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Todos te lo han dicho aunque sea una vez, pero tú no quieres entenderlo, no quieres aceptarlo, por más obvias que sean las palabras de todos, simple y sencillamente no lo quieres aceptar. Es de aclarar que muy en el fondo de tu corazón sabes que todas las palabras dichas por ellos son verdad, son la completa y horrorosa realidad, pero es que no quieres aceptarlo, porque por más que en el fondo sepas que estando junto a él lo único que te causas es dolor no eres capaz de dejarlo. Siempre les dices a todos qué lo haces por amor, pero ellos no creen que las cosas sean realmente así. Te dicen que lo único que pasa es que no quieres ver la realidad, así que justificas tu ceguera con amor y hay algo lo cual debes de aceptar; el que poco a poco te estas creyendo esas palabras, el qué poco a poco te estas dando cuenta de que él sólo te utiliza para su diversión.
Porque los hematomas al rededor de tu cuerpo no dicen lo mismo, sus golpes tampoco, tus labios mordisqueados, maltratados y con sangre seca en ellos mucho menos y por supuesto, el semen junto con los restos de sangre que escurren de entre tus piernas mucho menos dicen lo mismo, pero lo justificas todo con amor, aunque en el fondo sepas muy bien que no es así, que todos esos maltratos no son amor, porque una persona que dice amarte no debería de hacerte daño. ¿no?
Lo has meditado mucho, lo pláticaste incontables veces con Seung-hyun y llegaste a una conclusión, a tu decisión final; alejarte de Ji-yong. Crees junto a Choi que alejarte es lo correcto, para así poder evitar causarte más daño, romperte más, sentirte más mierda de lo que ya de por sí te sientes ya. Estás consciente que no será para nada fácil superarlo, olvidarlo y dejar de sentir este profundo amor que sientes hacia él, pero con ayuda de Seung lo lograrás, él mismo se ha ofrecido a ayudarte, como el gran amigo qué es.
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Tus piernas temblaban, tus manos sudaban, tus mejillas se encontraban sonrosadas y tus expresivos ojos cristalinos, tenías miedo, mucho miedo.
Kwon no se tomaría bien las cosas, lo sabes. Recuerdas una frase que siempre decía al finalizar sus infinitas sesiones de sexo: 'Eres mío, y nadie ni nada cambiará eso, ni siquiera tú'. Es por esa razón que tienes miedo, estás aterrorizado de su posible reacción ante tú drástica decisión, pero ya es demasiado tarde para retractarse, ya no hay vuelta atrás.
El sonido de pasos comenzó a ser audible en la gran habitación, hasta qué este finalizó, dando paso a una fuerte y dominante voz, que claro, era nada más y nada menos que la voz de tu amado, de Ji-yong.
-¿Para qué me querías? -Escupió seco. 'Al parecer ha tenido un mal día', te dijiste internamente.
Bajaste tu cabeza, sumiso y vulnerable ante Kwon. Un nudo comenzó a formarse en tu garganta debido al miedo y los nervios provocados por la actual situación.
-¿Enserio Seok? ¿Me llamas a nuestra puta casa sólo para no decir nada? Tengo cosas más importantes que tú, ¿sabes? -El enojo era más qué palpable en su voz.
