—¿No es muy temprano para que estés despierto? —Inquirió al cruzarse de brazos. Sonrió con cinismo antes de continuar. —¿Acaso la faena te ha quedado tan grande que Ryōsuke han preferido tirarte de la cama?


En lugar de ofenderse, Kuramochi comenzó a reír a carcajadas. —Que mi vida sexual no te importe. —Le dio una palmada en el hombro, siendo insoportablemente condescendiente. — Aunque, claro, comprendo que te preocupe dado que la tuya es inexistente.


A la mierda. Fastidiado y sin poder argumentar nada, se dio la vuelta y entró a la cabaña. Estoy tan jodido. Nunca había pasado tanto tiempo sin follar. Y todo porque unos bonitos y acendrados ojos lo habían prendado. Él jamás había sido célibe, no desde que inició su desenfrenada vida sexual, pero ahí estaba, aguantando las ganas porque quería hacer las cosas bien. Porque, desde que fue consciente de esa vorágine que se agitaba en su pecho, no quería tocar a nadie más. Sawamura, de una forma tan inesperada se filtró, cual humedad, en lo más profundo de su ser.


¡Y todo por una conversación que al principio parecía de lo más banal e inocente! Después de aquella noche en la que fue "aceptado", cuando regresaron a la cabaña a descansar, en medio de la oscuridad, escuchando que Sawamura daba vueltas en la cama sin poder dormir, le fue imposible no querer tomarle el pelo pues, se encontraba feliz.


—¿Te pongo nervioso?


—¡Por supuesto que no! —Gritó, con más energía de lo que esperaba. —¿Quién le tendría miedo a un general tan inútil como tú?


—Te recuerdo, mocoso impertinente, que hace menos de un mes yo hacía temblar a tu pueblo.


—Eso fue porque te creíamos el malo del cuento. —Aseguró mientras se reía. —Pero entre más te veo, más creo que eres como el patito feo.


—Hieres mi orgullo, Bakamura. ¿Acaso tan feo te parezco? —Preguntó, como si la cosa no fuera con él. Tratando de ignorar la repentina taquicardia que amenazaba con delatarlo. Que, cabe aclarar, lo ponía al mismo nivel de un adolescente tontamente enamorado.


—No es que seas feo, más bien, empiezo a creer que, tal y como le sucedió al patito, tú estás perdido. ¿Nunca has pensado que más que el villano, pega más contigo ser un héroe aclamado?


A Miyuki se le hizo un nudo en la garganta. Jamás se había sentido tan expuesto. Nunca nadie vio a través de él. No con esa facilidad, pero ahí estaba Sawamaura que, sin una pizca de miedo, estaba lanzándose de cabeza dentro de sus demonios internos. Y eso lo asustaba porque parecía como si lo tuviera en sus manos y sin siquiera notarlo (o realmente proponérselo) pudiera romperlo. Desconcertado, no atinó a que decir. Permaneció en un agónico silencio.


—¿Miyuki? —No contestó. Escuchó que Sawamura se puso en pie. Cerró los ojos. Fingió dormir. —Imbécil, quién iba a pensar que con tanta facilidad te podías dormir.


Y, desde ese día, Kazuya estaba siendo tan cobarde que, si podía, rehuía estar a solas con él. Porque no le apetecía encontrarse de frente con la podredumbre que Eijun podía ver dentro de él. Sin embargo, tampoco estaba siendo tan infantil como para evitarlo pues, no quería dar excusas bobas en caso de una confrontación. Así que ahí estaba: en tierra de nadie. Sin estar muy seguro de que hacer ni de cómo sentirse. Porque, sin proponérselo, se encontraba de frente a una serie de incómodas preguntas. ¿Tengo miedo de ser salvado? ¿Siquiera hay una razón por la cual merezca una segunda oportunidad? Porque, innegablemente, los días que pasó en compañía de los seidianos comenzaban a mostrarle una terrible verdad: no soy nada más que un vil asesino. ¡Arrebaté tantas vidas de una forma cruel e innecesaria! Y eso comenzaba a pasarle factura pues, ahora cada que veía sus manos, las encontraba manchadas de sangre. Sangre de personas que eran inocentes y poseían una legítima razón para luchar. ¡Mierda! Golpeó con fuerza el piso. Los ojos se le llenaron de lágrimas. Sintió que algo dentro del pecho comenzaba a quemarse. No podía respirar, sentía que se ahogaba. ¡Duele!

Lucha o Vuelo [MiSawa] [DNA]Where stories live. Discover now