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—Encima que vengo a traerte tu medicina, no tienes ningún derecho de decirme descortés. — dijo el recién llegado, cerrando la puerta a sus espaldas. 

—Está bien... Perdóname.

Senku frunció el ceño y suspiró, después se sentó al lado de Gen y le brindó el té.

—Tómalo caliente, también tendrás que descansar por un rato hasta que veamos que estás bien al %100. Con el clima que hace no vale la pena arriesgarnos. 

Ni bien Gen terminó de dar el primer sorbo, el menor se acercó peligrosamente hacía su cara, apoyando las dos frentes. 

— ¿S-senku? — dijo el pobre, totalmente confundido.

El mencionado se alejo después de unos segundos.

— Bueno, al parecer no tienes fiebre. — dijo, tranquilamente.

— Oh. Ya veo.

Hubo un silencio, en donde solo se escuchaban los suspiros de ambos y como Gen bebía aquel té caliente. 

Después de la situación que habían tenido hace unas horas en el frío bosque, había una cierta tensión.

Gen, por su parte, quería tener algún tema de conversación, la situación de por sí no era tan incómoda, pero permanecer así a la larga terminaría aburriendo a alguno de los dos, y él quería que eso no sucediera bajo ningún término.

— ¿Todo bien? ¿lograste despejarte? — pregunto, mientras miraba sus manos tiritando... De frío, probablemente. 

— Eh, si. No es la gran cosa, no pienses en ello. — dijo, frotándose la nuca. 

— No seas arrogante, sabes que puedo ayudarte. 

— Gracias, pero no sucede nada. Enserio, puedes calmarte, no desprecio tus palabras, pero está bien.

—Mmhm. — Gen le dio el último sorbo al té. — Está bien, pero...

Le tendió el vaso vacío. 

—Cuenta conmigo, ¿sí? — con una mirada sincera, pidió el mayor a Senku. 

Sus manos se estaban tocando debido a la entrega del té, y la seria mirada del mentalista convenció a Ishigami. ¡Pareciera que Gen siempre sabe que decir! después de todo, realmente este tiene mucha confianza en sí mismo y no parece afligido ante la situación. 

— Si... 

...

...

— ¿Gen? — El mayor no soltaba su agarre.

De repente la cara del mencionado empezó a tonarse roja, y se veía como empezaba a sudar. En un reflejo Senku posó su mano en su frente. 

— Oh, parece que tienes fiebre. Bueno, no te preocupes, no se ve grave y ya  tomamos medidas para eso. Solo, descansa. 

El enfermo cayó rendido ante las cobijas. 

Entonces, Ishigami se rió un poco y empezó a levantarse para irse y dejar en paz al pobre bicolor, cuando este lo tomo por sorpresa, agarrando la punta de su extraño vestido y diciendo, solo un nivel más alto del susurro: —quédate.

Se sentó nuevamente, suspirando.

— ¿Por qué quieres que me quede? — Dijo, cruzando los brazos, y en claro "disgusto".

— Me gusta que Senku esté aquí. — Susurró, con los ojos  cerrados y atisbando una pequeña sonrisa.

— Oh. Bueno, pero yo tengo que seguir trabajando.

Ni bien termino la oración, el contrario se quedó dormido. 

— Kukuku... Si serás, Gen. — Se dijo así mismo. 

Después de unos minutos, Senku observó al mentalista, el largo mechón blanco de pelo, caía sobre la cara de Asagiri con sutileza.

Y, en un acto involuntario del científico, llegó a acomodar los albinos cabellos atrás de su oreja, viéndose así a él mismo entonces en una vergonzosa situación; sentía muy agradable la débil imagen del pobre Gen ahí dormido, ya lo había visto así, en aquel momento decisivo cuando lo habían atacado, pero en estos momentos era diferente... No sabría explicarlo, pero rápidamente sacó su mano y se levantó para irse. 

Lo que no sabía, era que una cierta rubia había puesto su pie evitando que la puerta se cerrase después de la entrada de Senku, y había visto la breve pero vistosa situación. Antes de que Ishigami saliera, Kohaku ya se había alejado, muy confundida.

— Él nunca me tocó con tal delicadeza. — Pensó, quizás algo paranoica ya. ¿O enojada, quizás?

Komorebi | SengenWhere stories live. Discover now