d e u x

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—¿Hace cuánto que vives aquí?—había preguntado Jeongin en algún momento de uno de sus seis primeros encuentros.
—Desde los dieciséis. Me mudé aquí con mi madre cuando mi padre falleció.—había contestado Hwang al castaño que lo miraba expectante.—Su sueño siempre fue vivir en París, así que mamá y yo decidimos cumplirlo por él.—finalizó, con una sonrisa nostálgica.
Jeongin le acarició el dorso de la mano, y el mayor se sintió desfallecer bajo su tacto.
—Lo siento.—se disculpó el castaño enseguida al notar la expresión sorprendida del pelinegro.
Hyunjin pareció reaccionar entonces.—No, no me molesta.—contestó, con las mejillas coloradas.
Jeongin le regaló una pequeña sonrisa tímida, y se apoyó de nuevo sobre la pared tras ellos.
—¿Y tú?—empezó el pelinegro, captando enseguida la atención del castaño.—Por qué estás aquí, quiero decir.—se explicó bajo la atenta mirada del contrario.
—Corea no es lugar para mi.—empezó, no muy seguro de que fuese buena idea continuar.—No es sitio para gente como yo.—susurró.
Hyunjin no lo entendió.
—¿Gente como tú?—cuestionó confundido.
Jeongin pareció vacilar ante su respuesta.—Me gustan los chicos.—contestó en un susurro, con la mirada baja y las mejillas coloradas, esperando quizá una mirada de asco del pelinegro.—Mis padres me apoyaron siempre, pero simplemente no podía vivir en un lugar donde cada vez que amo recibo una mueca de asco.
—Oh, es por eso.—murmuró el contrario.—Eso es algo que amo de París, el amor es libre, que es como debe ser.—afirmó, y Jeongin lo observaba curioso, expectante sobre lo que el mayor diría a continuación.—El amor es amor, sin depender del género, y cada uno debería poder vivirlo libremente. Es el sentimiento más bello que existe a mi parecer, y todos deberían tener la oportunidad de experimentarlo.—concluyó, con una sonrisa tímida.
Yang sonrió también, y un cómodo silencio los envolvió a ambos.
—¿Por qué París?—cuestionó de un momento a otro Hwang, girándose hacia el contrario.
Jeongin se encogió de hombros.—Es la ciudad del amor,¿no?—cuestionó, soltando una pequeña risa.—Siempre que leía sobre amor París estaba presente. No lo sé, es una tontería.—sacudió la cabeza ante sus palabras, avergonzado.—Quizá esperaba encontrar a mi príncipe azul por estas calles.—concluyó riendo.
Hyunjin quería ser ese príncipe.
Pero no lo dijo.
Quizá nunca lo hiciese.
Aquella tarde Hyunjin acompañó al castaño de nuevo, que se despidió de él en un abrazo, y el pelinegro envolvió su pequeño cuerpo entre sus brazos sonriendo.
—Gracias por eso.—le sonrió, con los ojos brillantes.—Necesitaba oírlo.—se sinceró, antes de entrar en el edificio.
Hyunjin permaneció allí unos instantes, aturdido.
Cuando la noche lo envolvió volvió a escribirle, con una sonrisa en los labios.

"Me hablaste de amor y yo te di, de forma desinteresada, mi pequeña dosis de libertad.
soñaste con tu príncipe azul, y yo recorrí cada escaparate en busca de un traje adecuado para ir a conquistarte.
París fue tu primer amor.
Y yo, desde esta pequeña jaula de cartas desesperadas escritas por un loco, sueño con que me concedas el honor de ser último.
Pero, de nuevo, solo es eso; un sueño que resplandece en mis orbes desesperados por tu amor."
-H.H

parís [hyunin]Where stories live. Discover now