Lo que pudo y lo que no debía ser

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Ocultaba su rostro en la almohada, tanto para evitar que sus lágrimas fueran vistas como para callar su llanto, no quería que Billy lo viera así, mucho menos explicarle la razón de esto.

Billy entró a la habitación con una sonrisa torpe y alegre, completamente ignorante del chico que se encontraba hecho pedazos en la cama frente a él.

Pocos momentos después de que Mary había dejado la habitación, Darla entró y dejó un pequeño oso de peluche en la cama de Freddy, esperando que esto pudiera ayudarle de alguna forma. Freddy agradecía el gesto, pero realmente no era algo muy útil.

No pudo dormir en toda la noche, solo cambiaba de posición constantemente mientras el volumen de su llanto disminuía levemente con el tiempo, sus ojos estaban hinchados de tanto llorar y no se sentía con la energía para siquiera levantarse.
Escuchaba que Billy lo llamaba para desayunar, pero simplemente lo ignoró sin importar cuanto insistía.
Estuvo toda la mañana en su habitación, escondiéndose en sus sabanas, Mary y Darla trataron de entrar a su habitación y hablar con él, pero Rosa les dijo que era mejor que le dieran algo de espacio, lo mismo aplicaba para Billy.

Al no poder entrar a su habitación, Billy pasó varias horas viendo la televisión en la sala, mientras los demás se encargaban de sus propios asuntos.
De repente se escuchó que alguien tocaba la puerta, Rosa se apuró a responder al ver que ninguno de sus hijos parecía tener intención de hacerlo
—Hola, ¿puedo ayudarte?— Rosa se encontró con un chico que parecía de la edad de Billy o Freddy, aunque un poco más bajito

—Soy Brandon, Freddy y yo somos amigos, ¿se encuentra en casa?— El chico sostenía una pequeña mochila, llena de mucha comida chatarra como papas fritas y helado, además de otras cosas

Rosa se sorprendió al enterarse de que Freddy tenía un amigo que no fuera uno de sus hermanos, pero también se alegraba por él
—Freddy no se siente muy bien— Aún desconocido realmente qué le pasaba, sabía que no estaba en condición de ver a nadie, conocía muy bien a sus hijos

—Lo sé, vengo aquí a ayudarle— Levantó su mochila —¿Puedo pasar?

Rosa dudó al principio, pero ver al chico frente a ella con unos ojos llenos de esperanza y preocupación por Freddy la conmovió y no pudo negarle lo que deseaba
—Está arriba, cuidado con la escalera, tiene un escalón flojo— Se hizo a un lado, dándole paso a Brandon

—Gracias— Se adentró en la casa, mientras caminaba miró de reojo a Billy, dedicándole una mirada llena de odio, cosa que confundió y asustó al mayor.

Brandon subió las escaleras hasta llegar a una habitación con la puerta que tenía una enorme calcomanía del emblema de Superman, definitivamente era la habitación de Freddy.

—Hola— Habló con un tono suave, pero no recibió respuesta por parte de su amigo —¿Estás bien?— Se sentó en la cama junto a Freddy, quien seguía escondido debajo de las sábanas

—...— No respondió nada, ni siquiera quería hablar

—Te traje algunas cosas que podrían hacerte sentir mejor— Sacó la comida de su mochila, dejándola esparcida en la cama

—Déjame solo, Billy— No siendo cuenta de que no se trataba del chico que había roto su corazón, sino que era quien quería repararlo

Brandon se ofendió ante esta confusión —No soy Billy— Jaló la sábana con la que Freddy se cubría —Soy Brandon

—¿Brandon?— Freddy se levantó lentamente, su cabello estaba hecho un desastre (más de lo normal), sus ojos estaban hinchados y podían verse lágrimas secas en su pijama —¿Qué haces aquí?

T《h》E O - [Freebat/Breddy]Where stories live. Discover now