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— ¡GEN! ¡MAGO DE CUARTA! —era inútil, el mencionado no aparecía.— Maldición, ¿dónde planea quedarse?

Sintió el crujir de hojas, pisadas justo atrás de él. Como un leve atisbo de esperanza, que inundó su corazón y marcó una sonrisa en su rostro, giró.

— ¿Gen? —su rostro se tornó serio en cuanto divisó quién era en realidad.

— Vamos, esfuérzate un poco en disimular tu decepción. —Dijo Kohaku.— Perdón, no soy la persona que esperabas ver, ¿cierto?

En efecto.

— Haku... Si me disculpas, tengo que encontrar a ese mentalista. No será ventajoso para nadie si vuelve a enfermarse o herirse mientras jugamos a las escondidas.

— Senku. —Exclamó con los puños apretados y con la luz de la luna como única testigo.— Perdón. Lo siento. Él está desaparecido por mi culpa.

La rubia se esforzaba para mantenerse firme y no quebrarse en el intento.

— Siento todo lo que te dije. No estaba ni nunca estuve en el derecho de afirmar ese tipo de cosas. —tomó una pausa.— Te quiero un montón, tanto. Ese es mi problema. Simplemente me costaba asimilar que no me quisieras tanto como yo lo hacía.

— ¿Qué?...

— Todo este tiempo quise sujetarme a la idea de que Gen quería alejarte de mi, por lo que le eché toda la responsabilidad. Nunca te pregunté tu opinión o cómo te sentías al respecto. Herí muchísimo a Gen, mintiendo y confabulando en su contra. Incluso tenía planeado hacer algo terrible... No sé en qué estuve pensando todo este tiempo.

A pesar de estar en una temporada calurosa, sentían brisas débiles debidas a las horas de la noche que se aproximaban.

— Está bien, Haku. —Senku estaba sorprendido.— Lamento no haberte sido de mucha ayuda, o quizás no ser muy buen novio... En fin, nunca se me dieron bien esas cosas.

— Jajaja, lo sé. —sonrió entrañablemente.— No estaba en el derecho de tratarte de esa forma anoche... Pensé que no podías entender lo mucho que te necesitaba...

Ella se tomó unos segundos para formular sus palabras.

— Pero me di cuenta, después de tanto tiempo, que no tengo qué necesitarte, no quiero eso. Después de todo, soy una leona... Y... Lo único aue realmente necesito es estar bien primero conmigo misma. —Su lucha interna, la pequeña Suika, Ruri, Gen y Senku habían hecho que vea eso.

— Me alegra que cambiáses esa forma algo molesta de ti. Estás perdonada, espero que puedas centrarte más en ti misma. —Senku se acercó y le tendió un brazo en aquel pequeño hombro.— Terminemos.

— Vaya... —La rubia se estaba limpiando la cara.— Siempre fuiste así de directo, ¿no?... Bueno, ahora otra persona tendrá que lidiar con eso...

— Sí. Pero primero tengo que reencontrarme con él. Todo esto no fue una pérdida de tiempo, agradezco todo lo bueno que me brindó esta relación. Espero sea igual para ti.

— ¡Claro que sí! —Kohaku sonrió, y se dieron un abrazo. Uno que selló y concluyó aquel noviazgo que tuvieron; después de varios desencuentros, por fin todo estaba en su lugar para ambos.— Realmente nunca me sentí satisfecha mintiendo tanto, pero sentía que era lo único a lo que podía recurrir.

— Lamento no haber sido buena pareja para evitar eso...

— No, para nada. —Se separaron— ¡Suerte con Gen, realmente quiero pedirle unas disculpas!

— Claro.

///

Pasaron unos días desde lo acontecido, Kohaku estaba feliz de haberse asincerado y Senku sentía haber perdido un enorme peso que lo consumía por la culpa. Sin embargo, otro más doloroso se le había colocado: no habían rastros del mentalista, y eso lo perturbaba profundamente.

En todo este tiempo que se había amigado con sus sentimientos, recordó a su padre. Experimentó emociones que nunca antes se imaginó, a pesar de ser sarcástico y despreocupado acerca de ello, realmente sentía un amor profundo que le hacía sonreir involuntariamente, y sobre todo, se había enamorado de Asagiri Gen.

¿En dónde estará?

Al final, podría agradecerle por todo lo nuevo que le había brindado a su particular vida, y corresponder sus sentimientos.

///

— Uuf... Quién diría que sería tan duro ir descalzo por el bosque... —Gen caminaba entre las plantas del lugar con mucho sigilo pero atrevimiento al mismo tiempo.— Aah...

El bicolor se sentó, agitado del cansancio y agotado. Solo había llevado agua suficiente para unos días más, más no sabía sí volver sería lo mejor.

"¿Por qué escribí esa carta? ¡Aaahhh, que vergonzoso!" se ponía rojo de tan solo pensar en ello, agarraba su cara, ambas mejillas, pero no podía evitar sonreir y mover las piernas como so fuese una adolescente y su crush.

— Hace demasiado que no tengo protagonismo. —¿Oh?— Quizás debería regresar... Quiero verlo de nuevo...

Esperaba que Kohaku estuviera bien, además de Senku, obviamente. Seguía sintiéndose con la culpa de haberse enamorado de alguien que ya tenía una excelente pareja, eso era terrible.

Pero más allá de que este lo vaya a rechazar o no, decidió no escapar del problema, e ir a dar la cara. Su mente se encontraba en una batalla dónde estaba dispuesto a ganar, aunque le costase, quería lo mejor para él y para los que lo rodeaban.

Cuando se dispuso vagamente a emprender su regreso, pudo ver asomándose lentamente una figura entre los árboles.

— Oh. ¿Senku-chan-? —Se puso palido del terror cuando apareció un gran oso justo frente a él, mirándolo ferozmente. Había aparecido de la nada en su cara.— Oh, mi#rda.

/// Un fuerte estruendo se escucha desde lo más profundo de la selva, Senku, junto a Chrome y Kohaku se encontraban buscando a Gen por las cercanías.

— ¿Qué fue ese ruido? —preguntó el castaño.— ¿Estará Gen?

Ishigami abrió los ojos y se concentró en dirección del sonido para intentar escuchar con más detenimiento, sin embargo, solo escuchaba el vago ruido que siempre musitaba la naturaleza, a excepción de...

— Vayamos por allí. —Señaló por dónde había escuchado unas pisadas, distinguiéndose entre los demás ruidos.— Ustedes vayan juntos por ese lado, yo iré más adentro si hace falta.

A Senku la aterraba la idea de que algo malo le ocurriése a Gen solo por estar huyendo de él.

— ¡Senku, ve con cuidado! ¡asegúrate de regresar con él! —Exclamó la rubia.

—Obviamente.

Komorebi | SengenWhere stories live. Discover now