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Digamos que hubo un pequeño silencio ¿incómodo? ya que Senku, quizás inconscientemente dejó notar lo descontento en sus palabras. Esto fue notado por sus acompañantes.

Kohaku empezó a especular, ¿qué hizo Gen para poner de ese humor al científico? ¿le dijo algo malo? ¿algo que lo incomodara? ¿hasta el punto de desagradar a Ishigami? ¿¡hasta ese punto?!

La susodicha le brindó una mirada seria al bicolor, que no tardó en notar esos agravados ojos azules sobre él. 

—Bueno, creo que me iré. ¡Adiós!

Huyó, Gen, como siempre. La ojiazul suspiro, y volvió su mirada al pensativo Senku. Se sentó a su lado, y posó su mano en la espalda del mencionado. 

Este sintió un escalofrío, realmente sentía una gran diferencia entre el contacto de Kohaku con el de... Gen. ¿Por qué era? ¿será esto positivo o no? y si así era, ¿desde qué perspectiva era más cálido? 

—¿Qué te sucede Senku?

—Nada.— dijo cortante.

¿Empezó a hacer frío de vuelta? 

—¿Por qué estabas con Gen?— la pregunta de la rubia sonó algo demandante. —¿Aquí?

—Nada.— el ojirubí no apartaba su mirada del suelo. Sin embargo, esta vez ella no le creyó, así que tuvo que confesar después de ese silencio abrumador.— Quería estar solo, no es nada en especial, y Gen me siguió. No paso nada, enserio. 

 Kohaku tenía sus dudas, pero no se sentía en el derecho de recriminarle, después de todo, le había contestado, y Senku era directo, no mentiría... Claro.

— ¿Por qué tenía tu abrigo?— no dejó respirar al contrario. — ¿Y por qué te sostenía? ¿te amenazaba? ¿te embrujó? ¿por eso tenías los ojos brillosos?

—Jajaja, no, no. —Senku comenzó a darse cuenta que tenía que actuar normal. — El idiota no trajo su abrigo, no quiero que nadie se enferme. Y respecto a porqué me sostenía... El dijo que se preocupo y que avisará la próxima vez, digamos que solo me regaño. 

Ishigami se sentía extraño.

—Oh, ya veo. — no se sentía muy conforme a pesar de la respuesta brindada. Ellos se quedaron un rato más ahí. 

Un tiempo, en donde no hablaron, simplemente sentían la fresca brisa fría, el nublado cielo que también sentía frío, y los suspiros del invierno.

— ¿Regresamos?— preguntó ella.

—Claro.— Kohaku se levantó y extendió su mano, desde abajo, el vio a la rubia. El viento chocaba en su fina cara revolviendo su dorado cabello. ¿Por qué tenía que hacerle esto a esta chica tan pura? no tenía que tener dudas. —Volvamos. 

Mientras la conversación se desarrollaba, cierto mentalista corría por el bosque. Se sentía agitado, no por estar corriendo. Siendo sincero, no sabía porqué le pasaba. Pero, estaba feliz. 

Llegó, hacía su morada, casi sin aliento. Atinó en recostarse, aún tenía el abrigo del menor puesto pero poco le importó. Suavemente agarró entre sus manos un pedazo de tela del saco y sentía como su corazón, sin razón aparente no paraba de latir. 

Sin darse cuenta cayó profundamente dormido, no había descansado bien y correr tanto lo agotó significativamente.

Pasaron unos minutos cuando Senku y Kohaku llegaron, todo el mundo ya se había despertado y realizaban sus respectivas tareas. Eran días fríos, pero que con el calor de la ciudad no se pasaban tan mal.
Pasaron horas y el científico sabía que faltaba alguien.

—Chrome. ¿Y Gen?

—Mhmm, de seguro sigue durmiendo, con la hora que es, si será. Ve a despertarlo.

—¿Eehhh? ¿por qué yo?

—Bueno, si no quieres iré yo. — respondió el castaño en un suspiro.

Senku achicó los ojos.

—No, ya voy. — dijo y se dirigió allí.

¿Gen se habrá dormido? quizás no está ahí, ¿y si se perdió en el bosque? ¿alguien lo atacó?
Ishigami se hacía esas preguntas, mientras que abrió lentamente la puerta para encontrarse el dormido mentalista. Era una imagen tierna, este yacía abrazado a él mismo. Cabe recalcar que con el abrigo del menor, lo que provocó ciertos escalofríos en este.

Menos mal que no vino Chrome.

Senku se acercó lentamente. Lo único que se escuchaba en esa habitación eran los suspiros de Gen.
Y empezó a pegarle palmadas en la cabeza. (¿Qué esperaban?)

—¡Ayayayay! — despertó el pobre bicolor. —Senku-chan, podrías ser más amable.

Este se frotó los ojos, no se sentía muy bien.

—Ya es hora de levantarse, ¿por qué te acostaste de nuevo? Devuélveme mi abrigo.

Gen recordó lo sucedido y apresuradamente le tendió el saco. Se había puesto un poco nervioso.

—¡Achiss! — soltó el mayor.

Un Senku completamente enojado miró al mentalista.

—Gen... Si te resfriaste, prometo hacerte una linda tumba. — dijo MUY amenazadoramente.

El mencionado empezó a "llorar".

— Pe-pe-pero Senku-chan, no quiero morir! — sostuvo al ojirubí. — Perdóname y dame algún medicamento Senku, porfavor.

El susodicho miró a Gen, que había puesto su cara más tierna para intentar influenciarlo. Él estaba muy cerca.

—Bueno, quítate. Quédate ahí recostado y te traeré un té, así no pasa a mayores. Piensa la próxima vez que camines por el bosque con estas temperaturas.

—¡Si, si! —dijo, sentado mientras asentía con la cabeza.

Komorebi | SengenWhere stories live. Discover now