15.

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Como buen mejor amigo, le conté absolutamente todo a Niall, pidiéndole consejos. Y él, como el paciente y buen ser de luz, dijo que me apoyaría en cada decisión que tomara.

Así que, de esta forma, la coquetería entre Harry y yo fue haciéndose más común y en mayor cantidad.

Ambos habíamos vuelto a hablarnos como novios, a tontear y escribir esos mensajes sosos de:

"Me gustas mucho."

"Me encantas"

"Eres mi bebé"

Todas esas cursilerías. Que, desgraciadamente, a mi me encantaban.

Harry y yo habíamos estándonos viendo constantemente, nos íbamos a un parque cerca de mi casa, incluso el venía a mi casa.

Mi mamá lo conocía, y aunque no aceptara del todo la relación, jamás me dijo nada.

Pasábamos casi todo el tiempo juntos, tanto, que me alejé un poco de Niall y de los demás, aunque aún ellos aún no supiesen de lo mío con el rizado.

Es decir, era el ex de uno de mis amigos, no estaba bien.

El hecho de que Harry me reclamara cada que subía una foto con alguno de ellos a mis redes, me celara cuando los hablaba "de más" o compartiéramos likes o reacciones en nuestras publicaciones, habían influido también al dejarles de hablar.

Yo trataba de convencerme de que me celaba porque le importaba y le daba temor perderme, me sentía algo halagada por el hecho de que me celara, estaba ciego.

Mientras nos frecuentábamos más, más colado me sentía por él.

Su sonrisa, su cabello, su voz, su manera de expensarse. Me tenía tan embelesado, tan tonto.

Y una vez más, en mi mente creció el pensamiento de que definitivamente él era el indicado, aquel que vino a darme esa relación de películas, de cuentos de hadas, el que me hacía sentir como en las nubes con solo una mirada.

Aunque yo mismo me bajaba de esa nube y me repetía que no íbamos a estar juntos por siempre, me decía que en algún punto dejaría de gustarle, y que debía prepararme para eso.

Fall again.Where stories live. Discover now