c u a r e n t a y d o s (ii)

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— ¿HyeRi?— exclamó, sus ojos se abrieron en sorpresa y pestañeó un par de veces, como si fuese mentira que estuviese ante él en ese momento — ¿qué haces aquí?

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— ¿HyeRi?— exclamó, sus ojos se abrieron en sorpresa y pestañeó un par de veces, como si fuese mentira que estuviese ante él en ese momento — ¿qué haces aquí?

— Es una larga historia — comenté breve, el poco ánimo que tenía era evidente, no quería hablar del tema, porque era lo único en lo que había estado pensando durante las largas horas de espera, estaba cansada de darle vueltas y vueltas — esto es lo único bueno que me ha pasado en todo el día — alcé la mano que sostenía el cuaderno que me entregó en enero, e intenté sonreír medianamente, pero mis comisuras duraron elevadas pocos segundos.

— ¿Estás aquí para decirme eso? — se rió marcando sus hoyuelos, pero aquella sonrisa duró poco, sospechaba que algo iba mal, y no se equivocaba. Siempre sabía todo, tenía la capacidad de leerme tal y como leía sus libros favoritos.

— ¿Si te digo que sí me vas a creer? — evité aquella pregunta, comenzando a andar hacia la parada de autobús, y él me siguió enseguida.

En realidad su presencia me alegró tanto que sentí como el peso de mis preocupaciones y mis pensamientos se hizo mucho más liviano. Hoy cargaba su abrigo oscuro de nuevo, su pelo castaño estaba ligeramente más ondulado de lo normal y me percaté del sueño que debía tener, en realidad se le veía cansado y unas leves ojeras decoraban sus felinos ojos.

"Menos mal que le tengo a él"

— Sabes que no — me dijo metiéndose las manos en los bolsillos de su abrigo, mirando al suelo mientras un suspiro se escapaba de sus labios — ¿Qué ha pasado? ¿Por qué no me has llamado antes?

— Te prometo que te lo contaré, pero no quiero hablar de eso ahora — volvió a suspirar, y yo me alegré de que no formulase más preguntas.

Cuando llegamos a la parada mi brazo hizo paso entre el suyo y su cuerpo, entrelazando nuestros brazos, y él bajó su rostro hasta el mío, pero yo apoyaba mi sien en su hombro, como descansando de aquel terrible día. Él era el único apoyo ahora.

Pareció estremecerse pero jamás rechazó mi contacto, aunque es cierto que podía resultar extraño porque en nuestra amistad no había tanto contacto físico, aunque yo a menudo me preguntaba si podría abrazarle como aquella vez en el autobús cuando él, prácticamente, me obligó. Aunque sería diferente si yo lo hacía sin razón alguna, ¿le molestaría?

— HyeRi, ahí viene tú autobús — me comentó de pronto llamando mi atención para que no perdiese el autobús, pero se equivocaba, aquel no era mi autobús.

Hizo el amago de levantar su brazo izquierdo, el que no se entrelazaba con el mío, para llamarlo. En cuanto lo subió yo me deshice de nuestros brazos entrelazados y quedé enfrente a él, tan próxima que podía sentir su cálida respiración en mi rostro aquella noche de marzo. Bajé el brazo que había levantado, tomando directamente su mano y bajándola.

Me miró tan aturdido que enseguida levanté mi mano de la suya, y volví a notar la mía fría. Sus manos irradiaban calidez a pesar del frío, y en cuanto pude tocarla me pregunté qué sería entrelazarla con la mía. Las mías estaban congeladas. Pero de nuevo, tal vez él no quería.

-ˏˋ ⁿᵃᵐʲᵒᵒⁿ | 𝗯𝗹𝗼𝘀𝘀𝗼𝗺𝘀 𝗼𝗳 𝗳𝗮𝘁𝗲 ࿐ྂDonde viven las historias. Descúbrelo ahora