[𝟶𝟺] - 𝚕𝚊 𝚑𝚞𝚒𝚍𝚊.

1.4K 154 35
                                    

viernes.

02:56 a.m.

miraba mis pies y miraba la calle, estaba ansioso, pero no sabía bien el motivo de esa ansiedad, supongo que era porque acker me llamaba mucho la atención, me intrigaba demasiado.

"cada finde más temprano vos, eh." dijo detrás mío, provocando que volteara a verla. "está fresco, che... te viniste desabrigado." agregó frotándome los brazos con sus manos.

"sí, qué sé yo, no sufro tanto el frío..." comenté atonal. "vos también venís temprano, no soy el único."

"pasa que yo puedo venir a cualquier hora que vos me pidas." añadió dándose vuelta para luego guiñarme el ojo. "¿venís o te quedas?, porque yo me voy." 

asentí levemente y por impulso tomé su mano, dirigiéndome con ella a donde sea que quisiera ir.

"¿por qué acker?" cuestioné casi en un susurro. "¿por qué no tu nombre?"

"porque no tengo nombre, ya te dije." respondió con un tono bastante fastidioso. "y mi apellido es ackerman, entonces soy acker."

"si tenes apellido, tenes nombre." espeté. "yo solo quiero saber eso."

"hay tantas cosas que sabemos y tantas que no oliva, una más, una menos, no te cambia en nada." contestó tirándose en el pasto de aquella plaza abandonada que encontramos.

"¿cómo sabes mi apellido?" pregunté extrañado.

"ya te dije... 'hay tantas cosas que sabemos y tantas que no.'" acotó auto citándose. 

"sos rara acker..." suspiré. "¿fumas, tomas, te inyectas o algo?" pregunté sacando un nevado de mi bolsillo, mostrándoselo para ofrecerle, aunque recibí un 'no' como respuesta. "¿te molesta si lo hago?" insistí, obteniendo otro 'no' de su parte.

"¿sabías que hace mal, no?" preguntó tierna. "no está bueno, pero como quieras, tinto."

"gracias por preocuparte, pero te juro que me chupa bastante un huevo." respondí mientras lo encendía.

"¿con esa boca das besos?"  mis ojos se abrieron rápidamente ante esa pregunta. acker tenía el poder de ponerme nervioso con tan solo una mirada y, de hacerme caer con un guiño. "¿me das uno?, después te lo devuelvo." 

inconscientemente comencé a temblar, pero quería que ella no lo notara, iba a quedar como un tarado. me senté a su lado y, con la mirada fijada en sus labios empecé a acortar la distancia entre nosotros.

"se me hace tarde, nos vemos la semana que viene." susurró con una sonrisa a medio centímetro de mi cara, para luego salir corriendo y desaparecer de mi vista.

¿qué mierda hacía? ¿por qué siempre desaparece?














presten mucha atención a todo para más tarde, eso nomás.

𝐜𝐚𝐛𝐢𝐥𝐝𝐨 𝐲 𝐣𝐮𝐫𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐨 - 𝐰𝐨𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora