largos dias, corta noche

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Durante todo el trayecto de regreso Cristiano no me dirigió la palabra, solo para casos especiales, como por ejempló cuando estábamos en el avión y me encontraba en el medio del pasillo y el necesitaba pasar, solo me pidió permiso sin dirigirme la palabra.

Llegamos a roma, y en el trayecto a casa no dejaba de pensar ¿Quién lo llamaría? Y ¿Por qué una llamada lo podría así? ¿Qué le sucedía y por que su cambio conmigo.

Al llegar a la casa todos nos recibieron extrañados por nuestro repentino regreso, eso, me dio a entender que lo que le sucedía a Cristiano no tenia nada que ver con la familia.

Durante los tres días siguientes, Cristiano no hizo presencia en la casa y si lo hizo nadie se daba cuenta, Marcos, Evangelina y yo pasamos esos días paseando por roma y bañándonos en la piscina de la casa.

Entre los tres la pasábamos bien aunque yo me encontraba de farolito junto a esos dos es decir cuando se ponían cariñosos yo era el mal tercio.

Pasaron los días y mi preocupación por Cristiano iba en crecimiento, mas de una noche lo espere despierta en la terraza con la esperanza de verlo. Pero ni adormir venia a la casa.

La semana voló y me vi rodeada de preparativos para la gran fiesta, en mas de una ocasión me vi sometida a largas horas de estar parada, rodeada de tela mientras un modista toma las medidas del vestido que usaría esa noche.

Según el modista me quedaría fabuloso ya que escogimos rojo pasión para el color de la tela.

Los días se fueron, y ya solo faltaba un día para la gran fiesta y aun no sabia nada de Cristiano, ya era de noche y yo me encontraba preparada para dormir cansada de todo el día de hacerle los últimos arreglos al vestido.

Me estaba quedando dormida cuando sentí que alguien se acostó a mi lado en la cama y me abrazo por la espalda.

Me gire rápidamente y me encontré con los hermosos ojos azules de Cristiano, me coloco un dedo en mis labios para que no hablara, y me beso.

Fue un beso con desespero, con ganas, era como si me quisiera arrancar los labios, le respondí el beso porque extrañaba sus besos. Nos separamos para respirar y ambos jadeábamos por la falta de oxigeno.

Perdóname—me dijo—perdóname de verdad no fue mi intención alejarme pero debía resolver unos problemas, se que te mereces una explicación, yo no debía actuar así, no has tenido la culpa en nada.

Tranquilo, solo dime que te paso—lo mire a los ojos—no veas esto como un interrogatorio Cristiano, me preocupas,  me hice a la idea de que serás mi esposo y que ambos tenemos que estar pendiente uno del otro.

Lo se, pero no quería preocuparte con mis problemas hasta que no seas mi esposa—dijo rosando su nariz con la mía—sabes? Aunque sonara de locos, te extrañe como no tienes idea—

Yo también te extrañe—dije mientras le besaba los labio.

Prometo no volver hacer una desaparición como esta—dijo mientras me repartía un sinfín de tiernos besos por mi mejilla y descendiendo hasta mi cuello.

Temblé por el contacto de sus labios en mi cuello, uno de mis grandes puntos débil son los besos en el cuello me derriten. Cristiano sintió mi temblor y rio.

¡Vaya!—exclamo—cabo de descubrir uno de tus puntos.

Si—

Te molesta?—

No—

Al escuchar mi respuesta continuo con sus besos poco a poco nos fuimos entregando a los besos y las caricias. Entre los besos nos fuimos desasiendo de la ropa, entregándonos al deseo que nos inundaba en ese momento, muy en el fondo de mi cabeza me decía que esto era una locura que no debía de estar entregándome a el, y mucho menos tan pronto, pero no se si era la falta que me hizo, eso de haberlo extrañado tanto o el hecho de que ya no me acordaba de la ultima ves que tuve relaciones, o simplemente era todo eso mas el hecho de que estaba emocionada por volverlo a ver que me deje llevar por el deseo.

Después de desnudarnos, me beso todo el cuerpo muy lentamente.

Julietta eres hermosa—decía mientras me repartía besos por mi abdomen—me encantas.

Me beso las piernas, los brazos, las manos, todo no dejo ni una parte de mi cuerpo sin besar. Me derritió toda con solo eso.

Cuando se percato de que estaba lista para recibirlo en mi interior se posiciono entre mis piernas, me siguió besándome y torturándome con sus caricias, yo ya no aguantaba mas me quemaba por dentro, deseosa de sentirlo en mí.

Cristiano no me tortures mas hazlo—le suplique. Sentí como se reía por lo bajo.

Tomas la píldora?—

Si—

Bien, porque odio los condones—dijo mientras me miraba a los ojos. Me pregunte que si odia los condones entonces como hace para prevenir una enfermedad. Al parecer leyó mi duda en mi cara porque me respondió—estoy sano, hace unos días fue mi último examen y salió perfecto.

Entonces que esperas porque no culminas lo que ya iniciaste—no me respondió, sino que lo sentí adentrarse en mi, poco a poco se fue moviendo dentro de mi, en un ritmo danzante que me hechizaba y me saciaba.

Pasamos toda la noche entregándonos mutuamente hasta que el sueño nos venció a los dos. Nos quedamos dormidos desnudos abrazados.

Mi últimos pensamientos antes de quedarme dormida fueron que los días fueron tan largos esperando su regreso y esta noche juntos fue tan corta

Espero que disfruten estos capitulos que publique mañana tal ves suba otro no prometo nada. Se que son cortos y no es lo que prometi. PERO AHORA SI VIENE LO BUENO DEL LIBRO.

un beso a tod@s.

El Testamento I. Dada en MatrimonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora