Capitulo 11

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Luego de pensarlo unos segundos, decidí creer que el misterioso adiós de Justin fue por variadas razones; quizás se le había hecho tarde, posiblemente tuviera algo que hacer o algo por el estilo.

Miércoles. Otro día más cual pasaría la mayoría del tiempo con mis dedos entrelazados a los de Justin.
Me vestí normal, no quería llamar más la atención de lo que ya hacia cuando me colgaba del cuello de
mi mejor amigo.

Jugué un par de minutos con mi cabello decidiendo cual sería el peinado ideal para el día, maquillé,
siempre muy suave, mi rostro, pestañas encrespadas a la perfección, brillo labial rosado y estaba
más que lista.

Tomé desayuno liviano, dedicar tanto tiempo a mi imagen hizo que el tiempo transcurriera más rápido
que nunca y los minutos se agotarían si ingería la gran cantidad de alimentos que mamá había preparado
esa mañana, además, ya comenzaba a sentir mi cuerpo más pesado de lo normal y eso no era nada
agradable para la estética de una chica, nada. Más me valía dejar de almorzar puras porquerías con Justin.

—Que tengas un buen día —Deseó mi padre depositando un beso en mi frente.

—Igual —Sonreí y agité a mi mano para no despedirme persona por persona, ya se me había hecho tarde.

Abrí la puerta y sonreí esperando encontrarme con Justin, impaciente por mi demora, pero no, no encontré
más que el vestíbulo de paredes blancas relaciones vacío. Posiblemente Justin estaba retrasado al igual
que yo, así que cerré la puerta del departamento y me apoyé en esta para esperar a que la del
frente se abriera.

Cinco minutos y aún no salía… 10 minutos y nada. Bufé molesta y me aproximé hasta la puerta, me incomodaba tocar sabiendo que cualquiera podría abrir la puerta, no era que me molestase que Pattie, Jeremy, Ryan o Chaz me atiendan, sino: Zack, su mejor amigo desde la primaria, sus penetrantes ojos 
azules solían contemplarme en su totalidad y debo decir que no era ni una sensación muy gustosa.

Dos suaves toques bastaron para que alguien abriera la puerta. Suspiré tranquila al encontrarme
con esos lindos ojos verdes, Ryan.

— ¡Oh! ______… ¿Qué te trae…? —Levantó su muñeca y observó su reloj— ¿A las ocho con quince
minutos a la puerta del departamento Bieber? —Sonrió evidente, por la hora había deducido que estaba atrasada.

—Hola —Sonreí— me preguntaba si Justin se dignará a ir a clases o preferirá quedarse en casa
con la falsa excusa de que esta “resfriado”
--Carcajeé y volví a colocar en su lugar a mi mochila que comenzaba a resbalarse por uno de mis hombros.

— ¿Qué? —Arqueó una ceja y me miró con asombro— Justin se marchó a clases como hace… 25 minutos,
por lo que pude notar estaba apresurado. ¿No pasó por ti?

Me quedé en silencio, mirándolo incrédula, no podía creer lo que me estaba diciendo.

— ¿Qué? —Pregunté incoherente, sabía de que me estaba hablando.

—Emm, si, ya… debe de estar en clases —Me miró incómodo, debió de adivinar el hecho de que
su hermano ni si quiera fue capaz de avisarme

—Oh, que… que tonta —Miré hacia un lado— Bueno,
ya me tengo que ir —Sonreí con falsedad, la verdad era que estaba muy desconcertada con lo que acaba
de pasar.

Me volteé con la frente en alto y una cínica sonrisa ida en el rostro, apenas escuché el suave choque de
la puerta contra el umbral el nudo en la garganta apareció. Se que posiblemente sonara patético, o que
estaba exagerando las cosas cuando Justin solo necesitaba arreglar un par de cosas de la prepa,
no lo sé, pero contando la inesperada huída de casa el día anterior, podía deducir una sola cosa: Algo
estaba ocurriendo y Justin trataba de esquivarme por ello.

Estaba molesta y sentía que habían pasado a llevar mi orgullo, siempre nos poníamos de acuerdo de
como nos vendríamos al colegio. Cuando él aún no obtenía su licencia para conducir, solíamos caminar alrededor de 7 interminables cuadras, la misma cantidad de cuadras que tendría que tomar para llegar a clases.

Como era de esperarlo tuve que pedir un papel firmado por la inspectoría para poder ingresar sin ni un problema.

Entré a la sala y caminé decidida al puesto desocupado al lado de Justin.

—Gracias ¿Eh? Enserio gracias —Articulé más que molesta mirando como escribía concentrado en su cuaderno ¿Qué? ¿Acaso tampoco saludaría? — Oye, aquí estoy ¿No ves? Caminé siete mal*ditas
cuadras gracias a ti.

— ¿No tomaste un taxi? —Preguntó sin mayor interés a mi problema y sin ni siquiera mirarme, seguía escribiendo apuntes.

—Tenía el dinero justo para el almuerzo —Debatí y comencé a sacar mis cuadernos cuando observé
al maestro de Química mirarme con disgusto.

—Oh… entonces lo lamento —Musitó aún sin interés.

Me quedé en silencio, ¿Por qué se comportaba así? Me hacía sentir incómoda y a la vez tonta.

Luego de varios minutos decidí a hablar una vez más a ver si lograba sacar algo de su callada y seria persona.

— ¿Te da igual? ¿No te importa? Por lo menos hubieses avisado, sabes que no me molesta —Musité sin mirarlo, se mostraba tan indiferente y frío que… me llenaba de angustia al no poder lograr sacar algo
de su boca.

—Ya te dije, lo lamento —Pronunció con frialdad.

Mordí mi lengua antes de decir algo, era mejor quedarme callada por el resto de la clase o todo el día si
seguía con esa extraña actitud… ¿Qué fue lo que hice para que me tratara tan indiferente? Nada que
recuerde, no más que besarnos como si no hubiese un mañana, dejar que tocara mi piel... La simple
idea de recordar aquel momento erizaba mi piel, había sido uno de los momentos más felices en mi vida.

La campana anunciando un corto descanso sonó y me quedé sentada, esperando a que Justin reaccionara diciéndome algo, pidiendo aunque sea un pequeño perdón, pero no, guardó sus cuadernos, se levantó de la silla, la corrió en su lugar y salió con la mochila colgada al hombro de la sala.

Me quedé mirando como se alejaba dejándome petrificada en mi banco, si no estaba segura de que algo estaba pasando, ahora ya estaba absolutamente convencida.

—Hola —Apareció enfrente de mi una voz tímida, Diego.

—Hola —Imité una sonrisa, no podía andar antipática por problemas de Justin que terminaban afectándome.

—Así que de novia con Bieber ¿No? —Se acomodó en la silla del frente y me miró expectante.

—Si, eso creo —Pronuncié con un dejo de soledad y aproveché de guardar mis cuadernos en el morral.

—Lo vi hablando esta mañana, antes de que sonara la campana, con Anahi ¿No te molesta que hable
con su ex? —Preguntó mirándome pensativo.

¿Qué? ¿Por qué diablos Justin hablaba con Anahi? No lo haría hasta que nuestro plan funcionase...
¡Maldición! ¡Lo había arruinado!

— ¿Enserio? —Volví a fingir una sonrisa, esta vez más cínica que nunca, comenzaba a dejar mi falsedad
atrás— No ¿Sabes? No me molesta en lo absoluto, no me molesta nada de lo que Justin haga, es su vida,
que haga lo que quiera con ella, ahora con permiso tengo que ir a comer algo antes de que vomite —Dije
tras una seria mirada, de verdad me había molestado… no se si fue la desatinada pregunta de Diego o
si no el hecho de que Justin estuviese hablando con la chica a quien más odiaba… eso estaba seguro.

Salí de la sala a grandes pasos, estaba frustrada, enojada, molesta y muy, muy al fondo tenía un cierto
dejo de tristeza.

Iba directamente a mi casillero, necesitaba hablar con alguien y sabía que me encontraría con una de mis amigas… ¿Dónde estaban cuando las necesitaba? Oh claro, lo olvidada… celosas por mi relación con Justin.

Al doblar la esquina del pasillo que me llevaba a mi casillero, no pude encontrarme con mejor escena que a una castaña chica apoyada en los fríos estantes de metal y a un chico de rostro bastante familiar presionado sus labios con los de ella. Justin y Anahi.

-Thinkin of you-Hot  {Terminada} Justin Bieber y TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora