Capítulo 18.

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Amelia

Era sábado por la mañana, nuestro día libre de trabajo. Un día como cualquier otro, o al menos eso intentaba pensar.
Ese día Teddy regresaba a Seattle, no me molestaba en absoluto, comenzaba a ser amiga de la idea porque no tenía más opciones y porque creía que era lo mejor para la pequeña Allison.
Desperté y giré para observar a Owen, pero no estaba en su lugar, me encontraba sola en esa cama tan grande. Nuestra cama.
Pasaron dos días desde lo sucedido con Owen y el conflicto que generó el regreso de Teddy, pero ya estaba cansada de pasar por eso.
No hablábamos en ningún momento, sólo si se trataba de los niños. Él no quería ni siquiera mirarme y no entendía por qué, ya le había aclarado sus dudas, confiaba en él y quería que todo entre nosotros estuviera bien. Pero sinceramente no sabía durante cuánto tiempo iba a sostener lo último, porque no podía soportar el hecho de que el pelirrojo ni siquiera se preocupe en nosotros.
Por las noches sus cálidos brazos me envolvían y me protegían de todo. Me brindaban todo el amor y la calidez que durante el día no eran capaces de dar, porque su propio orgullo no lo permitía.
Me levanté y sonreí extrañada al notar que Esme no se encontraba en su cuna, probablemente se encontraba junto a Owen. Siendo amada por él una vez más.
Y comprobé mi teoría cuando llegué a la cocina y ambos se encontraban allí, entendiéndose a la perfección.
Owen sostenía a Esme en sus brazos mientras que la pequeña reía con dulzura al ver que Owen emitía gestos divertidos sólo para ella. Admiré durante algunos minutos esa escena y sonreí avergonzada al notar que el pelirrojo notó mi presencia.
Su semblante cambió al instante por uno más serio y suspiré cansada de esa situación.
-Buen día bonita-dije y tomé en brazos a mi bebé, que sonreía pero al mismo tiempo suplicaba por regresar con Owen. -Oh, creo que no soy tan divertida como él.
Owen rió y automáticamente volvió a cargar a Esme.
-Creo que tu mamá es más simpática-dijo y me observó. -Y más bonita.
Reí extrañada mientras terminaba de chequear que todo estuviera en orden con el trabajo y, para mi suerte, todo estaba bien.
Desde que había regresado a trabajar, Bailey era mucho más estricta con Derek y conmigo. Por supuesto intentábamos no fallar en nada y ser perfectos en todo momento mientras trabajábamos, un mínimo error podía jugarnos en contra.
-Amy-Owen rompió el silencio. -¿Podemos hablar?
Lo observé y asentí con una sonrisa, hablar era bueno y lo necesitábamos.
-Lamento mucho haberme comportado mal contigo durante estos días-confesó. -Pero estaba enfadado contigo.
-Sí confío en ti-confesé. -Creo que algunos malos recuerdos invadieron mi cabeza y por esa razón me enojé y arruiné todo.
-No permitiré que digas eso-dijo. -Porque yo también soy culpable aquí.
-¿Culpable por qué?-pregunté sin entender.
-Esos malos recuerdos que tanto te atormentan a veces no existirían si no fuera por mi culpa, puedo entender tus miedos porque yo mismo fui quien los creó-dijo y noté el arrepentimiento en sus ojos, algunas lágrimas comenzaron a deslizar por mis mejillas. -Cuando todo esto sucedió querías hablar conmigo para solucionar las cosas y yo solo te di la espalda. Pero mi enojo no era contigo, ni por tu culpa-llevó toda su concentración a Esme, que luchaba por bajar de sus brazos. Cuidadosamente la dejó sobre el suelo, mi bebé comenzó a agitar sus brazos emocionada y soltó una dulce carcajada. El pelirrojo más bonito de todos me observó nuevamente y sonrió apenado. -Tus palabras me dolieron, pero tú sólo tenías la razón de todo.
-Sé que podemos construir mejores recuerdos juntos-dije. -Estoy segura de eso y también estoy segura de que jamás encontraré a alguien mejor que tú. Te amo Owen, y quiero que de ahora en más todo aquello que pueda llegar a molestarnos lo hablemos.
Asintió y se acercó a mí.
Rodeó mi cintura con sus brazos y no esperó ni un segundo más, me besó.
Extrañaba besarlo, extrañaba sus sonrisas y sus palabras, sus ocurrencias extrañas. Lo extrañaba y sólo habían pasado dos días, pero en ese instante supe que no importaba el tiempo, no quería que sucediera algo similar nuevamente.

Owen

Amelia sonreía entre besos y yo sentía que me moría de amor por ella. Era la indicada sin importar qué, quería vencer cada obstáculo junto a ella.
Amy rompió el beso y bajó su mirada, imité su acción y rápidamente nos separamos para observar a Esme, que había llegado a nosotros por cuenta propia. 
-¿Cómo es que llegó con nosotros?-preguntó con una sonrisa encantadora y sonreí también.
-Creo que alguien intenta independizarse-dije y sonreí. -Quizás ya no quiere depender de los brazos de su mamá con tanta frecuencia como antes.
-Esme aprendió a gatear-dijo y nuevamente algunas lágrimas comenzaron a deslizar por sus mejillas. -Lo siento, creo que el embarazo y las hormonas provocan que esté sensible.
Reí y llevé mis pulgares a sus mejillas para limpiar sus lágrimas, luego besé su frente y finalmente ambos tomamos asiento en el suelo junto a Esme para continuar estimulando a la pequeña.
Y poco a poco, de una manera un poco torpe, comenzó a gatear de un lado a otro para llegar hacia nosotros. Logrando matarnos de amor en cada momento.
-¡Eso es Esme!-gritó Amelia y abrió sus brazos para cargar a la pequeña, se veía agotada.-¡Ven aquí!
La bebé, un poco cansada, colocó su cabeza sobre el pecho de Amelia y me observó con una sonrisa. Sus pequeñas manitos se aferraban a la camisa de Amy, el amor de mi vida mecía a Esme y besaba su cabeza dulcemente por momentos.
-Eres tan perfecta-susurré encantado y vi a la bebé cerrar sus ojos cuando Amelia depositó un último beso en su cabeza.
-Y tú eres tan perfecto, Owen-susurró y besó mi mejilla delicadamente para no despertar a Esme.
Cerré mis ojos para sentir el beso de una forma más bonita y sonreí.
-Iré a dejar a esta pequeña en un lugar más cómodo para descansar.
-Estoy seguro de que tus brazos son el lugar más cómodo para descansar-dije.
-Lo sé-respondió y ambos reímos. -Pero pronto despertarán los niños, Esme despierta fácilmente y no quiero que esta pequeña despierte malhumorada, debe descansar-besó la frente de la bebé con cuidado. 
Asentí y observé cómo se alejaba.
Finalmente Amelia y yo estábamos bien, nuestra relación estable y no podía sentirme más feliz, porque la amaba. Había sido difícil escuchar esas palabras salir de ella, pero la culpa también era mía.
Sonreí mientras imaginaba a nuestro bebé en camino, probablemente sería tan perfecto o perfecta como ella. Moría por sostener a ese bebé en mis brazos lo más pronto posible, pero debía esperar algunos meses más, el embarazo aún estaba en su primera etapa.
-Buenos días-dijo Sammie y sonreí, se veía hermosa. -¿Podemos ir al parque junto a Heather en la tarde?
-¿Solas?-pregunté.
-También irán algunos de nuestros amigos, será divertido y prometo que vamos a regresar temprano.
-Pueden ir-sonreí.
-¡Eres el mejor!-sonrió y me abrazó.  La aferré a mí con fuerza y besé su cabeza. -¿Podrías convencer a mamá?
Negué con la cabeza divertido.
-Probablemente será fácil convencerla-sonreí. -Pero no puedo intentarlo por ustedes.
Asintió y besó mi mejilla.
-Iré a despertar a Heather.
Sonreí. Amaba y admiraba la complicidad de ambas.

||Segundas oportunidades||•𝙤𝙢𝙚𝙡𝙞𝙖•Where stories live. Discover now