Capítulo 17: La fiesta

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POV POCHÉ

*Flash back*

Daniela Calle: Lo siento, estaba muy confundida pero me di cuenta que con quien quiero estar es con Johan, espero algún día me puedas perdonar.

María José: ¿Estas segura de esto?

Daniela Calle: Lo lamento tanto.

Mientras leía el texto una y otra vez, tratando de entender por qué Calle había tomado la decisión de romperme el corazón, las palabras de Aida no dejaban de dar vueltas en mi cabeza.

-Pero amiga en serio, se ve que a ti te gusta mucho Dani, y ella parece estar confundida. Solo ten cuidado si, tómalo con calma.

Y recuerdo claramente la respuesta que le di, le dije que lo haría, que lo tomaría con calma, pero entonces ¿por qué me duele tanto? ¿por qué siento que me cuesta respirar? Estas malditas ganas de llorar toda una vida. Me siento como una completa estúpida, sin saber que carajos hice mal.

-Fuck!! -repliqué frustrada, lanzado contra la pared, un vaso con whisky que tenía en la mano.

-Debe haber una explicación, tiene que haberla. Todo lo que vivimos en Miami fue real -me dije a mi misma, mientras buscaba su número entre mis contactos.

Tal vez fue el efecto del alcohol en mi sangre, o tan solo mi urgencia por hacer lo que sea para tenerla en mi vida como yo quería, no pensé lo suficiente y en busca de una explicación más razonable la llamé una, dos, tres veces pero jamás contestó.

-Poché acordamos esperar que Johan volviera del viaje de negocios al que fue enviado y haríamos esto juntas, osea no juntas, bueno tu sabes a lo que me refiero. ¿El mismo día si?

-Y después...

-Y después tu yo yo tendremos todo el tiempo del mundo para no extrañarnos más... ¿Está bien? ...

Sus palabras sonaban en mi cabeza, como un eco constante. Ella quería esto tanto como yo, ella me lo dijo, ¿o acaso eso fue lo que yo quise creer?

Sin haber podido dormir en lo absoluto, apenas amaneció decidí tomar una ducha rápida en un intento de disipar la migraña a causa de todo el alcohol que había ingerido la noche anterior. A diferencia de otras mañanas, no me tomé mi tiempo para escoger mi outifit del día. Lo único que quería era llegar a Garzón Industry y obtener respuestas, así que me puse lo primero que encontré.

Eran las 8 am cuando llegué a la empresa y aun no había señales de mi asistente, tal vez solo era muy temprano, pero parte de mi temía que ella no llegara a trabajar más.

Pasó al rededor de media hora cuando vi a Daniela acercarse a su escritorio, y a diferencia de otros días, ni por un segundo dirigió su mirada al interior de mi oficina. Yo por otro lado no podía dejar de observarla, y justo cuando la iba a llamar, se puso de pie e ingresó a donde yo me encontraba.

-Buen día señorita Garzón -saludó si ni si quiera mirarme a los ojos.

Un gran silencio invadió el lugar. No fui capaz de responder su saludo por miedo a que escuchara mi voz quebrarse, no quería verme débil y desesperada, pero esa era mi realidad.

En cuestión de segundos, todos los recuerdos que tengo con ella invadieron mi mente. Brasil, Ramón, como a diario me traía el desayuno, como la había hecho mía en Miami, ese viaje en mi yate, como nos entregamos en la piscina, como un día de la nada había llegado a mi departamento a decirme más convencida que nunca, que con quien quería estar era conmigo.

CON LAS GANAS | CACHÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora