantó sosteniendo sus manos en mi espalda y con dificultad retiró la chaqueta de mezclilla.

Mi cuerpo se estremeció por completo al sentir la temperatura, hacía frío y yo solo lucía con una
polera de mangas cortas. Para quedar a mano, colé mis extremidades por sus hombros, bajo la
chaqueta y la fui deslizando hasta que el mismo terminó por quitarla y dejarla caer a la misma
distancia que la mía había quedado.

Acariciaba mis brazos como si tratara de evitar que me congelara… y era obvio que lo hiciera,
mi cuerpo estaba temblando.

Ladeaba lentamente, pero constantemente la cabeza para darle un mejor y mayor acceso a su
mentolada lengua, que junto a la mía iniciaban una batalla a muerte. Sus labios eran un verdadero
placer, tan adictivos como el café y tan dulces como el mismo chocolate.

De a poco llegaba el momento en que comenzaba a impacientarme, disfrutaba tanto su ternura, pero comenzaba a pedir a gritos su desesperación, que se descontrolara… y para ello debía hacer algo.

Con una fuerza inexplicable en mí, terminé quedando sentada en su cintura y teniendo una perfecta vista.

Tomé el borde de su remera y la fui levantando mientras sus ojos no se despegaban de los míos y
una leve sonrisa traviesa se iba dibujando en sus labios. Una vez fuera acaricie deseosa su pecho
en su totalidad y me acerqué, sin hacer contacto con mi cuerpo y el suyo, hasta su cuello. Empecé
por pequeños e inocentes besos, que terminaron siendo lujuriosos y sensuales.

Cuantas cosas pasaban por mi cabeza, tenía una lista repleta de acciones con las que podía hacerlo enloquecer, pero con los besos, las interminables caricias en su pecho y bajo vientre… habían sido lo suficiente para lograr despertar todos sus sentidos.

Una vez más era yo quien se encontraba siendo presionada contra el acolchado, y debo admitir que estaba contenta por ello. Decidido y algo agitado besó mis labios con euforia, su lengua recorría con descontrol toda mi cavidad bucal y se enredaba con la mía una y otra vez. Al mismo tiempo, sus
manos estaban jugando con impaciencia en el broche de mi pantalón y gracias a su gran entusiasmo,
en segundos bajaba la prenda ajustada y terminaba arrugada en el suelo.

Deslizó suavemente la punta de su lengua por mis labios y se separó para tomar de mis manos y posicionarlas a cada lado de mi rostro. Con tan solo mirarlo directo a sus ojos desesperados, me
dejó claro que dejara mis manos tal donde él lo había hecho.

Apreté mis ojos apaciguando el inmenso placer que estaba experimentando con el solo hecho de
sentir su respiración agitada sobre mi bajo vientre. Sus labios por fin hicieron contacto con mi piel
y mi hermosa polera comenzó a subir a medida que él repartía una infinidad de húmedos besos
sensuales por mi bajo vientre, ombligo y así en ascensión.

La remera desapareció de escena y él seguía repartiendo besos en la loma de mis pechos, atiné
a llevar mis manos hasta su sedoso cabello y hundir mis dedos en este para que no se alejara
por un instante. La sensación de calor que sentía a medida que rozaba su lengua con mi piel
me estaba volviendo loca.

Con una sensualidad increíble deslizó de labio inferior por mi piel hasta atacar mis labios una vez más.

Y otra vez yo me encontraba sobre él y esta vez para quitar el cinturón, desabrochar el pantalón
y tomar el borde de este para poder deslizarlo hacia abajo, mientras aprovechaba de acariciar
sus bien formadas piernas.

Al deshacerme de la prenda, giré mi rostro con velocidad, solo para correr el cabello de este, y miré
a Justin con una sonrisa en el rostro. Él solo me miraba serio y mordía cruelmente su labio inferior.
Sus manos subieron por mis pechos hasta mis hombros y deslizaron los breteles hacia los lados,
lo que hacía de mi posición más sensual y atractiva para sus ojos.

—Ayúdame —Susurró sensual.

Y no me quedó opción que acatar a lo que él pedía. Llevé mis manos hasta mi espalda y sin dificultad desabroché la prenda, estando lista para retirar, Justin llevó sus manos a los breteles y comenzó a bajarla dejando a su exhibición mi torso desnudo.

-Thinkin of you-Hot  {Terminada} Justin Bieber y TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora