Capítulo 12:Hada madrina

201 21 4
                                    

Amelia

-Sam y Heath irán contigo-sonreí. -Leo, Allison y Esme se quedarán conmigo.
-¿Crees que podrás con todos?-preguntó Owen.
-Sí-respondí confundida ante su comentario. -Siempre puedo.
Rió y depositó un suave beso en mi mejilla.
- Yo puedo quedarme y ayudarte con los niños-propuso Sammie.
La observé divertida y negué. Por supuesto que no aceptaría su propuesta, significaba no asistir al instituto.
-Puedo con los tres más pequeños, pero gracias-sonreí. -Ahora terminen de prepararse, su padre debe llegar temprano al trabajo y ustedes también.
Samantha y Heather asintieron sin protestar y abandonaron la cocina para dirigirse hacia sus habitaciones.
-Amo cuando cumples el rol de madre-confesó Owen.
- Es temprano para que utilices palabras dulces conmigo, Hunt-dije.
-Eso no fue tan dulce, pude haber sido verdaderamente dulce.
Giré para observarlo y sonreí al notarlo cerca mío.
Podía sentir su respiración casi como si fuera mía, sus ojos observaban mis labios con deseo y sus manos se encontraban sobre mis mejillas.
-¿Qué podrías decirme para ser verdaderamente dulce conmigo?-pregunté y mordí mi labio de forma intencional, porque sabía que eso lograba hacerlo enloquecer.
-No es momento ahora-respondió y finalmente capturó mis labios con los suyos.
Nos besamos lentamente, pero con necesidad, como si nuestra vida dependiera de ese beso.
Y aunque nuestras vidas no dependían de ese beso, el resto del día sí, porque ya no podíamos besarnos hasta que la noche se hiciera presente.
-Extraño verte en el hospital-confesó al finalizar el beso. - No es lo mismo sin ti. Tom Koracick es insoportable y arrogante.
-Pero es bueno en su trabajo-dije. -Debes pensar en eso. Confío en él y sé que si Derek no está para reemplazarme Tom es una buena opción.
Asintió y me envolvió con sus enormes y cálidos brazos.
-¿Por qué siempre tienes las palabras perfectas para todo?-preguntó.
- No lo sé-respondí y coloqué mis brazos alrededor de su cuello para aferrarme a él. -¡Que tengas un bonito día!- le regalé una sonrisa finalizando nuestro abrazo.
Giré mi cuerpo para observar a mis dos hijas mayores, que ya se encontraban junto a nosotros.
-¡Suerte para ustedes también pequeñas!
Ambas se despidieron dejándome en claro que no tenían fuerzas para ir a estudiar y salieron de nuestra casa junto a Owen.
Suspiré y tomé asiento en el sofá, el ambiente estaba envuelto en un completo silencio que sólo me llevaba a pensar en lo que había sucedido hace un día.
Ya extrañaba el hospital y todo lo que se relacionaba con él. Me sentía arrepentida por lo que había hecho, pero no podía retroceder el tiempo y cambiarlo así que sólo me quedaba visitar nuevos hospitales y asistir a entrevistas.
Owen decía que no debía preocuparme, que quizás sería bueno para los niños que pasara unos días junto a ellos. Pero yo también deseaba trabajar de lo que más disfrutaba.
De todos modos pasaría unos días junto a ellos y les daría todo el amor posible, era nuevo para ellos y en cierto punto también lo era para mí, estaba acostumbrada a una rutina totalmente diferente.

Owen.

-¿Por qué mamá no asistió al trabajo hoy?-preguntó Sam.
-Porque no se sentía bien-respondió Heather con seriedad. -Aunque no parecía estar mal mientras estaba contigo-me observó extrañada.
Amelia había decidido no informarle a nuestras hijas sobre lo sucedido. Sólo que no sabía cómo podría fingir que asistía al hospital sin hacerlo realmente.
Según ella nuestras hijas podrían decepcionarse, intenté hacerle creer lo contrario pero es muy difícil teniendo en cuenta cómo es Amelia.
-Quizás no quería preocuparlas, sabe que hoy es un día complicado para ustedes.
Y sobre lo último no mentía, hoy tenían dos exámenes importantes y no era nada fácil para ellas.
-Sigue siendo extraño para mí-soltó Sam.
Sonreí mientras conducía y escuchaba atentamente cómo conversaban. Podían tener un gran parecido a mí en cuanto al físico, pero su carácter era nada más ni nada menos que el de Amelia Shepherd. Admirable.
-Buena suerte-sonreí y observé cómo se alejaban.
Caminaban coordinando sus pasos, sus movimientos, todo. Eran demasiado parecidas entre sí.
Me sentía algo extraño, ambas estaban creciendo y dejaban de ser niñas pequeñas que buscaban consuelo en mis brazos durante las noches. Ya no me pedían un cuento para dormir, ni que me recostara junto a ellas para asegurarme que nada podría hacerles daño. Porque estaban creciendo y todo era distinto.

||Segundas oportunidades||•𝙤𝙢𝙚𝙡𝙞𝙖•Onde histórias criam vida. Descubra agora