Capítulo 1

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No es posible concentrarse. 

Fue lo que pensé al mismo instante en que las yemas de mis dedos se colaban por inercia entre mis dientes, jugueteando y mordisqueando por la ansiedad que me provocaba aquella conversación que mantuve con Ino esta mañana. 

El sonido de las agujas del reloj avanzar retumbaban en mi cabeza. El tiempo avanzaba con lentitud, parecía correr cada vez menos, haciendo de mi tiempo tortuoso e infinito.

Suspiré con frustración en mi aliento, de alguna manera, las ganas inexorables de golpear aquel reloj y adelantar el tiempo, se apoderaron de mi. Pero era imposible, así que solo me quedaba esperar y recordar el motivo de mi impaciencia y nerviosismo.

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—¡hey frentona!

En esos momentos yo me encontraba sentada en mi escritorio redactando un reporte médico de la intervención quirúrgica de un bebé “espina bífida” era lo que padecía. Es una anomalía común en neonatos, pero muy delicada si no se trata con atención.

— ¡hey! Tierra llamando a Sakura ¿estás allí?

Ino reclamaba insistentemente mi atención. Yo muy pesadamente le dirigí la mirada, un poco disturbada porque me había interrumpido al culmine de mi reporte médico.

—Dime Ino, espero que sea interesante lo que tengas que decirme. Me has interrumpido.

Ino se cruza de brazos y me observa muy animada aunque no me extraña. Es Ino, ella siempre tiene energía y  buen humor; muchas veces la envidio por su aura imperturbable ¿como hacia para lucir radiante? 

—Me dijeron que no te lo contara, pero lo haré porque no soy incapaz de mentirte y porque no voy a dejar que mi mejor amiga vea de nuevo al amor de su vida en condiciones deplorables. 

Alcé una ceja por dos razones. La primera es que no comprendí a quién se refería con eso de “amor de mi vida” el amor de mi vida era uno solo, y ese estaba muy lejos de aquí, era imposible que se tratara de él. La segunda es que se refirió a mi como deplorable ¿ tan mal estoy? Tal vez si me he descuidado considerablemente gracias al arduo trabajo en el hospital mental para niños y algunas misiones escasas que ejercía. Así que el tiempo para mi básicamente no existía.

—¿ De qué hablas Ino? Ya basta de tonterías, me estás desenfocando y tengo un reporte médico que terminar — espete con molestia. 

—¿Ves? Es por eso que estoy feliz de que Sasuke regrese, porque así te quita toda esa amargura que tienes encima. 

“Sasuke” su nombre era una melodía para mis oídos, melodía cuya sensación que me transmite va más allá de lo que cualquier mente ordinaria podría imaginar. Habían pasado dos años desde que lo vi por última vez. Todas las noches me repetía la promesa que me había hecho con aquel “poke” sobre mi frente, y aunque no supiera el significado concreto de aquel gesto para él, dentro de mí sabía que aquel toque sobre mí frente con su dedo índice y medio, significaban todo para mí, desencadenando aquello que le llaman “esperanza”.

La esperanza de que tal vez algún día mis esfuerzos fuesen reconocidos y que tal vez, solo tal vez, Sasuke corresponda mis sentimientos. 

Luego caí en cuenta repitiendo la frase de Ino. 

«Sasuke-kun regresará» y mi corazón emocionado dio un respingo.

—¿Sakura? ¿No piensas decir nada? — me preguntó Ino impacientada y tenía toda la razón, la dejé colgada más de una vez a causa de mis pensamientos. 

—¿Cómo sabes que él viene? — pregunté más entusiasmada, sentía el pequeño ardor en mis mejillas. 

—Lo sé y ya esta — se encogió de hombros — él viene esta noche. 

Aferrado (Sasusaku) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora