[06]

3.6K 849 131
                                    

· 14 de diciembre de 2019.

―¿Por qué querías almorzar aquí?

Seokjin miró fijamente a su primo y su mejor amigo, a quienes invitó aquella tarde a almorzar al restaurante que hacía las mejores brochetas de cordero de la zona. Debido a que su respuesta no fue más que una sonrisa serena acompañada de silencio, Taehyung y Hoseok decidieron que lo mejor sería comer y aceptar lo que él les ofrecía. El mayor del grupo rascó su barbilla, apreciando como aquellas dos personas que tanto quería disfrutaban de la buena comida. Tuvo que retener un suspiro lleno de nostalgia mientras giraba hacia el ventanal que daba hacia la calle. Como un fantasma, la imagen de un niño de pie afuera vino a su mente, entristeciéndolo.

Era cierto, en ese entonces hacía tanto frío como en la actualidad. Seokjin esperaba que al menos ahora Yoongi estuviera siendo cuidado adecuadamente.

―¿Hoy te reunirás con Jungkook, cierto? ―Dijo Seokjin de repente, volteando hacia su primo que asentía con la boca llena.

―Me pidió que lo acompañara a visitar a Yoongi ―Informó después de tragar apresuradamente.

―Eso es bueno, siempre puedo confiar en que Jungkook está con él ―Su sonrisa fue débil. ―Pediré comida para llevar, ¿podrías llevársela a ambos?

―Oh, ¡las brochetas de cordero de este lugar son las mejores! ¡A Jungkookie de verdad le haría muy feliz comerlas, hyung!

Sí, también a Yoongi.

♡ ⇝ ♡

Quinta memoria.
Jueves 9 de marzo de 2006.

A pesar de que el nuevo ciclo escolar había comenzado hace una semana, Yoongi no se había presentado. La profesora a cargo de los estudiantes de segundo año, había preguntado en varias ocasiones si alguien sabía el paradero de Min, pero las respuestas no llegaron. Lo cierta era que Seokjin estuvo tan preocupado como su tutora cuando notó que Yoongi ni siquiera había dado señales de vida en su hogar. No importó cuántas veces se paseó por fuera de su casa o intentó espiar por las ventanas, jamás vio a Yoongi.

Y ese día, justo cuando el menor cumplía sus 13 años, supo qué estaba pasando: Yoongi había escapado de casa.

La situación del menor con su padre se había vuelto insostenible y Yoongi había terminado por huir, incluso cuando no tenía a nadie a quién recurrir. Seokjin nunca supo dónde estuvo él por esos días, pero el frío que crecía en él con el paso de las horas, le decía que probablemente su amado había buscado refugio en las frías calles de un invierno que aún no acababa.

En ese entonces, cuando Seokjin lo buscó sin descanso en cada sitio que podía ser del gusto de Yoongi, se sintió aliviado al verlo de pie frente a un restaurante famoso por sus brochetas de cordero. Pero el alivio rápidamente se transformó en tristeza al verlo entumecido en sus ropas desgastadas mientras sus deseosos ojos miraban con hambre el menú del día.

¿Cuánto frío había pasado? ¿Cuándo fue la última vez que comió? ¿Dónde durmió? ¿Cuánto miedo sintió? ¿Alguien ahí afuera intentó lastimarlo incluso más?

Incluso si Seokjin le pidió a una amable anciana que, por favor, le diera dinero y comida que él mismo compró a ese desolado niño, no se sintió mejor. Porque, en realidad, sintió que no pudo hacer nada por él. Y lloró el resto del día ante lo inútil de su existencia.

Pero ahora sería diferente.

Seokjin se quitó su largo abrigo, poco preocupado de su propia temperatura corporal, y caminó lleno de convicción hasta el menor. Yoongi se sobresaltó cuando un cálido abrigo cayó con delicadeza sobre sus hombros y miró con atención al responsable de ello. Seokjin pudo vislumbrar cierto brillo de felicidad en sus bonitos y pequeños ojos.

¿Él se habría sentido así de feliz de haber aparecido ante él en el pasado?

―Seokjin ―Llamó su nombre en reconocimiento. ―¿Qué haces?

―Lo necesitas más que yo ―Prácticamente lo obligó a ponérselo adecuadamente, abrochando los botones para mantener el calor en su cuerpo. Las mejillas de Yoongi, rojas por el frío, se volvieron increíblemente calientes cuando el mayor fue lo suficientemente lejos como para quitarse su bufanda y ponérsela a él. ―Es un milagro que no te enfermaras

―Pero podrías enfermarte tú ―Murmuró.

Seokjin dio un paso atrás, mirándolo fijamente. Yoongi se sintió intimidado sin saber por qué.

―¿Por qué no has ido a clases? ¿Has escapado de casa? ―Cuestionó, aun sabiendo la respuesta. El menor no respondió. ―La profesora está preocupada por ti ―Y yo también, quiso admitir en voz alta.

―¿Lo está? ―Sus ojos volvieron a iluminarse brevemente por felicidad. ―Sólo... me estoy tomando un tiempo para volver, las cosas no andan muy bien ―Carraspeó, notablemente incómodo por el tema. Kim, por supuesto, no lo forzó a decir más.

―De acuerdo. Entonces, ya que estás aquí, acompañarme a comer ―Tomó su mano sin aviso, arrastrándolo hasta el local. ―¡Dicen que este lugar hace las mejores brochetas de cordero! ¡Tenemos que probarlas!

―No tengo dinero y- ―Intentó protestar.

―Pagaré yo ―Interrumpió, girando a verlo. ―Además, es tu cumpleaños, ¿no es así?

Min no respondió, sino que lo miró claramente sorprendido. Seokjin aprovechó que este estaba ensimismado para llevarlo dentro del local, obligándolo a tomar asiento mientras parloteaba de todo lo que comerían.

―¿Por qué haces esto? ―Preguntó en un murmullo el menor luego de que el contrario terminara de ordenar.

―Existe cierto lema para mi familia ―Yoongi lo miró con curiosidad. ―La vida es un regalo. Así que, ya que es tu cumpleaños, celebraremos por la fortuna de tenerte aquí, Yoongi

El menor presionó sus labios en una línea, esquivando la mirada de Kim debido a la conmoción que sentía. ¿Había alguien en el mundo que estaba feliz con su nacimiento? ¿De verdad lo había? Alzando la mirada hacia el chico frente a él con cuidado, luchó para que sus ojos no lagrimearan al encontrarse con su gentil sonrisa. Después de todo, Kim Seokjin sí tenía una preciosa sonrisa. Y Yoongi se sentía afortunado de poner apreciarla al menos una vez en su vida.

―Después de comer iremos por pastel, ¿sí?

Yoongi asintió, finalmente correspondiendo a su sonrisa. Y Seokjin reemplazó las lágrimas de ese triste cumpleaños, por nada más que calidez en sus vidas.

 Y Seokjin reemplazó las lágrimas de ese triste cumpleaños, por nada más que calidez en sus vidas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Nota:
Cortito, pero aquí está unu. He estado algo ocupada, por eso me ven publicando esto tarde (?

Mundo fabricado [KSJ+MYG]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora