Capítulo 17

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-Veo que has administrado la mansión correctamente. -decía su padre, mientras miraba la documentación que le había proporcionado. -El próximo mes empezaras a trabajar en la empresa, primero como auxiliar de gerencia. ¿Está bien?

-Sí, padre. -respondió Joss, con tono serio.

El hombre frente a él, era bajo, de piel blanca y ojos castaños. Algunas arrugas lograban apreciarse en su rostro. Aunque sabía que éste sólo lo veía como un empleado más, le debía un poco de respeto, siempre actuaba de aquella manera cuando hablaban.

Algo tan simple como recibir y llevar a cabo las órdenes del señor Atthaphan.

Luego de que terminaron de corregir ciertas cifras y dejándole nuevas instrucciones, su padre le ordenó salir del estudio.

Joss cerró la puerta de madera, que parecía a sacada de la antigua monarquía.

Sus pies lo dirigieron hacia su propia oficina en la mansión, él tenía un ala donde se encontraba su habitación, una sala de estar, un pequeño gimnasio, un sótano y por último su estudio.

En realidad la mansión en la que vivían había sido habitada antes que la guerra y la actual sociedad la destrozaran, su padre la había comparado a un precio bastante bajo para ellos y algo alarmante para gente ordinaria.

La habían remodelado, no quitando la elegancia que la hacía resaltar de las casas y edificios actuales. Se podría decir que era una mansión moderna, con ciertos toques monárquicos, como la fachada con grandes pilares, puertas enormes y escaleras infinitas.

Su ala, que había sido ocupada como estudio de guerra, la había remodelado por completo, reconstruyendo habitaciones y decorándolas de un estilo monocromático, la mayoría de enseres estaban en una escala de grises y blanco.

Cuando llegó a su oficina, tomó asiento en el gran escritorio descansando su cabeza hacía atrás, cerró los ojos.

Se sentía cansado, pero feliz a la vez.

Sonrió, al tiempo que su mano derecha acariciaba el sobre en su escritorio, y su otra mano acariciaba sus labios.

Se sentía dichoso, realmente dichoso.

Él no te ama. Dijo la voz en su cabeza.

-Pronto lo hará, el que haya tomado la iniciativa ha sido un gran paso. -dijo frunciendo el ceño.

¿Eso crees? Sabes que no durará.

-¡Cállate! -gritó, golpeando la superficie de madera y poniéndose de pie.

Las risas en su cabeza se burlaban de él, lo sabía. Pero estaban equivocados y él lo iba a demostrar.

Se sentó y cerró los ojos por segunda vez, necesitaba descansar o el dolor de cabeza lo mataría.

Lentamente se fue sumiendo en un sueño profundo, las imágenes de él y su gemela acudieron como siempre que dormía. El mismo sueño todas las noches.

Los iban agarrados de la mano y corriendo por el piso de madera, la risa de ambos resonaba en el lugar, se paró en seco y pellizco las mejillas de ella, sus hoyuelos asomados a todo esplendor.

La puerta sonaba de repente y ellos corrieron a esconderse bajo la mesa de la pequeña cocina, dos figuras borrosas discutían arduamente. A Emma se le aguaron los ojos y él tuvo que taparle los oídos para que no escuchara lo que los adultos decían.

Él también cerró los ojos.

-Vamos a ir presos ¿lo entiendes?-gritaba, la mujer. -si se enteran que estoy embarazada, vamos a morir.

Latidos -OffGunWhere stories live. Discover now