-¡Acepta tu realidad! ¡Tu nunca podrás tener a un ídol de novio!- me gritaba una compañera de clases, haciendo que todos los de mi salón y hasta incluso mi profesora de turno se riera de mi.
-¡No es cierto!- exclame provocando que todos dejarán de...
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Pov Normal:
El único ruido que se producía era el del Tick Tack del viejo reloj en la pared de la cocina. Ninguno había vuelto a hablar luego de que Luke se haya presentado.
Lucy estaba comportándose un poco mas torpe de lo normal, y ni que decir de Natsu, el pobre solo tenía la mirada fija en su plato. A su derecha se encontraba un cubierto que nunca en su vida había utilizado, siempre cuando se iba de gira con el resto del grupo, llevaban sus palillos para poder comer.
Se maldijo mentalmente al haberlos olvidado, obviamente aún no había probado bocado alguno. Luke que hasta ese momento no le había quitado la mirada de encima, estaba alerta en cada movimiento de su visitante.
Layla tomaba un sorbo de su bebida, mirando de reojo al pelirosa. Luego de unos minutos, carraspeó su garganta atrayendo la atención del resto.
—Y cuéntame Natsu... ¿Desde cuando te dedicas al mundo del espectáculo?— el mencionado levantó rápidamente el rostro, pensando bien en sus palabras.
Aún se le hacía un poco difícil hablar en el idioma español. Formuló su respuesta y le contestó.
—Desde los quince— Luke levantó una ceja, debía darle créditos por esforzarse en hablar en su lengua.
—Empezaste un poco joven, pero creo que eso es genial— respondió la madre de ambos rubios con un tono suave, admirando su esfuerzo.
—Gracias...
—Mamá, ¿Y Jude?— preguntó Lucy, hablando por primera vez luego de que empezaran con la cena.
—Mamá le pidió que saliera junto a sus hijos, ya sabes... por privacidad— respondió el hermano de Lucy.
Al menos en la mente de nuestra rubia había un poco mas de calma, no estaba en su mejor momento como para soportar tanto estrés.
—Me imagino que su rutina diaria debe ser complicada. La vida de un artista siempre es estresante— opinó la adulta, picando un pedazo de zanahora con su tenedor.
—Al principio si fue un poco difícil, por las restricciones que te daban. Pero luego ya uno se adapta, no todo es malo...— sonrió al recordar los momentos difíciles en donde estuvo a punto de abandonar el grupo, pero que luego estos hayan sido reemplazados por los buenos.
Layla mantuvo su atencion en él y no necesitó más para saber que era de buenas intenciones. Después de todo, mas sabe el diablo por viejo que por diablo.
Ella ya había tenido una caída y esa experiencia a pesar de haber sido mala, le aportó mas sabiduría y cautela con respecto a los hombres.
Pero Natsu era la excepción, en sus ojos no notaba ninguna pizca de maldad, en lugar de ello podía admirar dedicación, esfuerzo, perseverancia y responsabilidad... muchísima responsabilidad.
